Circulan por Internet, con gran acogida y éxito, textos que reivindican todo lo que las izquierdas han odiado y estigmatizado en las últimas décadas y que pretenden convertir el amor a la patria y a sus símbolos en un rasgo constitutivo de la españolidad. Ese orgullo de ser español, frente al desprecio a España y a sus viejos símbolos, propugnado por las izquierdas, es todo un cambio importante en la ciudadanía española, que después de fenómenos como la rebelión independentista catalana y las reiteradas corrupciones y traiciones de los partidos políticos, parece querer refugiarse en el sentimiento de orgullo patrio para iniciar la regeneración deseada y el resurgimiento de una nación postrada y debilitada por la miseria de los políticos.
Esos textos patrióticos que circulan con fuerza por las redes podrían resumirse, como ejemplo, en el siguiente:
"La izquierda radical dice que eres un facha si quieres a tu país, a tu patria y a tu familia, si quieres que tus hijos crezcan con un padre fuerte y una madre protectora, si deseas ganarte la vida con tu propio esfuerzo, no con el de otros, si te gusta la historia de tus antepasados y si no te avergüenzas de quienes fueron tus abuelos, qué hicieron y en qué creyeron. Según ellos, es facha que escribas y digas España en vez de Estado Español, que añores tu tierra cuando estás en el extranjero, que quieras defenderla de quien quiera ocuparla, mancharla o destruirla. Dicen que eres un facha si te gustan Cervantes, los tercios viejos, la cruz de Borgoña, tu bandera y tu himno, como también lo eres si prefieres la libertad individual al dominio del Estado y si piensas que la educación, el mérito y el esfuerzo deben ser tenidos en cuenta y valorados mas que la vagancia, la vulgaridad y la dependencia del poder. Si eso es así, entonces, para mi, ser facha es un orgullo y una distinción que me eleva por encima de la chusma."
Los izquierdistas, los corruptos y miserables que están habituados a ordeñar el Estado y los ciudadanos abducidos por la que probablemente es la peor clase política de Occidente pondrán el grito en el cielo y acusaran a los que amamos la regeneración y sentimos orgullo de patriotas de ser fascistas pros, pero la verdad es que la resurrección de esos viejos valores y sentimientos, que parecería insólita e increíble hace tan sólo cinco o seis años, es hoy una realidad cargada de esperanza.
Los nuevos sentimientos y valores irrumpen hoy en nuestra vida con fuerza y transforman la sociedad, condenando al fracaso las ganas de gobernar de partidos como el PSOE, Izquierda Unida, Podemos y los odiados nacionalismos, todos ellos unidos por el desprecio y, en el caso de los nacionalistas, el odio a España y a sus símbolos y tradiciones.
Ese sentimiento regenerador no salva al PP, un partido que también ha compartido casi todos los vicios de la izquierda, incluyendo el desprecio a las esencias de España, aunque ahora, a última hora, haya tenido el sabio reflejo de sumarse a la corriente de resurrección del sentimiento español. Pero es tarde también para el PP, un partido que ha apostado por defender las autonomías en lugar de suprimirlas o debilitarlas, como desea el grueso de la sociedad española, y que ha promovido el nacionalismo pactando con los peores enemigos de España en Cataluña y el País Vasco, entre otras muchas renuncia y vicios propios de la izquierda, adoptados vergonzosamente por ese partido, incompatible también con el resurgir de España por estar impregnado de corrupción y falsedad.
El sentimiento de orgullo de ser español es el preludio de otro sentimiento que ya despunta y que irá creciendo con fuerza en los próximos años, desde el corazón de la sociedad española: el deseo de regeneración y de resurgimiento, equivalente al deseo de conseguir un país mucho mas justo, digno y decente que éste que nos han construido nuestros políticos fracasados,
Por fortuna, ahora sí, en España cansada de soportar a ineptos y canallas al frente del Estado, "empieza a amanecer".
Francisco Rubiales
Esos textos patrióticos que circulan con fuerza por las redes podrían resumirse, como ejemplo, en el siguiente:
"La izquierda radical dice que eres un facha si quieres a tu país, a tu patria y a tu familia, si quieres que tus hijos crezcan con un padre fuerte y una madre protectora, si deseas ganarte la vida con tu propio esfuerzo, no con el de otros, si te gusta la historia de tus antepasados y si no te avergüenzas de quienes fueron tus abuelos, qué hicieron y en qué creyeron. Según ellos, es facha que escribas y digas España en vez de Estado Español, que añores tu tierra cuando estás en el extranjero, que quieras defenderla de quien quiera ocuparla, mancharla o destruirla. Dicen que eres un facha si te gustan Cervantes, los tercios viejos, la cruz de Borgoña, tu bandera y tu himno, como también lo eres si prefieres la libertad individual al dominio del Estado y si piensas que la educación, el mérito y el esfuerzo deben ser tenidos en cuenta y valorados mas que la vagancia, la vulgaridad y la dependencia del poder. Si eso es así, entonces, para mi, ser facha es un orgullo y una distinción que me eleva por encima de la chusma."
Los izquierdistas, los corruptos y miserables que están habituados a ordeñar el Estado y los ciudadanos abducidos por la que probablemente es la peor clase política de Occidente pondrán el grito en el cielo y acusaran a los que amamos la regeneración y sentimos orgullo de patriotas de ser fascistas pros, pero la verdad es que la resurrección de esos viejos valores y sentimientos, que parecería insólita e increíble hace tan sólo cinco o seis años, es hoy una realidad cargada de esperanza.
Los nuevos sentimientos y valores irrumpen hoy en nuestra vida con fuerza y transforman la sociedad, condenando al fracaso las ganas de gobernar de partidos como el PSOE, Izquierda Unida, Podemos y los odiados nacionalismos, todos ellos unidos por el desprecio y, en el caso de los nacionalistas, el odio a España y a sus símbolos y tradiciones.
Ese sentimiento regenerador no salva al PP, un partido que también ha compartido casi todos los vicios de la izquierda, incluyendo el desprecio a las esencias de España, aunque ahora, a última hora, haya tenido el sabio reflejo de sumarse a la corriente de resurrección del sentimiento español. Pero es tarde también para el PP, un partido que ha apostado por defender las autonomías en lugar de suprimirlas o debilitarlas, como desea el grueso de la sociedad española, y que ha promovido el nacionalismo pactando con los peores enemigos de España en Cataluña y el País Vasco, entre otras muchas renuncia y vicios propios de la izquierda, adoptados vergonzosamente por ese partido, incompatible también con el resurgir de España por estar impregnado de corrupción y falsedad.
El sentimiento de orgullo de ser español es el preludio de otro sentimiento que ya despunta y que irá creciendo con fuerza en los próximos años, desde el corazón de la sociedad española: el deseo de regeneración y de resurgimiento, equivalente al deseo de conseguir un país mucho mas justo, digno y decente que éste que nos han construido nuestros políticos fracasados,
Por fortuna, ahora sí, en España cansada de soportar a ineptos y canallas al frente del Estado, "empieza a amanecer".
Francisco Rubiales