Estamos leyendo una prensa excesivamente mediatizada por la política con minúsculas. (dimes y diretes de partidos, luchas caciquiles, zancadillas entre partidos...) y no dedicada a la Política, así con mayúscula. A la defensa de bien común, a la defensa de los derechos.
Calla ante lo que no se quiere que exista. Se tapa la denuncia para que no se sepa. Se oculta para que no surjan voces, para que no haya criterios, para que no haya defensa, para que no se piense. Y surge el silencio.
Silencio ante las agresiones por pensar o creer distinto. Silencios ante las acciones que, si no se saben, no existen y por tanto van borrando la imagen identificativa. Por eso ¿es silencio ignorante o silencio cómplice?.
Silencio sobre los asesinatos de Orissa y otros lugares de la India. Allí los hombres de buena voluntad están horrorizados y estupefactos por la caza de cristianos para matarlos. Movidos por el odio a una religión -en el fondo a que las castas inferiores accedan a la educación- se han matado más de ochenta cristianos y en nuestro país hay un silencio absoluto en los medios. Hay una auténtica persecución con mártires por su fe y por dar dignidad a los que no la tienen. Ante esta situación la Hermana Nirmala -sucesora de Teresa de Calcuta- dice que la única solución es el amor al prójimo y el respeto activo a las ideas de los demás.
Silencio sobre Gaza ante las bombas a la biblioteca de la Asociación de Jóvenes Cristianos, ante el ataque a la escuela católica, ante el asesinato de Ranikader Ayar, agente de una librería cristiana. Contra el fanatismo sólo cabe el ponerse en la piel del otro e intentar comprender que su libertad es un bien para todos.
Silencio ante los veinte sacerdotes de la diócesis de Madrid que estuvieron con las victimas del trágico accidente de Barajas ayudando, confortando a las familias, rezando con ellas por sus muertos.
Silencio ante la oración que Bethancour y los otros liberados de la guerrilla tuvieron en el lugar de su liberación y cuyas imágenes ha sido boicoteadas por las cámaras de televisión.
Silencio, silencio. Lo que no se ve no existe. Es una sofisticada forma de anulación de lo que no interesa, de eliminación visual de la iglesia.
M. Vecino
Calla ante lo que no se quiere que exista. Se tapa la denuncia para que no se sepa. Se oculta para que no surjan voces, para que no haya criterios, para que no haya defensa, para que no se piense. Y surge el silencio.
Silencio ante las agresiones por pensar o creer distinto. Silencios ante las acciones que, si no se saben, no existen y por tanto van borrando la imagen identificativa. Por eso ¿es silencio ignorante o silencio cómplice?.
Silencio sobre los asesinatos de Orissa y otros lugares de la India. Allí los hombres de buena voluntad están horrorizados y estupefactos por la caza de cristianos para matarlos. Movidos por el odio a una religión -en el fondo a que las castas inferiores accedan a la educación- se han matado más de ochenta cristianos y en nuestro país hay un silencio absoluto en los medios. Hay una auténtica persecución con mártires por su fe y por dar dignidad a los que no la tienen. Ante esta situación la Hermana Nirmala -sucesora de Teresa de Calcuta- dice que la única solución es el amor al prójimo y el respeto activo a las ideas de los demás.
Silencio sobre Gaza ante las bombas a la biblioteca de la Asociación de Jóvenes Cristianos, ante el ataque a la escuela católica, ante el asesinato de Ranikader Ayar, agente de una librería cristiana. Contra el fanatismo sólo cabe el ponerse en la piel del otro e intentar comprender que su libertad es un bien para todos.
Silencio ante los veinte sacerdotes de la diócesis de Madrid que estuvieron con las victimas del trágico accidente de Barajas ayudando, confortando a las familias, rezando con ellas por sus muertos.
Silencio ante la oración que Bethancour y los otros liberados de la guerrilla tuvieron en el lugar de su liberación y cuyas imágenes ha sido boicoteadas por las cámaras de televisión.
Silencio, silencio. Lo que no se ve no existe. Es una sofisticada forma de anulación de lo que no interesa, de eliminación visual de la iglesia.
M. Vecino