A Sánchez ya se le compara con Franco en España y casi siempre sale perdiendo. El suyo es un fracaso creciente.
Sánchez es un apestado que cada día concita más rechazo. Su partido le soporta porque su bajeza moral le permite conservar el poder y seguir regando a su partido con poder, dinero y privilegios. Pero muchos socialistas saben que Sánchez está asesinando al PSOE, poco a poco, y que después de su mandato llegarán años, quizás décadas, de travesía del desierto, hasta que el pueblo español olvide sus ataques a la decencia, a la libertad, a la democracia y a la misma España, a la que ha aislado, desprestigiado, dividido, llenado de odio y empobrecido.
Sánchez ha traído al socialismo español la esquizofrenia y el escándalo. La vieja guardia la odia y los jóvenes le apoyan sólo porque les garantiza la ración suficiente de bajeza sin escrúpulos para seguir en el poder, aunque sea a costa de vender y vilipendiar la patria, entregándola a la peor chusma de la nación, la integrada por los comunistas totalitarios, los ex terroristas de BILDU, los mercenarios del PNV y los golpistas independentistas catalanes, todos ellos unidos a Sánchez desde el odio y el deseo de destruir España.
El antiguo alcalde de Sevilla, socialista, confiesa a sus amigos que ha perdido la alcaldía por culpa de Sánchez, que cada vez que venía y participaba en la campaña restaba chorros de votos.
Lo mismo dicen los socialistas de Extremadura, Aragón, Valencia y otras autonomías que han perdido el poder. La prueba es que el único que ha conservado la mayoría suficiente para gobernar ha sido García-Paje, en Castilla La Mancha, por haber sido el único reyezuelo socialista que se ha opuesto al sanchismo.
La arrogancia, la injusticia, las violaciones de la Constitución, los repartos injustos y arbitrarios de los recursos públicos, los regalos y privilegios a las autonomías desleales, l¡el indulto a los golpistas, la amnistía a los delincuentes catalanes, su opacidad, sus mentiras, sus amistades con los totalitarios del planeta, su corrupción galopante, los escándalos como el de Ábalos-Koldo y el desprestigio y creciente aislamiento de España en el mundo están pasando una durísima factura a los socialistas españoles, que corren el peligro de casi desaparecer, como les ha ocurrido a los corruptos socialismos de Francia, Italia, Grecia y otros.
Sánchez es un mal tipo y los españoles ya lo saben, lo que le convierte en un pésimo candidato, inútil en democracia y en un portador de desgracias y derrotas para su partido y para el pueblo que tiene la desgracia de ser gobernado por él.
Francisco Rubiales
Sánchez ha traído al socialismo español la esquizofrenia y el escándalo. La vieja guardia la odia y los jóvenes le apoyan sólo porque les garantiza la ración suficiente de bajeza sin escrúpulos para seguir en el poder, aunque sea a costa de vender y vilipendiar la patria, entregándola a la peor chusma de la nación, la integrada por los comunistas totalitarios, los ex terroristas de BILDU, los mercenarios del PNV y los golpistas independentistas catalanes, todos ellos unidos a Sánchez desde el odio y el deseo de destruir España.
El antiguo alcalde de Sevilla, socialista, confiesa a sus amigos que ha perdido la alcaldía por culpa de Sánchez, que cada vez que venía y participaba en la campaña restaba chorros de votos.
Lo mismo dicen los socialistas de Extremadura, Aragón, Valencia y otras autonomías que han perdido el poder. La prueba es que el único que ha conservado la mayoría suficiente para gobernar ha sido García-Paje, en Castilla La Mancha, por haber sido el único reyezuelo socialista que se ha opuesto al sanchismo.
La arrogancia, la injusticia, las violaciones de la Constitución, los repartos injustos y arbitrarios de los recursos públicos, los regalos y privilegios a las autonomías desleales, l¡el indulto a los golpistas, la amnistía a los delincuentes catalanes, su opacidad, sus mentiras, sus amistades con los totalitarios del planeta, su corrupción galopante, los escándalos como el de Ábalos-Koldo y el desprestigio y creciente aislamiento de España en el mundo están pasando una durísima factura a los socialistas españoles, que corren el peligro de casi desaparecer, como les ha ocurrido a los corruptos socialismos de Francia, Italia, Grecia y otros.
Sánchez es un mal tipo y los españoles ya lo saben, lo que le convierte en un pésimo candidato, inútil en democracia y en un portador de desgracias y derrotas para su partido y para el pueblo que tiene la desgracia de ser gobernado por él.
Francisco Rubiales