Los recientes resultados electorales de Francia, Bélgica y España confirman que el socialismo retrocede y que una enorme ola azul está invadiendo Europa, donde España, con Zapatero al frente del socialismo más radical de Europa, y la Italia de Romano Prodi son ya dos islas rojas aisladas en el continente.
En Francia, la victoria de Sarkozy en las legislativas esta siendo aplastante y el socialismo, derrotado y sin ideas, se retira a la trastienda para ser refundado. En Bélgica, la coalición liberal socialista que gobernaba el país, ha sufrido una durísima derrota y ambos partidos han salido muy disminuidos y tocados de su examen ciudadano en las urnas. El cristiano demócrata Yves Leterme se perfila como nuevo primer ministro belga.
La victoria en España del Partido Popular en las recientes elecciones municipales y autonómicas del 27 de mayo, ha sido interpretada internacionalmente como una confirmación de la ola azul que atraviesa Europa.
El retroceso socialista fue especialmente duro y significativo en Alemania con la victoria de Ángela Merkel y, a juzgar por los muchos movimientos políticos y resultados electorales regionales en otros muchos países, es un fenómeno generalizado, toda una tendencia que muchos pensadores explican como un avance de los ciudadanos y de la libertad frente a regímenes que engañan, que se presentan como democráticos y populares pero que, en realidad, son una evolución del viejo latifundismo, donde el poder feudal se ha transformado en estatalista, controlado férreamente por partidos políticos, sindicatos y lobbies contrarios al ciudadano.
Nosotros, desde Voto en Blanco, creemos que lo que está abriéndose paso en Europa no es tanto la derecha como una reacción contra la falsa izquierda, un movimiento saludable y esperanzador de rebeldía ciudadana contra el feudalismo “democrático” y “fariseo”, tras el cual se ocultan concepciones muy peligrosas y hasta totalitarias del poder, resultado del tránsito realizado desde Lenin, Stalin y Hítler hasta falsas democracias como la española y la italiana, donde el ciudadano no cuenta nada, los controles al poder han sido desmontados y todo está dominado y bajo control de los partidos políticos y de legiones de poco eficaces políticos profesionales.
Los ciudadanos europeos están entendiendo, por fin, el engaño y la estafa que representan políticos que dicen gobernar por el bien de los pobres, que se consideran dueños del poder, sin tener que rendir cuentas a nadie y que aprovechan su estancia en el gobierno no para servir sino para enriquecerse y perpetuarse en el poder.
Creemos que el hundimiento de la falsa izquierda en Europa será bueno para la misma izquierda y para la derecha, que deberán regenerarse y aprender a ser demócratas, pero, sobre todo, será bueno para los ciudadanos, que podrán recuperar en parte el poder que les corresponde en democracia y que les ha sido arrebatado por los partidos, y porque podrán aprender de una vez a distinguir entre las palabras y los hechos, entre el engaño y la verdad política.
FR
En Francia, la victoria de Sarkozy en las legislativas esta siendo aplastante y el socialismo, derrotado y sin ideas, se retira a la trastienda para ser refundado. En Bélgica, la coalición liberal socialista que gobernaba el país, ha sufrido una durísima derrota y ambos partidos han salido muy disminuidos y tocados de su examen ciudadano en las urnas. El cristiano demócrata Yves Leterme se perfila como nuevo primer ministro belga.
La victoria en España del Partido Popular en las recientes elecciones municipales y autonómicas del 27 de mayo, ha sido interpretada internacionalmente como una confirmación de la ola azul que atraviesa Europa.
El retroceso socialista fue especialmente duro y significativo en Alemania con la victoria de Ángela Merkel y, a juzgar por los muchos movimientos políticos y resultados electorales regionales en otros muchos países, es un fenómeno generalizado, toda una tendencia que muchos pensadores explican como un avance de los ciudadanos y de la libertad frente a regímenes que engañan, que se presentan como democráticos y populares pero que, en realidad, son una evolución del viejo latifundismo, donde el poder feudal se ha transformado en estatalista, controlado férreamente por partidos políticos, sindicatos y lobbies contrarios al ciudadano.
Nosotros, desde Voto en Blanco, creemos que lo que está abriéndose paso en Europa no es tanto la derecha como una reacción contra la falsa izquierda, un movimiento saludable y esperanzador de rebeldía ciudadana contra el feudalismo “democrático” y “fariseo”, tras el cual se ocultan concepciones muy peligrosas y hasta totalitarias del poder, resultado del tránsito realizado desde Lenin, Stalin y Hítler hasta falsas democracias como la española y la italiana, donde el ciudadano no cuenta nada, los controles al poder han sido desmontados y todo está dominado y bajo control de los partidos políticos y de legiones de poco eficaces políticos profesionales.
Los ciudadanos europeos están entendiendo, por fin, el engaño y la estafa que representan políticos que dicen gobernar por el bien de los pobres, que se consideran dueños del poder, sin tener que rendir cuentas a nadie y que aprovechan su estancia en el gobierno no para servir sino para enriquecerse y perpetuarse en el poder.
Creemos que el hundimiento de la falsa izquierda en Europa será bueno para la misma izquierda y para la derecha, que deberán regenerarse y aprender a ser demócratas, pero, sobre todo, será bueno para los ciudadanos, que podrán recuperar en parte el poder que les corresponde en democracia y que les ha sido arrebatado por los partidos, y porque podrán aprender de una vez a distinguir entre las palabras y los hechos, entre el engaño y la verdad política.
FR