Violando las reglas de la decencia política y los principios que regulan el transfuguismo, el alcalde de Ronda, Antonio Marín Lara, que ganó las elecciones municipales de hace dos años en las listas del Partido Andalucista (PA), del que fue, además, secretario provincial en Málaga, se ha pasado cor armas y bagaje al PSOE, partido al que se ha afiliado junto a otros ocho concejales y unos 90 ex militantes andalucistas rondeños.
Si alguien tenía alguna duda sobre el profundo deterioro de la democracia en Andalucía, lo sucedido en Ronda es la prueba contundente de que la indecencia está ganando terreno a pasos de gigante. El socialismo andaluz, para fortalecer sus filas, esta propiciando el transfuguismo y reclutando políticos andalucistas, aprovechando el hundimiento de ese partido. La jugada es tan sucia que disipa cualquier duda existente sobre el deterioro de la política andaluza, que con esta operación demuestra su podredumbre y bajeza más allá de toda duda razonable.
Los ciudadanos de la hermosa ciudad malagueña de Ronda tienen el derecho y el deber de sentirse estafados por los políticos tránsfugas, a los que votaron y otorgaron el poder municipal como miembros del Partido Andalucista. Tras presentar el programa de ese partido, obtuvieron los votos suficientes para alcanzar el poder municipal. Es evidente que su elección se produjo bajo unas condiciones y al amparo de unas siglas que ahora han sido traicionadas.
A pesar de la gravedad de la estafa, el PSOE, partido que gobierna Andalucía desde hace más tres décadas, ni siquiera se ha ruborizado al acoger en sus filas a los tránfugas, demostrando de manera fehaciente que no existen ya ni principios, ni ética, ni decencia en la política de la región más atrasada de España y la que padece una más agobiante presencia del partido en el poder, dominador y dueño absoluto de un poder que cada día se parece menos a una democracia y más a una dictadura encubierta.
Si alguien tenía alguna duda sobre el profundo deterioro de la democracia en Andalucía, lo sucedido en Ronda es la prueba contundente de que la indecencia está ganando terreno a pasos de gigante. El socialismo andaluz, para fortalecer sus filas, esta propiciando el transfuguismo y reclutando políticos andalucistas, aprovechando el hundimiento de ese partido. La jugada es tan sucia que disipa cualquier duda existente sobre el deterioro de la política andaluza, que con esta operación demuestra su podredumbre y bajeza más allá de toda duda razonable.
Los ciudadanos de la hermosa ciudad malagueña de Ronda tienen el derecho y el deber de sentirse estafados por los políticos tránsfugas, a los que votaron y otorgaron el poder municipal como miembros del Partido Andalucista. Tras presentar el programa de ese partido, obtuvieron los votos suficientes para alcanzar el poder municipal. Es evidente que su elección se produjo bajo unas condiciones y al amparo de unas siglas que ahora han sido traicionadas.
A pesar de la gravedad de la estafa, el PSOE, partido que gobierna Andalucía desde hace más tres décadas, ni siquiera se ha ruborizado al acoger en sus filas a los tránfugas, demostrando de manera fehaciente que no existen ya ni principios, ni ética, ni decencia en la política de la región más atrasada de España y la que padece una más agobiante presencia del partido en el poder, dominador y dueño absoluto de un poder que cada día se parece menos a una democracia y más a una dictadura encubierta.