Otegui, socio de Sánchez porque el sanchismo está destruyendo España
El comunismo, el golpismo y el independentismo apoyan al sanchismo por puro interés. Los enemigos de España, desde los comunistas a los vascos y catalanes golpistas e independentistas, están felices con Pedro Sánchez porque el socialista les está haciendo el trabajo sucio de debilitar y destrozar España, que es lo que ellos quieren.
Para los que odian a España, Sánchez es un aliado valioso porque la nación, bajo su gobierno, está debilitándose y retrocediendo en todos los ámbitos: en la economía, en la cohesión, en la Justicia y hasta en la igualdad, perdiendo peso constantemente en el concierto de naciones. Por las mismas razones, Pedro Sánchez es un enemigo mortal para todos los que amamos a España y queremos verla resurgir.
El proyecto prioritario de partidos como ERC, Junt por Cat, el PNV y Podeos y sus confluencias consiste en apoyar y sostener a Sánchez mientras siga realizando la labor de destruir la nación.
La Historia está demostrando que el sanchismo no es otra cosa que una adaptación del zapaterismo a los nuevos tiempos, dirigida por un tipo como Sánchez, más pervertido y osado. Pero no olvidemos que el zapaterismo fue una evolución maligna del Felipismo y del Guerrismo, aquellas corrientes que abrazaron la corrupción y destruyeron en España casi todo lo saludable que existía en la sociedad y la política.
El problema, entonces, está en el PSOE, un partido que parece obsesionado por destruir España, convertido en el aliado perfecto para todos los que odian la nación y quieren verla destruida, como son los nacionalistas vascos y catalanes y los comunistas, que siempre utilizan el mismo método, consistente en destruirlo todo para construir, sobre las ruinas y las cenizas, su Estado totalitario y esclavizador.
Sin embargo a pesar de todas estás razones y argumentos, el fin del sanchismo no vendrá porque sus aliados parlamentarios lo abandonen, sino porque el pueblo lo va a expulsar del poder votando en contra. La primera muestra de esa derrota democrática se ha visto en Madrid, donde ha ocurrido lo mismo que habría ocurrido en la URSS o en Alemania oriental si sus partidos comunistas gobernantes se hubieran presentado a unas elecciones. El pueblo, sin duda, los habría masacrado en las urnas.
El sanchismo se ha pasado de rosca y ya huele a cadáver porque el pueblo ya lo odia masivamente, harto de ser maltratado con subidas injustas y abusivas de impuestos, fracaso en la gestión de la pandemia, ruina económica desenfrenada, desempleo masivo, privilegios para los políticos que el pueblo rechaza, amenazas constantes como los peajes en las carreteras y una exhibición obscena de privilegios en la clase política que contrasta con la penurias y privaciones que padecen los españoles, sobre todo los que viven de trabajar y producir.
Francisco Rubiales
Para los que odian a España, Sánchez es un aliado valioso porque la nación, bajo su gobierno, está debilitándose y retrocediendo en todos los ámbitos: en la economía, en la cohesión, en la Justicia y hasta en la igualdad, perdiendo peso constantemente en el concierto de naciones. Por las mismas razones, Pedro Sánchez es un enemigo mortal para todos los que amamos a España y queremos verla resurgir.
El proyecto prioritario de partidos como ERC, Junt por Cat, el PNV y Podeos y sus confluencias consiste en apoyar y sostener a Sánchez mientras siga realizando la labor de destruir la nación.
La Historia está demostrando que el sanchismo no es otra cosa que una adaptación del zapaterismo a los nuevos tiempos, dirigida por un tipo como Sánchez, más pervertido y osado. Pero no olvidemos que el zapaterismo fue una evolución maligna del Felipismo y del Guerrismo, aquellas corrientes que abrazaron la corrupción y destruyeron en España casi todo lo saludable que existía en la sociedad y la política.
El problema, entonces, está en el PSOE, un partido que parece obsesionado por destruir España, convertido en el aliado perfecto para todos los que odian la nación y quieren verla destruida, como son los nacionalistas vascos y catalanes y los comunistas, que siempre utilizan el mismo método, consistente en destruirlo todo para construir, sobre las ruinas y las cenizas, su Estado totalitario y esclavizador.
Sin embargo a pesar de todas estás razones y argumentos, el fin del sanchismo no vendrá porque sus aliados parlamentarios lo abandonen, sino porque el pueblo lo va a expulsar del poder votando en contra. La primera muestra de esa derrota democrática se ha visto en Madrid, donde ha ocurrido lo mismo que habría ocurrido en la URSS o en Alemania oriental si sus partidos comunistas gobernantes se hubieran presentado a unas elecciones. El pueblo, sin duda, los habría masacrado en las urnas.
El sanchismo se ha pasado de rosca y ya huele a cadáver porque el pueblo ya lo odia masivamente, harto de ser maltratado con subidas injustas y abusivas de impuestos, fracaso en la gestión de la pandemia, ruina económica desenfrenada, desempleo masivo, privilegios para los políticos que el pueblo rechaza, amenazas constantes como los peajes en las carreteras y una exhibición obscena de privilegios en la clase política que contrasta con la penurias y privaciones que padecen los españoles, sobre todo los que viven de trabajar y producir.
Francisco Rubiales