España renace y a partir de ahora va a ser muy dificil ganar unas elecciones sin alzar la bandera española. El patriotismo vuelve como reacción a los abusos de una izquierda que se ha avergonzado siempre de utilizar el nombre de España y sus símbolos y que ha inventado, para referirse a España, los términos "este país" o "el Estado".
La izquierda, principal impulsora del protagonismo de lo antiespañol, ha despertado al gigante dormido y ahora va a sentir la fuerza de esa España que renace, que se indigna ante los beneficios que la izquierda otorga a los independentistas, los privilegios del nacionalismo antiespañol y el daño que el gobierno causa a la España que no hace mucho llegó a ser la novena potencia industrial del mundo y un país que progresaba constantemente, protagonista del "milagro español", uno de los más destacados del siglo XX, junto con el italiano y el japonés.
Ayer salieron por las calles de Sevilla cientos de personas con paraguas con los colores de España, mientras las banderas llenan los balcones en todo el país y se buscan y cotizan las mascarillas que portan la bandera española. Al contemplar esos fenómenos, uno se da cuenta de que el resurgimiento de la idea de España es imparable.
El renacimiento de España no sólo va a derrotar a Pedro Sánchez, a Pablo Iglesias y a la izquierda en general, cuyo principal error ha sido y es dar la espalda a la idea de España y rechazar el patriotismo como un defecto, sino que será también el motor de una nueva etapa de reconstrucción de la nación, empujada por el orgullo y la entrega. Y será también el acicate de una regeneración de la política, que tendrá que acercarse al ciudadano porque el pueblo será el protagonista del futuro, desplazando a los políticos como centro del mundo.
La crisis del coronavirus ha hecho que la globalización se debilite, que los viajes, el turismo, el comercio mundial y la circulación de personas se reduzcan notablemente, que la inmigración se mire como un recurso que hay que controlar y que cobre un nuevo valor e importancia lo propio. Los valores genuinos de cada pueblo van a cobrar protagonismo. La gente está descubriendo que sólo los españoles podrán salvar a España y que para recuperar lo perdido hay que volver a encontrarse con el amor a España y el orgullo de sentirse español. Los países se están dando cuenta de que la historia vuelve a otorgar todo el protagonismo a la nación y al concepto de patria común, lo que implica el retroceso de los nacionalismos excluyentes, del independentismo y del multiculturalismo y el internacionalismo promovidos por la izquierda.
El triunfo de VOX se debe, principalmente, a su amor a España y exaltación del patriotismo frente al abusivo antiespañolismo de las izquierdas y también de las débiles derechas colonizadas por la socialdemocracia, como la del Partido Popular.
El auge de los español es el que va a derrotar a Podemos y al nuevo PSOE de Sánchez, muy contagiado de vicios totalitarios y comunistas, siempre que el nuevo totalitarismo español, plagado de chavismo y socialismo agudo, no logre imponer su anticuado mundo controlado por el Estado, sin elecciones democráticas ni libertad.
Francisco Rubiales
La izquierda, principal impulsora del protagonismo de lo antiespañol, ha despertado al gigante dormido y ahora va a sentir la fuerza de esa España que renace, que se indigna ante los beneficios que la izquierda otorga a los independentistas, los privilegios del nacionalismo antiespañol y el daño que el gobierno causa a la España que no hace mucho llegó a ser la novena potencia industrial del mundo y un país que progresaba constantemente, protagonista del "milagro español", uno de los más destacados del siglo XX, junto con el italiano y el japonés.
Ayer salieron por las calles de Sevilla cientos de personas con paraguas con los colores de España, mientras las banderas llenan los balcones en todo el país y se buscan y cotizan las mascarillas que portan la bandera española. Al contemplar esos fenómenos, uno se da cuenta de que el resurgimiento de la idea de España es imparable.
El renacimiento de España no sólo va a derrotar a Pedro Sánchez, a Pablo Iglesias y a la izquierda en general, cuyo principal error ha sido y es dar la espalda a la idea de España y rechazar el patriotismo como un defecto, sino que será también el motor de una nueva etapa de reconstrucción de la nación, empujada por el orgullo y la entrega. Y será también el acicate de una regeneración de la política, que tendrá que acercarse al ciudadano porque el pueblo será el protagonista del futuro, desplazando a los políticos como centro del mundo.
La crisis del coronavirus ha hecho que la globalización se debilite, que los viajes, el turismo, el comercio mundial y la circulación de personas se reduzcan notablemente, que la inmigración se mire como un recurso que hay que controlar y que cobre un nuevo valor e importancia lo propio. Los valores genuinos de cada pueblo van a cobrar protagonismo. La gente está descubriendo que sólo los españoles podrán salvar a España y que para recuperar lo perdido hay que volver a encontrarse con el amor a España y el orgullo de sentirse español. Los países se están dando cuenta de que la historia vuelve a otorgar todo el protagonismo a la nación y al concepto de patria común, lo que implica el retroceso de los nacionalismos excluyentes, del independentismo y del multiculturalismo y el internacionalismo promovidos por la izquierda.
El triunfo de VOX se debe, principalmente, a su amor a España y exaltación del patriotismo frente al abusivo antiespañolismo de las izquierdas y también de las débiles derechas colonizadas por la socialdemocracia, como la del Partido Popular.
El auge de los español es el que va a derrotar a Podemos y al nuevo PSOE de Sánchez, muy contagiado de vicios totalitarios y comunistas, siempre que el nuevo totalitarismo español, plagado de chavismo y socialismo agudo, no logre imponer su anticuado mundo controlado por el Estado, sin elecciones democráticas ni libertad.
Francisco Rubiales