Las recientes imágenes de jóvenes catalanes ciegos de violencia atacando a una manifestación de policías y guardias, incluso golpeando a los mossos, en Barcelona, han constituido un nuevo golpe a la conciencia militar y otro argumento sólido para los muchos que piensan que si esto no se corta de manera drástica podría terminar en un baño de sangre.
La llegada de los golpistas catalanes al poder, aliados ahora con un Pedro Sánchez que les paga su apoyo en la moción de censura concediéndoles algunas de sus demandas y otorgándoles gran influencia en el gobierno, exaspera e indigna a una parte importante de las Fuerzas Armadas españolas, muy preocupada por el futuro de España.
Al igual que ocurre en gran parte de la sociedad española, que se siente secuestrada por un gobierno que renuncia a someterse al voto en las urnas porque sabe que seria barrido, existe honda preocupación en la milicia española por el comportamiento de Pedro Sánchez y los partidos que le sostienen en el gobierno, algunos de ellos considerados como abiertos y declarados enemigos de España.
Por primera vez en muchos años algunos militares ven España en auténtico peligro y se atreven a reunirse para analizar la situación, aunque esas reuniones estén prohibidas.
La lealtad al poder político de los militares, preceptivo en democracia, no se resquebraja ni se rompe, pero la preocupación creciente por la situación de la nación está haciendo el ambiente irrespirable en algunos ámbitos de la milicia y las fuerzas del orden.
Los militares cercanos a partidos políticos están cada día peor vistos y desprestigiados en los cuarteles. El prototipo de esos militares politizados y despreciados es Julio Rodríguez, apodado "Julio el Rojo", en la actualidad alto cargo de Podemos, que fue JEMAD cuando Zapatero presidía el gobierno. El militar auténtico y fiable es cada día más aquel que desprecia a los partidos políticos y no tiene otra lealtad que la que debe a España.
Desde los tiempos de Felipe González, que descabezó y purgó con dureza los ejércitos, colocando a sus fieles en los puestos destacados, los partidos políticos españoles han desplegado un gran esfuerzo en debilitar el ejército y desmontar su capacidad de influir en la sociedad o de alzarse. Lo han hecho captando a militares para sus filas, a los que les promocionan y les facilitan los destinos y ascensos, dividiéndolo y marginando a los independientes que se mantienen al margen de la política.
Pero esa política está teniendo efectos contrarios en el interior de la milicia española porque los mejores militares, aquellos que destacan por su méritos y conocimientos, suelen estar en el grupo de los independientes, que es el más valorado y apreciado, aunque, gracias a la arbitraria influencia de los partidos, los mejores destinos y cargos suelen estar copados por los más politizados.
Esa situación es especialmente evidente en estos tiempos, cuando las fechorías del golpismo catalán y la debilidad pactista de Pedro Sánchez está generando tensiones que hacia décadas que no veían en la milicia española.
En agosto de 2018 se hizo viral un mensaje que circuló por las redes sociales, que decía así:
Seis generales de la guardia civil dos tenientes generales del Ejército y un general del aire, junto con un almirante de la armada, han solicitado urgentemente una audiencia con el rey para el día 20 de agosto ante la noticia de la existencia de una resolución firmada por el presidente del gobierno para que los últimos guardias civiles y policías nacionales salgan en marzo de 2.020 del País Vasco y Cataluña. El presidente del Gobierno ha firmado el pasado día 8 de agosto de 2018 un decreto a escondidas para sacar a la guardia civil y la policía nacional del País Vasco y Cataluña, según informa la Asociación Unificada de la guardia civil. La reducción de efectivos en las dos comunidades será paulatina y constante hasta marzo de 2.020, en que saldrán los últimos guardias civiles y policías de Cataluña y País Vasco. Esto lo tenía acordado con los que votaron la moción de censura.
Otra prebenda del “iluminado “ para mantenerse de ocupa en la Moncloa ¡¡Menudo sinvergüenza !!
No se puede saber si lo que dice el mensaje es cierto o no porque el ciberespacio está inundado de verdades y mentiras y porque el actual gobierno socialista funciona sin transparencia, en el peor secreto y opacidad, sobre todo en asuntos tan delicados como los militares, pero el hecho de que el mensaje circule y que millones de españoles crean que puede ser cierto es lo preocupante.
