Si te preguntan si eres monárquico o republicano, responde que eres domócrata. Si te preguntan si eres de derechas o de izquierdas, di que eres demócrata y siéntete orgulloso de tu respuesta porque ser un demócrata verdadero es superior a ser cualquier otra cosa en política.
La democracia auténtica es una gran desconocida. Casi todos los que se declaran demócratas o no lo son o lo son solo en parte. Muchos creen que la democracia consiste solo en votar cada cuatro años y elegir gobernantes. Esa parte es, probablemente, la menor interesante y trascendente del sistema. La democracia es mucho mas que todo eso: un sistema que garantiza la convivencia en armonía, respetando las opiniones diferentes y garantizando la paz incluso dentro de la discrepancia. Pero también es un conjunto de leyes, normas, reglas y valores que convierten al ciudadano en el soberano y protagonista de la política y que someten al poder político y lo controlan, evitando que sea corrupto, arrogante y que desarrolle su tendencia natural hacia el abuso del poder y la tiranía.
Todos los políticos que se declaran demócratas en España son mentirosos y falsos. Ninguno de ellos lo es porque el sistema que han creado y gestionan carece de controles, de valores y de principios que garanticen la igualdad, la justicia y la decencia. Nuestra falsa democracia es un océano de corruptos, aprovechados y falsos representantes de unos ciudadanos que han siudo despreciados y abandonados. Aquellos que afirman que ellos no son corruptos, mienten porque al estar rodeados de corruptos y políticos que abusan y delinquen, ellos guardan silencio y no los denuncian por miedo a arruinar sus carreras políticas, lo que les convierte en corruptos pasivos y en cómplices cobardes.
La democracia es el estado superior de la ciudadanía y el escalón político mas elevado que existe. Los demócratas son ciudadanos y ser ciudadano significa ser vigilante, responsable, cumplidor, decente, virtuoso e incapaz de delegar en otros la voluntad política, que es indelegable.
Cuando un sistema como el Español se autodeclara como democrático sin serlo, no solo traiciona la democracia, sino que pervierte la sociedad y envilece la política. Lo que existe en España es justo el lado contrario de la democracia, un sistema que se nutre de la verdad y la transparencia, mientras que los políticos españoles son maestros de la mentira, el engaño y la opacidad. Ni Rajoy, ni Rubalcaba, ni Zapatero, ni Aznar, ni González, ni el rey, ni ningún alto cargo del Estado español es demócrata. Todos ellos están impregnados de los mismos males y vicios antidemocráticos: falsedad, mentira, arrogancia, desprecio al ciudadano, odio a los controles y limitaciones al poder, tendencias a la tiranía, abuso de poder, corrupción y odio a los valores y principios mas genuinos del sistema democrático, como son la separación de los poderes básicos del Estado, la independencia de la Justicia, el respeto a la independencia de la sociedad civil, la aplicación igualitaria de la ley y la representación falsa del ciudadano.
Los políticos españoles han pervertido el sistema en su esencia y lo han convertido en basura. Ni siquiera representan, como dicen, al ciudadano, ya que ellos solo responden y representan a sus partidos políticos, que son los que les colocan o les echan de las listas electorales. El ciudadano, en España, es un pobre ser abandonado, huérfano en política y que carece de representación, lo que convierte al sistema político español en ilegítimo e indecente.
La verdadera revolución que España necesita no es cambiar a la derecha por la izquierda o la monarquía medieval por una república moderna, sino la instauración de una democracia auténtica, algo desconocido por los españoles. ¿De que nos serviría una República si al frente de ella podríamos elegir a políticos sin grandeza ni decencia democrática como los que hemos eleguido para gobernarnos en las últimas décadas? ¿Podríamos sentirnos orgullosos con una república presidida por un Manuel Chaves, un Javier Arenas, un Artur Mas o un Pablo Iglesias?
Solo una democracia verdadera podrá impedir que los muchos mediocres, mentirosos y delincuentes que han ocupado el poder en España, durante las últimas décadas, tengan acceso a las mas altas magistraturas del Estado. Una democracia auténtica los expulsaría del poder porque son escoria sin ética y los filtros del sistema les cerrarían el paso. Pero un sistema sin filtros ni controles, ya sea una monarquía o una república, de izquierda o de derecha, siempre sería un vertedero sin garantías, valores, derechos, justicia y dignidad.
La única manera de oponerse al sistema corrupto espñol y de luchar con eficacia por la regeneración es siendo demócrata y ciudadano, con todas las consecuencias, conscientes de que ser demócrata hoy en España puede traer consigo incluso la marginación, el acoso del poder y la misma cárcel.
