El proyecto de Pedro Sánchez consiste, básicamente, en convertir a Cataluña en una autonomía altamente privilegiada, mejor financiada y con más transferencias y autogobierno que cualquier otra, pulverizando de ese modo la justicia, la igualdad y la equidad. Se trata, básicamente, de entregar más dinero y autogobierno a cambio de lealtad, lo que equivale a premiar a los enemigos de España, a los que violan la Constitución y las leyes, a los que denigran a España por el mundo, a los que siembran odio y a los más desleales y delincuentes, mientras se castiga con menos dinero, menos privilegios y menos autogobierno a las autonomías más leales, aquellas que se sienten españolas y se someten a la ley.
El "proyecto" de Sánchez es explosivo y altamente peligroso porque va a desatar una rebelión en toda regla de las demás autonomías, incluso en algunas, como Andalucía y Extremadura, gobernadas por socialistas, ninguna de las cuales está dispuesta a soportar que la insumisión, el odio, la delincuencia y el intento de romper España sean premiados por el gobierno de España, a cambio de "lealtad", algo a lo que Cataluña está obligada.
Los proyectos de Sánchez con Cataluña, además de peligrosos e injustos, son también impropios de un gobierno como el suyo, que carece de la legitimidad que en democracia sólo otorgan los votos populares. Sánchez pretende cambiar España profundamente y adopta decisiones de gran calado, cuando la prudencia y las tradiciones democráticas le obligan a ser prudente, a gobernar sin grandes decisiones y a convocar elecciones lo antes posible, como prometió y después incumplió.
El camino de Sánchez supera en bajeza a todas las iniquidades que hicieron en el pasado los gobiernos españoles en su cobarde y mafiosa relación con los nacionalistas catalanes, a los que permitió ser corruptos y expandir su odio a España a cambio de votos y de paz. Sánchez otorga mucho más y pretende violar claramente la Constitución a cambio de lealtad y, sobre todo, de los votos que necesita para mantenerse en el poder.
No sabemos mucho más de los acuerdos, que, para colmo, están rodeados de una opacidad reñida con la democracia y la decencia, ni siquiera si la hoja de ruta incluye cambios constitucionales hacia el federalismo. Lo que sí sabemos es que la ruta que Sánchez emprendía a partir de ayer, cuando su gobierno se reunió con el de Quim Torrá, detrás del cual está la poderosa sombra del delincuente Puigdemont, además de injusta e indecente es altamente peligrosa porque va a desatar en España turbulencias, rayos y truenos que pueden convertirse en tornados destructores de la convivencia y la nación.
Francisco Rubiales
El "proyecto" de Sánchez es explosivo y altamente peligroso porque va a desatar una rebelión en toda regla de las demás autonomías, incluso en algunas, como Andalucía y Extremadura, gobernadas por socialistas, ninguna de las cuales está dispuesta a soportar que la insumisión, el odio, la delincuencia y el intento de romper España sean premiados por el gobierno de España, a cambio de "lealtad", algo a lo que Cataluña está obligada.
Los proyectos de Sánchez con Cataluña, además de peligrosos e injustos, son también impropios de un gobierno como el suyo, que carece de la legitimidad que en democracia sólo otorgan los votos populares. Sánchez pretende cambiar España profundamente y adopta decisiones de gran calado, cuando la prudencia y las tradiciones democráticas le obligan a ser prudente, a gobernar sin grandes decisiones y a convocar elecciones lo antes posible, como prometió y después incumplió.
El camino de Sánchez supera en bajeza a todas las iniquidades que hicieron en el pasado los gobiernos españoles en su cobarde y mafiosa relación con los nacionalistas catalanes, a los que permitió ser corruptos y expandir su odio a España a cambio de votos y de paz. Sánchez otorga mucho más y pretende violar claramente la Constitución a cambio de lealtad y, sobre todo, de los votos que necesita para mantenerse en el poder.
No sabemos mucho más de los acuerdos, que, para colmo, están rodeados de una opacidad reñida con la democracia y la decencia, ni siquiera si la hoja de ruta incluye cambios constitucionales hacia el federalismo. Lo que sí sabemos es que la ruta que Sánchez emprendía a partir de ayer, cuando su gobierno se reunió con el de Quim Torrá, detrás del cual está la poderosa sombra del delincuente Puigdemont, además de injusta e indecente es altamente peligrosa porque va a desatar en España turbulencias, rayos y truenos que pueden convertirse en tornados destructores de la convivencia y la nación.
Francisco Rubiales