España ha caído diez puestos en el ránking de 2013, facilitado por la organización no gubernamental Transparencia Internacional sobre la percepción de la corrupción oficial, hasta ocupar la posición número 40, un descenso influido poderosamente por los escándalos que han afectado en los últimos meses a varios partidos políticos y sindicatos, así como a algunos miembros de la Familia Real.
En su Índice sobre Percepciones de la Corrupción para 2013, la organización ha destacado que España es el segundo país del planeta donde la percepción de corrupción ha crecido mas. Es el gran perdedor de puntos, junto a Gambia, Malí, Guinea y Libia. El único país que ha perdido más puntos que España es Siria, un país sacudido desde hace más de dos años por una cruenta guerra civil.
El desprestigio que se deriva de esa triste y lamentable clasificación daña la economía española y es equivalente a caer a niveles del "bono basura" en el ranking mundial de deuda y solvencia económica. La corrupción disuade a los inversores porque genera desconfianza, inseguridad jurídica y miedo a que los sobornos y las trampas disparen el costo de las inversiones.
Cualquier gobierno con vergüenza, sentido de la democracia y orgullo dimitiría ante esos datos, pero no lo hará el gobierno de Rajoy, ni lo haría jamás la oposición socialista.
La directora para Europa y Asia Central de Transparencia Internacional, Anne Koch, ha dicho que "En España, todos los sectores, incluyendo los partidos políticos, la Familia Real y las empresas, estaban implicados en casos de corrupción".
En su Índice sobre Percepciones de la Corrupción para 2013, la organización ha destacado que España es el segundo país del planeta donde la percepción de corrupción ha crecido mas. Es el gran perdedor de puntos, junto a Gambia, Malí, Guinea y Libia. El único país que ha perdido más puntos que España es Siria, un país sacudido desde hace más de dos años por una cruenta guerra civil.
El desprestigio que se deriva de esa triste y lamentable clasificación daña la economía española y es equivalente a caer a niveles del "bono basura" en el ranking mundial de deuda y solvencia económica. La corrupción disuade a los inversores porque genera desconfianza, inseguridad jurídica y miedo a que los sobornos y las trampas disparen el costo de las inversiones.
Cualquier gobierno con vergüenza, sentido de la democracia y orgullo dimitiría ante esos datos, pero no lo hará el gobierno de Rajoy, ni lo haría jamás la oposición socialista.
La directora para Europa y Asia Central de Transparencia Internacional, Anne Koch, ha dicho que "En España, todos los sectores, incluyendo los partidos políticos, la Familia Real y las empresas, estaban implicados en casos de corrupción".