Salvo honrosas y escasas excepciones, el periodismo español se ha vuelto cobarde, sometido y lameculos de los políticos
Los pocos periodistas libres que quedan en España luchamos cada día por abrir los ojos a nuestros conciudadanos y para que vean el deterioro profundo de España, provocado por el gobierno injusto y corrupto de Pedro Sánchez. Nuestra lucha es titánica porque nos enfrentamos a todo el poder y los recursos del Estado, dueño del dinero, de la fuerza, de los servicios de inteligencia y seguridad, manipulador de la Justicia, con capacidad de crear leyes y con cientos de miles de personas a su servicio. También nos enfrentamos a cientos de medios de comunicación y empresas periodísticas que han optado por someterse a la voluntad del poder político y que están al servicio del gobierno, de los partidos políticos y de algunas grandes corporaciones.
Nuestra fidelidad a la Constitución, que garantiza en teoría la información veraz del ciudadano, y a la democracia, que exige un sistema informativo veraz, independiente y crítico para un mejor control del poder político, nos cuesta muy caro porque el gobierno desprecia, margina y a veces persigue a los que no se someten a su tiranía.
Si los periodistas españoles hubieran hecho sus deberes, España no sería hoy una cloaca. Si los periodistas hubieran hecho bien su trabajo en España, la democracia no habría sido asesinada por los partidos políticos y transformada en una oligocracia corrupta, sin dignidad ni respeto.
El periodismo libre es la columna vertebral de la democracia, pero el periodismo sometido es el sostén de la tiranía. El periodismo español está enfermo porque hay demasiados profesionales que han renunciado a la independencia, que no propagan la verdad, sino la verdad del poder, que es muy distinta, y que se han sometido a cambio de dinero, privilegios o, lo que es todavía peor, en espera de ser recompensados por los poderosos.
Aquellos periodistas que aportan luz, información independiente y verdad, son los guardianes de la democracia, pero los que se han sometido son "los perros del poder".
Los partidos políticos han sido hábiles descubriendo que el poder moderno se basa en el relato y en la información. Controlando los medios de comunicación se controlan las mentes y las voluntades de un pueblo que se acerca a la esclavitud. Los políticos, gracias al control mediático, han logrado lo que los tiranos nunca consiguieron con la tortura y el crimen: engañar al pueblo y lograr que lo malo sea considerado bueno.
Si el pueblo fuera consciente del valor que tienen en el mundo moderno, la verdad y el periodismo libre que informa verazmente, cuidaría a los periodistas críticos y los trataría como héroes.
He publicado el libro "Periodistas Sometidos. Los perros del poder" (Editorial Almuzara, 2009), un ensayo que conserva toda su actualidad y frescura 14 años después de su publicación. Vaticinaba entonces el enorme deterioro del periodismo, prostituido por los partidos políticos y al servicio del poder. Analizaba el fenómeno de los numerosos periodistas que rompen su alianza con la democracia y con los ciudadanos, abandonan el servicio a la verdad y se someten al poder a cambio de sueldos, concesiones y premios. Con abundancia de datos y argumentos demuestra que no es lo mismo difundir “la verdad” que "la verdad del poder" y sostiene que del mismo modo que la prensa libre es el pilar de la democracia, la prensa sometida es el pilar de la tiranía.
Tras repasar numerosos ejemplos de periodistas que fueron perseguidos e, incluso, asesinados por defender la verdad, el análisis concluye que aquellos que se alejan de la verdad para servir al poder deberían abandonar las asociaciones profesionales de periodistas para incorporarse a otras asociaciones distintas que congreguen a propagandistas, agitadores de masas, publicistas o policías del pensamiento.
En la España de Pedro Sánchez, la degradación del periodismo es, junto con la de los políticos, el gran drama del país y de una ciudadanía que sin información libre y veraz es constantemente engañada y manipulada por unos políticos que han abandonado la ética y la decencia, convirtiendo la democracia en una gran estafa maloliente.
Francisco Rubiales
Nuestra fidelidad a la Constitución, que garantiza en teoría la información veraz del ciudadano, y a la democracia, que exige un sistema informativo veraz, independiente y crítico para un mejor control del poder político, nos cuesta muy caro porque el gobierno desprecia, margina y a veces persigue a los que no se someten a su tiranía.
Si los periodistas españoles hubieran hecho sus deberes, España no sería hoy una cloaca. Si los periodistas hubieran hecho bien su trabajo en España, la democracia no habría sido asesinada por los partidos políticos y transformada en una oligocracia corrupta, sin dignidad ni respeto.
El periodismo libre es la columna vertebral de la democracia, pero el periodismo sometido es el sostén de la tiranía. El periodismo español está enfermo porque hay demasiados profesionales que han renunciado a la independencia, que no propagan la verdad, sino la verdad del poder, que es muy distinta, y que se han sometido a cambio de dinero, privilegios o, lo que es todavía peor, en espera de ser recompensados por los poderosos.
Aquellos periodistas que aportan luz, información independiente y verdad, son los guardianes de la democracia, pero los que se han sometido son "los perros del poder".
Los partidos políticos han sido hábiles descubriendo que el poder moderno se basa en el relato y en la información. Controlando los medios de comunicación se controlan las mentes y las voluntades de un pueblo que se acerca a la esclavitud. Los políticos, gracias al control mediático, han logrado lo que los tiranos nunca consiguieron con la tortura y el crimen: engañar al pueblo y lograr que lo malo sea considerado bueno.
Si el pueblo fuera consciente del valor que tienen en el mundo moderno, la verdad y el periodismo libre que informa verazmente, cuidaría a los periodistas críticos y los trataría como héroes.
He publicado el libro "Periodistas Sometidos. Los perros del poder" (Editorial Almuzara, 2009), un ensayo que conserva toda su actualidad y frescura 14 años después de su publicación. Vaticinaba entonces el enorme deterioro del periodismo, prostituido por los partidos políticos y al servicio del poder. Analizaba el fenómeno de los numerosos periodistas que rompen su alianza con la democracia y con los ciudadanos, abandonan el servicio a la verdad y se someten al poder a cambio de sueldos, concesiones y premios. Con abundancia de datos y argumentos demuestra que no es lo mismo difundir “la verdad” que "la verdad del poder" y sostiene que del mismo modo que la prensa libre es el pilar de la democracia, la prensa sometida es el pilar de la tiranía.
Tras repasar numerosos ejemplos de periodistas que fueron perseguidos e, incluso, asesinados por defender la verdad, el análisis concluye que aquellos que se alejan de la verdad para servir al poder deberían abandonar las asociaciones profesionales de periodistas para incorporarse a otras asociaciones distintas que congreguen a propagandistas, agitadores de masas, publicistas o policías del pensamiento.
En la España de Pedro Sánchez, la degradación del periodismo es, junto con la de los políticos, el gran drama del país y de una ciudadanía que sin información libre y veraz es constantemente engañada y manipulada por unos políticos que han abandonado la ética y la decencia, convirtiendo la democracia en una gran estafa maloliente.
Francisco Rubiales