Colaboraciones

SI VIS PACEM, PARA BELLUM





“Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum; qui victoriam cupit, milites imbuat deligenter; qui secundos optat eventus, dimicet arte, non casu. Nemo provocare, nemo audet offendere, quem intellegit superiorem esse pugnaturum”.

(“Así pues, quien desea la paz, prepare la guerra; quien quiere la victoria, instruya a sus soldados con diligencia; quien aspira a obtener resultados favorables, luche con estrategia, no lo deje al albur. Nadie se atreve a provocar, nadie osa ofender a quien entiende que es superior en la lucha”.)

Publius Flavius Vegetius Renatus, “Epitoma rei militaris”


Si quieres la paz, prepara la guerra. Ésa es la traducción cabal, literal, del latinajo del título. Bueno, pues, durante el mal llamado “proceso de paz”, no sólo el arranque del consejo, sino la recomendación íntegra, de cabo a rabo, de Vegetius parece ser la tesis que está siguiendo, sosteniendo y defendiendo con sus actos ETA.

Según la documentación que se le intervino en Quézac a Zigor Garro, jefe del “aparato de logística” de ETA, la banda terrorista ha reanudado sus labores de adquisición y abastecimiento de material electrónico y demás productos químicos, imprescindibles para confeccionar artefactos explosivos. Si a este dato, incontrovertible, le unimos el robo de 350 armas cortas y 60.000 cartuchos de munición en la armería de Nîmes, es lógico que en más de un caletre de persona de pensamiento libre o pesquis crítico se haya encendido la bombilla (roja, de la alarma) y haya colegido lo irrefutable, que ETA se está reorganizando y rearmando, poco más o menos, como hiciera en la tregua-trampa de 1998. La radiografía anual respecto al robo de coches por parte de ETA viene a abundar o apoyar la misma idea, pues la cifra no es tan distinta a la de años anteriores: 49, por el momento, en 2006, frente a los 40 de 2004 y a los 50 de 2005.

Evidentemente, la ciudadanía española no cuenta con todos los datos que dispone y posee el Gobierno, que son, precisamente, los que le llevan a mantener las expectativas y ser moderadamente optimista con el actual “proceso”.

Veremos en qué queda todo esto (ojalá pare en lo mejor para todos), pero lo que no puedo negar, en modo alguno, es que, en relación con el caso que tenemos entre manos o de marras, el corazón me dice una cosa y la cabeza otra muy distinta; diría, incluso, que la opuesta.

E. S. O., un andoba de Cornago


Franky  
Jueves, 7 de Diciembre 2006
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