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¿Se merece la España fracasada de Zapatero presidir Europa?





La España del fracaso económico, del deterioro democrático, del divorcio entre políticos y ciudadanos y de la trifulca y la desunión política y territorial se dispone a presidir la Unión Europea, un privilegio que Zapatero, principal artífice del "fracaso español", tal vez no se merezca.

La presidencia de la Unión Europea que le corresponde a España en el primer semestre de 2010, más que un "acontecimiento planetario", como la definió la imprudente dirigente socialista española Leire Pajín, quizás constituya un gran riesgo para los europeos. De hecho, la presidencia de Zapatero significa colocar al frente de Europa al político que lidera el único país de la Unión que no sabe salir de la crisis y que ocupa los primeros puestos europeos (y en algunos casos mundiales) en deterioro profundo de la economía, en avance del desempleo y de la pobreza, en tráfico y consumo de drogas, en prostitución, alcoholismo, fracaso escolar y crecimiento de la decepción ciudadana frente a la democracia y a sus líderes políticos. Zapatero es también un líder que ha logrado dividir a España en lugar de unirla y que ha impuesto un desquiciante enfrentamiento con la oposición que se traduce en retroceso y deterioro de la convivencia.

La España que presidirá Europa en 2010 es, también, la que encabeza las estadísticas de población encarcelada, incremento de la inseguridad, coches oficiales al servicio de las élites políticas y la que posee una densidad mayor de funcionarios, asesores, enchufados y amigos del poder cobrando del casi agotado erario público, además de ser la nación que más intensa y velozmente se endeuda e incrementa su déficit público y la que posee el Estado más sobredimensionado y, según no pocos expertos, también el más monstruoso e insostenible de toda la Unión.

Las estadísticas y sondeos también revelan que el Zapatero que representará a Europa durante todo un semestre es, igualmente, el líder político de la sociedad europea que más rápidamente está perdiendo su antigua ilusión por Europa, la que deteriora con mayor velocidad el respeto por sus dirigentes políticos, la que acumula más decepción y rechazo ante su "degradada" democracia y la que amplia más intensamente la fosa que separa a los ciudadanos y a sus políticos.

Pero los datos dramáticos que el futuro presidente podrá "ofrecer" a Europa no se detienen ahí. La España de Zapatero es también la que más intensamente está padeciendo la plaga de la inseguridad ciudadana y la que menos confía en su Justicia. Los españoles que lidera Zapatero señalan en las encuestas a los partidos políticos, a la policía y a la Justicia como las instituciones más corruptas.

Existe, además, un problema de "sintonía" entre la España de Zapatero y la Unión Europea, que parecen transmitir en distinta onda en política exterior, en cooperación militar, en política económica y hasta en ideología. La disonancia es especialmente intensa en política exterior: los mejores amigos internacionales de Zapatero no son sus "colegas" demócratas europeos, sino sátrapas y tiranos tan sanguinarios como los hermanos Castro, de Cuba, y sus socios de Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Libia, Siria, Irán y otros muchos de similar pelaje.

La lista de dramas distancian a España del "alma" de Europa y parecen querer establecer de nuevo la frontera sur de África en los Pirineos. Para terminar, podemos aportar otros seis records "made in Spain": España es el país europeo más dañado por el nacionalismo excluyente, independentista y disgregador; también es el paraíso que las bandas internacionales señalan como el mejor de Europa para delinquir con mayor impunidad; la sociedad civil española, que en democracia debería tener la salud suficiente para servir de contrapeso al poder del Estado, está tan ocupada y manipulada por el poder político que languidece casi en estado de coma; el índice de periodistas sometidos al poder no para de crecer en España, lo que impide al país disfrutar de la sana fuerza de la crítica y de la fiscalización de los grandes poderes por una prensa libre; la pobreza crece en España actual a ritmo endiablado, hasta el punto de que las filas de los nuevos pobres esperando su turno en los comedores de caridad se están convirtiendo en una parte siniestra del paísaje; y, por último, la democracia española es, según numerosos expertos y analistas, la más desprestigiada ante sus ciudadanos y la que padece la más intensa degradación en toda la Unión.

España, que también es la única nación de la vieja Europa que todavía se enfrenta a un terrorismo alzado en armas, el de la banda vasca ETA, es una nación enferma y la única manera de curar una enfermedad parte de que previamente sea diagnosticada y asumida por el enfermo. La mentira, la propaganda más descarada, el autobombo y la adulación, propagados desde el gobierno, cuando afectan a la salud pública, siempre son suicidas.

Los últimos acontecimientos de la política española todavía descalifican más a Zapatero como futuro presidente de la Unión. El líder socialista español se ha empeñado en subir los impuestos y en facilitar todavía más el aborto a pesar de la más que evidente oposición de la mayoría de la sociedad española, mientras es acusado por el Partido Popular de espionaje telefónico, de utilizar la política para desprestigiar a la oposición y de intentar presentar ante los españoles al PP como un partido de delincuentes, acusaciones que, si se confirmaran, serían claras violaciones de los derechos humanos que en cualquier país democrático justificarían la dimisión del actual gobierno y unas nuevas elecciones.

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Viernes, 30 de Octubre 2009
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