El voto en blanco, considerado un voto de protesta y de rechazo a los políticos y a sus programas, ha duplicado largamente sus efectivos en estas elecciones y se ha convertido en la septima fuerza política española. Con el 99 por cien de los sufragios escrutados, los votos en blanco eran 218.372, el 1,41 por ciento del total.
El voto en blanco es efectivo cuando se introduce en la urna el sobre sin ninguna papeleta en su interior.
Hace cinco años, esta opción sólo fue elegida por el 0,61 por ciento de los votantes.
La denominada "abstención activa" se sitúa así por detrás del PP, el PSOE, Coalición por Europa, IU-ICV, UPyD y Europa de los Pueblos-Verdes.
El voto en blanco también se ha incrementado respecto a las elecciones generales del 9 de marzo del año pasado, cuando alcanzó un porcentaje del 1,12 por ciento.
Los expertos y politólogos consideran el voto en blanco como un voto intensamente democrático, maduro y culto, depositado por quienes creen en la democracia y en el sufragio universal, pero rechazan a los partidos, a los programas y a los candidatos.
El voto en blanco es efectivo cuando se introduce en la urna el sobre sin ninguna papeleta en su interior.
Hace cinco años, esta opción sólo fue elegida por el 0,61 por ciento de los votantes.
La denominada "abstención activa" se sitúa así por detrás del PP, el PSOE, Coalición por Europa, IU-ICV, UPyD y Europa de los Pueblos-Verdes.
El voto en blanco también se ha incrementado respecto a las elecciones generales del 9 de marzo del año pasado, cuando alcanzó un porcentaje del 1,12 por ciento.
Los expertos y politólogos consideran el voto en blanco como un voto intensamente democrático, maduro y culto, depositado por quienes creen en la democracia y en el sufragio universal, pero rechazan a los partidos, a los programas y a los candidatos.