Imagen trucada de tres miembros del gobierno que se ha hecho viral en Internet
La magistrada Carmen Rodríguez-Medel, la que ordenó a la Guardia Civil que sólo le informara a ella de las indagaciones que se realizan sobre la manifestación del 8 de marzo, puede tener problemas porque el PSOE ha decidido ir a por ella, como suele hacer cuando alguien se rebela y se atreve a desafiar al partido que en teoría es de los trabajadores españoles. A la juez Mercedez Alaya le hicieron la vida imposible en Sevilla, hasta que lograron retirarla de la instrucción del escándalo de los ERES, probablemente el más corrupto y cuantioso robo socialista en la historia contemporánea de España.
Por el momento, las baterías del socialismo español disparan contra la Guardia Civil, pero pronto le tocará a la valiente jueza. Es cierto que la derecha también ha utilizado métodos similares en el pasado, pero los socialistas son más osados y descarados.
La destitución del coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos por parte del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska ha desatado toda una tormenta, no sólo porque constituye una irregularidad presuntamente delictiva, sino porque es un escándalo que desvela el nulo respeto a la separación de poderes que tiene el gobierno socialcomunista que preside Pedro Sánchez y la falta de escrúpulos y de respeto a las leyes que existe en las alturas del poder.
La magistrada había ordenado que los agentes solo reportaran a ella y había avisado contra las filtraciones, pero eso no representa nada para un gobierno que, al parecer, no cree en la independencia judicial, ni en la policía judicial, ni en la separación de poderes, ni en la democracia.
Las redes sociales hierven pidiendo la dimisión del ministro del Interior y la gran mayoría del Congreso ha criticado el comportamiento del gobierno en este caso, pero nadie dimite, ni es destituido. Sánchez cree que la democracia consiste en resistir sin escuchar ni al pueblo ni a la oposición y fiel a esa creencia tiránica está esperanza que la tormenta amaine, mientras España se crispa más y se avergúenza de tener un gobierno que se parece más a los de Cuba, Venezuela y China que a los de su entorno europeo: Francia, Alemania, Italia, Holanda...
Las asociaciones judiciales mayoritarias se han sumado a la petición de dimisión y el gobierno, aislado y rodeado de críticas, se enconcha y exhibe con descaro su desvergüenza y lejanía de la democracia y la decencia.
La jueza, que había advertido a los agentes de que solo reportasen a ella sus investigaciones y que se cuidaran de las filtraciones, ha avisado de que si descubre que el cese del coronel de la Guardia Civil es una intromisión en una investigación, tomará medidas. La parte sana y democrática de España espera que lo haga y que,al menos por una vez, los malvados paguen.
Es desesperante y opresivo que más de media España rechace a un gobierno por sus irregularidades y abusos de poder y que ese rechazo no tenga efecto alguno. Eso no es democracia sino un pernicioso embrión de tiranía.
Francisco Rubiales
Por el momento, las baterías del socialismo español disparan contra la Guardia Civil, pero pronto le tocará a la valiente jueza. Es cierto que la derecha también ha utilizado métodos similares en el pasado, pero los socialistas son más osados y descarados.
La destitución del coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos por parte del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska ha desatado toda una tormenta, no sólo porque constituye una irregularidad presuntamente delictiva, sino porque es un escándalo que desvela el nulo respeto a la separación de poderes que tiene el gobierno socialcomunista que preside Pedro Sánchez y la falta de escrúpulos y de respeto a las leyes que existe en las alturas del poder.
La magistrada había ordenado que los agentes solo reportaran a ella y había avisado contra las filtraciones, pero eso no representa nada para un gobierno que, al parecer, no cree en la independencia judicial, ni en la policía judicial, ni en la separación de poderes, ni en la democracia.
Las redes sociales hierven pidiendo la dimisión del ministro del Interior y la gran mayoría del Congreso ha criticado el comportamiento del gobierno en este caso, pero nadie dimite, ni es destituido. Sánchez cree que la democracia consiste en resistir sin escuchar ni al pueblo ni a la oposición y fiel a esa creencia tiránica está esperanza que la tormenta amaine, mientras España se crispa más y se avergúenza de tener un gobierno que se parece más a los de Cuba, Venezuela y China que a los de su entorno europeo: Francia, Alemania, Italia, Holanda...
Las asociaciones judiciales mayoritarias se han sumado a la petición de dimisión y el gobierno, aislado y rodeado de críticas, se enconcha y exhibe con descaro su desvergüenza y lejanía de la democracia y la decencia.
La jueza, que había advertido a los agentes de que solo reportasen a ella sus investigaciones y que se cuidaran de las filtraciones, ha avisado de que si descubre que el cese del coronel de la Guardia Civil es una intromisión en una investigación, tomará medidas. La parte sana y democrática de España espera que lo haga y que,al menos por una vez, los malvados paguen.
Es desesperante y opresivo que más de media España rechace a un gobierno por sus irregularidades y abusos de poder y que ese rechazo no tenga efecto alguno. Eso no es democracia sino un pernicioso embrión de tiranía.
Francisco Rubiales