Francisco Rubiales
La llegada de los golpistas catalanes al poder, aliados ahora con un Pedro Sánchez que les paga su apoyo en la moción de censura concediéndoles algunas de sus demandas y otorgándoles gran influencia en el gobierno, exaspera e indigna a una parte importante de las Fuerzas Armadas españolas, muy preocupada por el futuro de España.
Al igual que ocurre en gran parte de la sociedad española, que se siente secuestrada por un gobierno que renuncia a someterse al voto en las urnas porque sabe que seria barrido, existe honda preocupación en la milicia española por el comportamiento de Pedro Sánchez y los partidos que le sostienen en el gobierno, algunos de ellos considerados como abiertos y declarados enemigos de España.
Por primera vez en muchos años algunos militares ven España en auténtico peligro y se atreven a reunirse para analizar la situación, aunque esas reuniones estén prohibidas.
La lealtad al poder político de los militares, preceptivo en democracia, no se resquebraja ni se rompe, pero la preocupación creciente por la situación de la nación está haciendo el ambiente irrespirable en algunos ámbitos de la milicia y las fuerzas del orden.
Los militares cercanos a partidos políticos están cada día peor vistos y desprestigiados en los cuarteles. El prototipo de esos militares politizados y despreciados es Julio Rodríguez, apodado "Julio el Rojo", en la actualidad alto cargo de Podemos, que fue JEMAD cuando Zapatero presidía el gobierno. El militar auténtico y fiable es cada día más aquel que desprecia a los partidos políticos y no tiene otra lealtad que la que debe a España.
Desde los tiempos de Felipe González, que descabezó y purgó con dureza los ejércitos, colocando a sus fieles en los puestos destacados, los partidos políticos españoles han desplegado un gran esfuerzo en debilitar el ejército y desmontar su capacidad de influir en la sociedad o de alzarse. Lo han hecho captando a militares para sus filas, a los que les promocionan y les facilitan los destinos y ascensos, dividiéndolo y marginando a los independientes que se mantienen al margen de la política.
Pero esa política está teniendo efectos contrarios en el interior de la milicia española porque los mejores militares, aquellos que destacan por su méritos y conocimientos, suelen estar en el grupo de los independientes, que es el más valorado y apreciado, aunque, gracias a la arbitraria influencia de los partidos, los mejores destinos y cargos suelen estar copados por los más politizados.
Esa situación es especialmente evidente en estos tiempos, cuando las fechorías del golpismo catalán y la debilidad pactista de Pedro Sánchez está generando tensiones que hacia décadas que no veían en la milicia española.
En agosto de 2018 se hizo viral un mensaje que circuló por las redes sociales, que decía así:
Seis generales de la guardia civil dos tenientes generales del Ejército y un general del aire, junto con un almirante de la armada, han solicitado urgentemente una audiencia con el rey para el día 20 de agosto ante la noticia de la existencia de una resolución firmada por el presidente del gobierno para que los últimos guardias civiles y policías nacionales salgan en marzo de 2.020 del País Vasco y Cataluña. El presidente del Gobierno ha firmado el pasado día 8 de agosto de 2018 un decreto a escondidas para sacar a la guardia civil y la policía nacional del País Vasco y Cataluña, según informa la Asociación Unificada de la guardia civil. La reducción de efectivos en las dos comunidades será paulatina y constante hasta marzo de 2.020, en que saldrán los últimos guardias civiles y policías de Cataluña y País Vasco. Esto lo tenía acordado con los que votaron la moción de censura.
Otra prebenda del “iluminado “ para mantenerse de ocupa en la Moncloa ¡¡Menudo sinvergüenza !!
No se puede saber si lo que dice el mensaje es cierto o no porque el ciberespacio está inundado de verdades y mentiras y porque el actual gobierno socialista funciona sin transparencia, en el peor secreto y opacidad, sobre todo en asuntos tan delicados como los militares, pero el hecho de que el mensaje circule y que millones de españoles crean que puede ser cierto es lo preocupante.
Francisco Rubiales