Información y Opinión

Secuestrados por el miedo



Los millones de españoles con miedo, que se sienten oprimidos e indignados ante la injusticia y el abuso que les rodea, pero que guardan silencio para que no es descubran su disidencia, tendrán pronto la ocasión de dar un grito de libertad cuando se abran las urnas y puedan votar contra los partidos que les explotan y que mantienen a España postrada y podrida.

Los españoles secuestrados por el miedo son demasiados y su cobardía a la hora de plantar cara al mal que representan los políticos desalmados y llenos de codicia y arrogancia constituye la peor lacra de España y la causa principal de que los peores se hayan apoderado del Estado y lo utilicen a su antojo.
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Los secuestrados por el miedo, aquellos que guardan silencio para no destacar porque temen represalias, abundan en esta España que cada día es más triste, silenciosa y cobarde. En Cataluña, esos secuestrados por el miedo son una multitud escandalosa que guarda silencio mientras es aplastada. La mayoría hispanohablante no secesionista está vergonzosamente secuestrada por la minoría independentista dominante, a la que los gobiernos han dejado abandonada a su suerte, sin defenderla, como es su deber.

Del mismo modo, en otros territorios abundan los que rechazan la inmigración masiva que llena las calles de delincuentes, pero se mantiene en silencio para no ser llamado xenófobos o racistas. También hay secuestrados por el miedo en la vida doméstica, en la que hay miles de hombres que temen ser denunciados falsamente por sus mujeres, conscientes de que una denuncia les llevaría a la ruina. Hay millones de españoles con miedo a reconocer en público que España no es una democracia, que está podrida por la corrupción, que los impuestos son abusivos e injustos, que el país está invadido por políticos sin escrúpulos ni alma, que utilizan el Estado y el poder a su antojo, que guardan silencio ante el despilfarro, que hasta ocultan por miedo que el dinero no les llega a fin de mes.

Ningún país de Europa tiene tanto miedo oculto como España y en ningún otro el rechazo a los políticos es mayor, aunque ese desprecio y hasta odio se mantenga escondido y sólo aparezca parcialmente en las encuestas.

Millones de españoles son víctimas del indignante "Síndrome de Estocolmo", el que logra que las victimas terminen amando a sus verdugos. En Cataluña, ese síndrome cobarde hace estragos y en España millones de explotados y expoliados por los grandes partidos, con el síndrome de Estocolmo en sus venas, siguen votándo a los de siempre en las urnas, como imbéciles abducidos.

España necesita una alta dosis de valentía que le permita sacudirse dramas como las leyes inicuas de género, la imposición del odio histórico, la dictadura de los mediocres, la desigualdad endémica, la opresión de los políticos, la delincuencia masiva que traen los inmigrantes extranjeros a las calles y plazas, el abuso de poder de los poderosos, la ineficacia de la Justicia, el delictivo reparto del dinero público, el poder excesivo de los políticos y sus privilegios inmerecidos, el grosero y ruinoso tamaño del Estado, la injusticia generalizada y el dominio de algunas minorías sobre mayorías silenciadas.

Necesitamos en España una filosofía que nos devuelva la bravura y traslade el miedo a los que abusan del poder y delinquen, un eslogan como aquel que unió a los ingleses contra el abuso de algunos de sus reyes medievales "Rise, and rise again, until lambs become lions" (Alzaos, alzaos una y otra vez, hasta que los corderos se conviertan en leones).

Más que el aire que respiramos, los españoles necesitamos un pensamiento que ilumine la lucha necesaria, pacífica pero implacable, de los demócratas y gente de bien por una España más justa y decente, contra los canallas, rufianes y ladrones dotados de poder que nos llevan hacia el matadero.

Francisco Rubiales

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Miércoles, 11 de Septiembre 2019
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