La democracia auténtica es una gran desconocida. Casi todos los que se declaran demócratas o no lo son o lo son solo en parte. Muchos creen que la democracia consiste solo en votar cada cuatro años y elegir gobernantes. Esa parte es, probablemente, la menor interesante y trascendente del sistema. La democracia es mucho mas que todo eso: un sistema que garantiza la convivencia en armonía, respetando las opiniones diferentes y garantizando la paz incluso dentro de la discrepancia. Pero también es un conjunto de leyes, normas, reglas y valores que convierten al ciudadano en el soberano y protagonista de la política y que someten al poder político y lo controlan, evitando que sea corrupto, arrogante y que desarrolle su tendencia natural hacia el abuso del poder y la tiranía.
Todos los políticos que se declaran demócratas en España son mentirosos y falsos. Ninguno de ellos lo es porque el sistema que han creado y gestionan carece de controles, de valores y de principios que garanticen la igualdad, la justicia y la decencia. Nuestra falsa democracia es un océano de corruptos, aprovechados y falsos representantes de unos ciudadanos que han siudo despreciados y abandonados. Aquellos que afirman que ellos no son corruptos, mienten porque al estar rodeados de corruptos y políticos que abusan y delinquen, ellos guardan silencio y no los denuncian por miedo a arruinar sus carreras políticas, lo que les convierte en corruptos pasivos y en cómplices cobardes.
La democracia es el estado superior de la ciudadanía y el escalón político mas elevado que existe. Los demócratas son ciudadanos y ser ciudadano significa ser vigilante, responsable, cumplidor, decente, virtuoso e incapaz de delegar en otros la voluntad política, que es indelegable.
Cuando un sistema como el Español se autodeclara como democrático sin serlo, no solo traiciona la democracia, sino que pervierte la sociedad y envilece la política. Lo que existe en España es justo el lado contrario de la democracia, un sistema que se nutre de la verdad y la transparencia, mientras que los políticos españoles son maestros de la mentira, el engaño y la opacidad. Ni Rajoy, ni Rubalcaba, ni Zapatero, ni Aznar, ni González, ni el rey, ni ningún alto cargo del Estado español es demócrata. Todos ellos están impregnados de los mismos males y vicios antidemocráticos: falsedad, mentira, arrogancia, desprecio al ciudadano, odio a los controles y limitaciones al poder, tendencias a la tiranía, abuso de poder, corrupción y odio a los valores y principios mas genuinos del sistema democrático, como son la separación de los poderes básicos del Estado, la independencia de la Justicia, el respeto a la independencia de la sociedad civil, la aplicación igualitaria de la ley y la representación falsa del ciudadano.
Los políticos españoles han pervertido el sistema en su esencia y lo han convertido en basura. Ni siquiera representan, como dicen, al ciudadano, ya que ellos solo responden y representan a sus partidos políticos, que son los que les colocan o les echan de las listas electorales. El ciudadano, en España, es un pobre ser abandonado, huérfano en política y que carece de representación, lo que convierte al sistema político español en ilegítimo e indecente.
La verdadera revolución que España necesita no es cambiar a la derecha por la izquierda o la monarquía medieval por una república moderna, sino la instauración de una democracia auténtica, algo desconocido por los españoles. ¿De que nos serviría una República si al frente de ella podríamos elegir a políticos sin grandeza ni decencia democrática como los que hemos eleguido para gobernarnos en las últimas décadas? ¿Podríamos sentirnos orgullosos con una república presidida por un Manuel Chaves, un Javier Arenas, un Artur Mas o un Pablo Iglesias?
Solo una democracia verdadera podrá impedir que los muchos mediocres, mentirosos y delincuentes que han ocupado el poder en España, durante las últimas décadas, tengan acceso a las mas altas magistraturas del Estado. Una democracia auténtica los expulsaría del poder porque son escoria sin ética y los filtros del sistema les cerrarían el paso. Pero un sistema sin filtros ni controles, ya sea una monarquía o una república, de izquierda o de derecha, siempre sería un vertedero sin garantías, valores, derechos, justicia y dignidad.
La única manera de oponerse al sistema corrupto espñol y de luchar con eficacia por la regeneración es siendo demócrata y ciudadano, con todas las consecuencias, conscientes de que ser demócrata hoy en España puede traer consigo incluso la marginación, el acoso del poder y la misma cárcel.