¿Estamos gobernados en España por una dictadura democrática o por una democracia dictatorial? Sinceramente, creo que sí, que nuestro gobierno, democrático por su elección y formato, tiene comportamientos claramente dictatoriales.
El gobierno es democrático porque ha sido elegido democráticamente y se atiene, en algunos de sus comportamientos, a las reglas del juego democrático. Pero también es dictadura porque funciona como tal en múltiples aspectos, sobre todo porque adopta con frecuencia decisiones contrarias a lo que piensan y demandan la inmensa mayoría de los ciudadanos.
La dictadura es, esencialmente, "el monopolio del poder". Cuando se adoptan decisiones en contra de lo que el pueblo quiere, se está considerando el poder como monopolio y se practica la dictadura.
La reciente decisión del gobierno de trasladar al País Vasco al asesino en serie De Juana Chaos es un claro ejemplo de comportamiento dictatorial, aunque no el único, ya que hay decenas de síntomas inquietantes que otorgan al gobierno Zapatero un claro cariz dictatorial.
Dictadura es beneficiar a una banda criminal, rompiendo el principio de igualdad ante la ley, aunque sea para firmar con los criminales una "paz".
Dictadura es perseguir y acosar a la oposición, cuando la democracia exige que sea la oposición la que acose al gobierno. Dictadura es cerrar los oídos y no hacer caso a las manifestaciones de más de un millón de ciudadanos protestando en la calle. Dictadura es aprobar leyes fundamentales, como los estatutos de Cataluña y Andalucía, con el ridículo apoyo de uno de cada tres ciudadanos, en el caso catalán, y todavía menos, en el caso andaluz. Dictadura es, sobre todo, tomar decisiones que afectan a la vida y al destino de una comunidad en contra de la opinión mayoritaria de los ciudadanos.
Si alguien tiene dudas, que someta a consulta demoscópica popular la aplicación de ventajas y privilegios penitenciarios al terrorista de De Juana Chaos o el Estatuto de Cataluña, consultas que el gobierno no hace porque sabe de antemano que los resultados pondrán en evidencia su comportamiento antidemocrático.
Dictadura es ocupar y someter a la sociedad civil, impidiendo que ésta actue como contrapeso del poder político, como establece la democracia. Dictadura es expulsar al ciudadano de la política, ejercerla como monopolio desde los partidos y llamar al ciudadano, que es el soberano del sistema, sólo una vez cada cuatro años para que elija en las urnas entre unas listas que no puede alterar y que han sido elaboradas previamente por las elites de los partidos políticos.
También es dictadura nombrar magistrados desde los partidos, eliminar la necesaria independencia de los poderes básicos del Estado, invadidos por los partidos políticos o impedir que los representantes elegidos por los ciudadanos como diputados en el Parlamento puedan votar según sus conciencias o en el sentido que les demandan los electores.
Dictadura es también someter a los medios de comunicación a través de pactos y alianzas de intereses y utilizar a esos medios de comunicación afines para confundir, desinformar, engañar y someter.
Dictadura es intervenir en el mercado para que ganen las empresas amigas y para aplastar a las que se consideran adversarias. También lo es perseguir a los adversarios, marginar a los disidentes e impedir que los que no son amigos del gobierno ganen concursos públicos.
Y decenas de comportamientos más, desgraciadamente habituales en la "democracia degenerada" española.
El gobierno es democrático porque ha sido elegido democráticamente y se atiene, en algunos de sus comportamientos, a las reglas del juego democrático. Pero también es dictadura porque funciona como tal en múltiples aspectos, sobre todo porque adopta con frecuencia decisiones contrarias a lo que piensan y demandan la inmensa mayoría de los ciudadanos.
La dictadura es, esencialmente, "el monopolio del poder". Cuando se adoptan decisiones en contra de lo que el pueblo quiere, se está considerando el poder como monopolio y se practica la dictadura.
La reciente decisión del gobierno de trasladar al País Vasco al asesino en serie De Juana Chaos es un claro ejemplo de comportamiento dictatorial, aunque no el único, ya que hay decenas de síntomas inquietantes que otorgan al gobierno Zapatero un claro cariz dictatorial.
Dictadura es beneficiar a una banda criminal, rompiendo el principio de igualdad ante la ley, aunque sea para firmar con los criminales una "paz".
Dictadura es perseguir y acosar a la oposición, cuando la democracia exige que sea la oposición la que acose al gobierno. Dictadura es cerrar los oídos y no hacer caso a las manifestaciones de más de un millón de ciudadanos protestando en la calle. Dictadura es aprobar leyes fundamentales, como los estatutos de Cataluña y Andalucía, con el ridículo apoyo de uno de cada tres ciudadanos, en el caso catalán, y todavía menos, en el caso andaluz. Dictadura es, sobre todo, tomar decisiones que afectan a la vida y al destino de una comunidad en contra de la opinión mayoritaria de los ciudadanos.
Si alguien tiene dudas, que someta a consulta demoscópica popular la aplicación de ventajas y privilegios penitenciarios al terrorista de De Juana Chaos o el Estatuto de Cataluña, consultas que el gobierno no hace porque sabe de antemano que los resultados pondrán en evidencia su comportamiento antidemocrático.
Dictadura es ocupar y someter a la sociedad civil, impidiendo que ésta actue como contrapeso del poder político, como establece la democracia. Dictadura es expulsar al ciudadano de la política, ejercerla como monopolio desde los partidos y llamar al ciudadano, que es el soberano del sistema, sólo una vez cada cuatro años para que elija en las urnas entre unas listas que no puede alterar y que han sido elaboradas previamente por las elites de los partidos políticos.
También es dictadura nombrar magistrados desde los partidos, eliminar la necesaria independencia de los poderes básicos del Estado, invadidos por los partidos políticos o impedir que los representantes elegidos por los ciudadanos como diputados en el Parlamento puedan votar según sus conciencias o en el sentido que les demandan los electores.
Dictadura es también someter a los medios de comunicación a través de pactos y alianzas de intereses y utilizar a esos medios de comunicación afines para confundir, desinformar, engañar y someter.
Dictadura es intervenir en el mercado para que ganen las empresas amigas y para aplastar a las que se consideran adversarias. También lo es perseguir a los adversarios, marginar a los disidentes e impedir que los que no son amigos del gobierno ganen concursos públicos.
Y decenas de comportamientos más, desgraciadamente habituales en la "democracia degenerada" española.