José Luis Rodríguez Zapatero, verdugo de los españoles y principal culpable del hundimiento de España, ha reaparecido en Andalucía cargado de descaro y desvergüenza, alardeando de su política en lugar de pedir perdón y llorar por los estragos causados.
Zapatero reapareció de la mano del presidente andaluz Griñan, que le premió y rindió homenaje, desafiando de ese modo los profundos sentimientos populares de rechazo y desprecio al político socialista que, desde la presidencia del gobierno, empujo a España hacia el fracaso y alentó el desempleo, la pobreza, la ruina económica y el desprestigio internacional.
Al premiar a Zapatero, en contra de la voluntad popular, Griñan y el socialismo andaluz exhiben su arrogancia, desvergüenza y la profunda distancia que le separan del pueblo y sus sentimientos.
Muchos españoles creen que Zapatero, en lugar de ser premiado y reconocido, debería ser juzgado o por lo menos públicamente denigrado por el terrible daño que causo a sus compatriotas.
Zapatero reapareció de la mano del presidente andaluz Griñan, que le premió y rindió homenaje, desafiando de ese modo los profundos sentimientos populares de rechazo y desprecio al político socialista que, desde la presidencia del gobierno, empujo a España hacia el fracaso y alentó el desempleo, la pobreza, la ruina económica y el desprestigio internacional.
Al premiar a Zapatero, en contra de la voluntad popular, Griñan y el socialismo andaluz exhiben su arrogancia, desvergüenza y la profunda distancia que le separan del pueblo y sus sentimientos.
Muchos españoles creen que Zapatero, en lugar de ser premiado y reconocido, debería ser juzgado o por lo menos públicamente denigrado por el terrible daño que causo a sus compatriotas.