Tengo un amigo, profesor de la Universidad de Huelva, que defiende la tesis de que Sarkozy debe su éxito al "madrugón" austero, a que ha conectado con los franceses y los ha entusiasmado tras haberles tocado diana y convocado para que madruguen y trabajen duro.
Los franceses, una vez más, han sido pioneros en Europa al rechazar los primeros el lenguaje vacío y los cantos de sirena de la socialista Ségolène Royal, que parecía haber copiado sus propuestas a Zapatero.
Los franceses han preferido a un tipo duro, auténtico, hecho a sí mismo, trabajador y capaz de ponerlos a trabajar, antes que a la Royal, blandengue como su modelo español y portadora de promesas incumplibles y de más liderazgo del viejo estilo.
Al igual que ocurrió con el "No" francés al proyecto de Constitución Europea, los franceses han dado todo un ejemplo a Europa y han abierto una nueva senda.
Europa, cansada de decadencia y de políticos complacientes, ineficientes, mentirosos y corruptos, quiere resurgir y trabajar para volver a ser lo que fue, una tierra esforzada y competitiva, lider mundial en derechos, ideas y economía. Y sabe que tiene que hacerlo según las viejas recetas del esfuerzo, la autoridad, el mérito, el rearme moral y recuperando la bandera, el himno, la identidad nacional y ese espíritu competitivo de victoria que sólo se experimenta cuando se madruga de manera responsable.
La frase de Sarkozy "quiero una Francia donde los alumnos se pongan de pie cuando entre el profesor en el aula" ha penetrado en el corazón de Francia y ha ilusionado a un ciudadano cansado de políticos que prometen cualquier cosa a cambio de poder, pero cuyos efectos sobre la sociedad son siempre decadencia y relajamiento moral.
Que tome nota Rajoy, al que le falta la franqueza valiente del francés, y también el Zapatero español, cuya estilo de viejo político maniobrero, malabarista, astuto y engañoso ha quedado derrotado en el nuevo corazón de Europa.
Los franceses, una vez más, han sido pioneros en Europa al rechazar los primeros el lenguaje vacío y los cantos de sirena de la socialista Ségolène Royal, que parecía haber copiado sus propuestas a Zapatero.
Los franceses han preferido a un tipo duro, auténtico, hecho a sí mismo, trabajador y capaz de ponerlos a trabajar, antes que a la Royal, blandengue como su modelo español y portadora de promesas incumplibles y de más liderazgo del viejo estilo.
Al igual que ocurrió con el "No" francés al proyecto de Constitución Europea, los franceses han dado todo un ejemplo a Europa y han abierto una nueva senda.
Europa, cansada de decadencia y de políticos complacientes, ineficientes, mentirosos y corruptos, quiere resurgir y trabajar para volver a ser lo que fue, una tierra esforzada y competitiva, lider mundial en derechos, ideas y economía. Y sabe que tiene que hacerlo según las viejas recetas del esfuerzo, la autoridad, el mérito, el rearme moral y recuperando la bandera, el himno, la identidad nacional y ese espíritu competitivo de victoria que sólo se experimenta cuando se madruga de manera responsable.
La frase de Sarkozy "quiero una Francia donde los alumnos se pongan de pie cuando entre el profesor en el aula" ha penetrado en el corazón de Francia y ha ilusionado a un ciudadano cansado de políticos que prometen cualquier cosa a cambio de poder, pero cuyos efectos sobre la sociedad son siempre decadencia y relajamiento moral.
Que tome nota Rajoy, al que le falta la franqueza valiente del francés, y también el Zapatero español, cuya estilo de viejo político maniobrero, malabarista, astuto y engañoso ha quedado derrotado en el nuevo corazón de Europa.