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Rubalcaba y los socialistas se sienten a gusto con el Estado de Alarma





Rubalcaba, presidente del gobierno "de facto", se dispone a prorrogar durante toda la Navidad el Estado de Alarma, en vigor desde el pasado 4 de diciembre y que expira el próximo domingo. Lo hará por medio del ministro de Fomento, José Blanco, que anunciará hoy la prórroga ante la Comisión de Fomento del Congreso, argumentando, según fuentes de su propio entorno, que "el Gobierno está dispuesto a utilizar todos los instrumentos que tiene en su mano para que no se repita una situación" como la del pasado puente de la Constitución.

Rubalcaba se siente a gusto con el "Estado de Alarma", una situación excepcional que muchos expertos consideran liberticida, que está reñida con la democracia y que en los países avanzados se utiliza sólo en situaciones de grave emergencia, pero que en España permite a un gobierno inepto e incapaz controlar los problemas, gracias a la ayuda de militares armados.

Tiene razón el periodista Hermann Tertsch cuando exclama que "Resulta alarmante comprobar lo poco que alarma el estado de alarma a la inmensa mayoría de ciudadanos".

El gobierno de España, tras haber escondido a Zapatero, un tipo tan despreciado por los ciudadanos que su simple presencia física resta votos al PSOE, está utilizando la rebeldía de los controladores para limitar los derechos constitucionales, una situación que siempre repugna a los demócratas del planeta, pero que en España gusta al gobierno y a sus todavía numerosos fanáticos, cuyo sentido de la libertad y de la democracia es prácticamente nulo.

Los estados de excepción, de alarma y de emergencia suelen ser utilizados por los tiranos para imponer su voluntad a la sociedad, para justificar la adopción de recortes extraordinarios de las libertades de los ciudadanos, en apariencia con un carácter temporal, pero que, en la práctica, muchas veces, suelen perpetuarse una vez que la crisis ha pasado.

Rubalcaba, que es en sí mismo una alarma porque está ejerciendo de presidente del gobierno sin que el pueblo le haya elegido, lo que constituye, probablemente, una violación flagrante de la Constitución, ha preferido prolongar el Estado de Alarma, con la ayuda de votos nacionalistas que aman poco a España, antes que negociar con un colectivo como el de los controladores, que está asustado y acorralado por la brutal embestida del gobierno y por tener que trabajar bajo el imperio del fusil.

El "gusto" del gobierno de Zapatero por las medidas de excepción está más que demostrado, no sólo por haber sido el primero que ha recurrido al Estado de Alarma desde la muerte de Franco, sino porque ha utilizado otro recurso excepcional, como el "veto parlamentario", nada menos que 79 veces, mientras que Felipe González lo utilizó sólo 4 veces y Aznar ninguna.

Para entender el "gusto" del actual gobierno socialista por el Estado de Alarma hay que considerar algunos factores y hechos elocuentes, entre los que destaca que España vive en un práctico Estado de Alarma desde que Zapatero asumió el poder, con su sociedad sorprendida por la manipulación, las mentiras, las medidas y leyes adoptadas contra la opinión de las mayorías, el secretismo gubernamental, los pactos contra natura con fuerzas de ideología opuesta y los ataques desde el mismo gobierno, a la Constitución, apoyando la desigualdad, la insolidaridad, la división, el enfrentamiento y otras suciedades.

Otros factores que "explican", aunque no justifican, la pasión gubernamental por las medidas de excepción son el pasado de Rubalcaba, el actual hombre fuerte del gobierno, ministro destacado de un gobierno que también utilizó medidas excepcionales clandestinas, como el de Felipe González, al recurrir al terrorismo de Estado, secuestrando y asesinando secretamente, con los GAL, a sus adversarios de ETA.


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Martes, 14 de Diciembre 2010
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