Hay una verdad que pocos se atreven a decir en voz alta: tanto en la Cataluña agitada y convulsa por culpa del independentismo como en la Andalucía dominada por el poder socialista, por su burocracia, sus impuestos y su política económica intervencionista y alejada de la empresa y de la creación de riqueza, la prosperidad se aleja y el futuro llega cargado de oscuridad y amenazas.
Andalucía, mientras mantenga sus rasgos y condiciones actuales, está condenada a permanecer estancada y a ocupar un sitio en la cola del progreso y la prosperidad europea. Son cada día más los ciudadanos que rechazan los impuestos abusivos y el intervencionismo público excesivo, dos enemigos mortales de la economía de libre mercado y de la prosperidad.
De las más de dos mil empresas que han salido de Cataluña, huyendo del independentismo, para buscar otra residencia en territorio español, solo dos se han instalado en Andalucía, un dato que demuestra, más allá de toda duda, que la Andalucía que preside Susana Díaz repele a la riqueza y el emprendimiento.
¿Para qué residir en un lugar donde van liquidar tu patrimonio, si falleces, y a condenar a tu familia a la pobreza? ¿Para qué residir en un lugar donde tienen que someterte al gobierno si quieres desplegar cualquier actividad económico, empresarial o profesional destacada? Por qué residir en un lugar donde el ambiente educativo es en general pésimo y el nivel escandalosamente bajo? ¿No es evidente que los recortes están convirtiendo la sanidad andaluza en una trampa de escasa calidad, masificada y con listas de espera interminables?
El entorno burocrático, los impuestos elevados y el peso agobiante del Estado autonómico están asfixiando Andalucía y convirtiendo esa tierra en un espacio condenado al atraso y a la pobreza. La fuga de profesionales cualificados andaluces hacia otras tierras, sobre todo Madrid, es creciente. Muchos de ellos aprovechan el AVE para vivir en Madrid y desplazarse dos o tres días a la semana a Sevilla. Lo hacen, sobre todo, muchos médicos especialistas de la sanidad privada, para pasar consulta.
La Cataluña que surgirá del drama independentista, triunfen o no los sediciosos, se parecerá tanto a la Andalucía del presente como dos gotas de agua: huida de empresas, excesivo poder político y el plus horrible de la inestabilidad, el odio, el deterioro de la convivencia entre las dos comunidades que comparten el territorio y las tensiones violentas, justo el ambiente que más repugna a las empresas y a los empresarios y profesionales.
El drama de Andalucía y Cataluña será otro de los rasgos absurdos e incomprensibles de esta España surrealista, ya que se trata de las dos regiones que los expertos consideran con mayor potencialidad para la prosperidad y la creación de empleo y riqueza.
Francisco Rubiales
Andalucía, mientras mantenga sus rasgos y condiciones actuales, está condenada a permanecer estancada y a ocupar un sitio en la cola del progreso y la prosperidad europea. Son cada día más los ciudadanos que rechazan los impuestos abusivos y el intervencionismo público excesivo, dos enemigos mortales de la economía de libre mercado y de la prosperidad.
De las más de dos mil empresas que han salido de Cataluña, huyendo del independentismo, para buscar otra residencia en territorio español, solo dos se han instalado en Andalucía, un dato que demuestra, más allá de toda duda, que la Andalucía que preside Susana Díaz repele a la riqueza y el emprendimiento.
¿Para qué residir en un lugar donde van liquidar tu patrimonio, si falleces, y a condenar a tu familia a la pobreza? ¿Para qué residir en un lugar donde tienen que someterte al gobierno si quieres desplegar cualquier actividad económico, empresarial o profesional destacada? Por qué residir en un lugar donde el ambiente educativo es en general pésimo y el nivel escandalosamente bajo? ¿No es evidente que los recortes están convirtiendo la sanidad andaluza en una trampa de escasa calidad, masificada y con listas de espera interminables?
El entorno burocrático, los impuestos elevados y el peso agobiante del Estado autonómico están asfixiando Andalucía y convirtiendo esa tierra en un espacio condenado al atraso y a la pobreza. La fuga de profesionales cualificados andaluces hacia otras tierras, sobre todo Madrid, es creciente. Muchos de ellos aprovechan el AVE para vivir en Madrid y desplazarse dos o tres días a la semana a Sevilla. Lo hacen, sobre todo, muchos médicos especialistas de la sanidad privada, para pasar consulta.
La Cataluña que surgirá del drama independentista, triunfen o no los sediciosos, se parecerá tanto a la Andalucía del presente como dos gotas de agua: huida de empresas, excesivo poder político y el plus horrible de la inestabilidad, el odio, el deterioro de la convivencia entre las dos comunidades que comparten el territorio y las tensiones violentas, justo el ambiente que más repugna a las empresas y a los empresarios y profesionales.
El drama de Andalucía y Cataluña será otro de los rasgos absurdos e incomprensibles de esta España surrealista, ya que se trata de las dos regiones que los expertos consideran con mayor potencialidad para la prosperidad y la creación de empleo y riqueza.
Francisco Rubiales
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