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Rajoy y Zapatero, los grandes culpables de la degradación española



Rajoy y Zapatero pasarán a la Historia como dos políticos nefastos, ambos culpables en gran medida de la degradación de España. Ellos han defraudado a los ciudadanos, hundido a sus respectivos partidos y arruinado a España. Son culpables de la atomización política y de que España se italianice y se haga ingobernable. Zapatero ha sido un azote político, ético y económico, mientras que Rajoy ha pisoteado la ética, la verdad y la decencia hasta límites insospechados.

La España actual, la de los ciudadanos sin esperanza y de la política basura, la que está infectada de injusticia, abuso y corrupción, la que fragua pactos incomprensibles y contra natura para repartirse el poder y sus beneficios, es la consecuencia directa de los nefastos mandatos de Rajoy y Zapatero, los cuales no solo completaron y perfeccionaron los muchos daños causados por sus predecesores Felipe González y José María Aznar, sino que, además, con sus estragos causados a España, han hundido la moral colectiva, la cohesión de la nación y todo lo que quedaba de grandeza en sus respectivos partidos.
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El socialista Pedro Sanchez se envuelve en la bandera de España para ganar votos, un gesto que confirma que su partido ha rechazado y denigrado ese símbolo durante las últimas tres décadas. Por su parte, Mariano Rajoy se cierra en banda y se niega a regenerar su partido, a pesar del olor que despide y de que los españoles piden a gritos limpieza y castigo para unos corruptos y saqueadores que han encontrado en los dos grandes partidos el mejor refugio y la plataforma óptima para delinquir.

Casi todos los males de España pueden explicarse como las consecuencias lógicas de la degradación política y ética de esta nación y de sus principales partidos políticos. La clase dirigente española ha demostrado ser de las peores del mundo.

Aunque González y Aznar fueron dos activistas pervertidos de la corrupción y la antidemocracia, Zapatero y Rajoy han sido insupersables como dirigentes dañinos y su responsabilidad en el gran desastre de España es tan mayúscula y deplorable que merecen quedar integrados en la galería histórica de los personajes inicuos de este país.

Fechorías como el saqueo de las cajas de ahorro, la estafa de las preferentes, los grandes escándalos de corrupción y el avance generalizado del desempleo, la pobreza y muchos vicios y dramas se les debe a sus mandatos políticos, en muchos aspectos peores, inclusos, que el reinado del traidor Fernando VII.

El nacimiento y ascenso fulgurante de Podemos y de Ciudadanos son también consecuencias de las labores de Rajoy y de Zapatero, como también lo son el rechazo y el odio crecientes de los españoles a su clase dirigente y la proliferación de una clase innoble y nada valiosa de políticos, que han olvidado el concepto de servicio para sumergirse en lo corrupto y en los privilegios, tipos capaces de pactar contra natura para ocupar sillones y de anteponer el dinero y el poder al bien común y al interés de la nación.

La injusticia, la corrupción, la antidemocracia y el desprestigio internacional que "manchan" hoy la imagen y la esencia de España son obras, en gran medida, de los mandatos presidenciales de estos dos energúmenos de la política, tipos que también han llevado a sus respectivos partidos hasta la agonía y la decadencia mas profunda.

El "zapaterismo" fue una enfermedad terrible que asoló España y dejó infectado al socialismo español y a toda la izquierda. El PSOE reaccionó contra Zapatero porque su presencia en la primera línea política restaba poder y votos al partido, pero no ha sabido ni querido tratarse contra esa terrible pandemia. El "virus Rajoy" tan letal como el de Zapatero, está minando hasta los cimientos de una derecha española que ni siquiera sabe que está enferma y que merece el desprecio y el rechazo de los ciudadanos decentes, informados y demócratas de España.

Las dos enfermedades tienen mucho en común: desprecio a la democracia, marginación del ciudadano, despilfarro, corrupción, utilización de la mentira y el engaño como armas del Estado, compra de votos, voluntades y medios de comunicación, utilización sucia y depravada del dinero público, ejercicio diario de la "dictadura" de partido, manipulación de la Justicia, violación de la democracia, endeudamiento irresponsable, utilización del poder y del Estado para su propios intereses, asesinato de los valores y violación reiterada de una de las principales normas de la democracia, al anteponer los intereses propios y del partido al bien común.

Ambos son tan pobres en democracia, valores y principios que ni siquiera son capaces de percibir toda la vileza que encierran hechos como el incumplimiento de las promesas electorales, la connivencia con la corrupción, sus pactos miserables con el nacionalismo independentista que odia a España y el uso reiterado de la mentira como instrumento del poder público.

Una de sus obras mas despreciables, aunque en eso también han sido grandes culpables sus predecesores González y Aznar, es haber construido, desde el poder, un Estado bochornoso y despreciable, innecesariamente grande, imposible de costear, preñado de vicios inmorales y de políticos con carné que cobran sin trabajar o sin que sus servicios sean necesarios. El Estado español actual, con 17 satrapías regionales y miles de instituciones y chiringuitos innecesarios sufragados con los abusivos impuestos que paga el ciudadano, con mas políticos mantenidos que los de Francia, Inglaterra y Alemania juntos y con mas políticos aforados que el resto de Europa, es una obra maestra de suciedad y abuso, de miseria política y engaño, de desprecio a la democracia y a los grandes valores que sostienen a cualquier nación: igualdad, fraternidad, justicia, libertad, decencia y respeto.

Todos esos abusos y arbitrariedades han tenido efectos catastróficos sobre España, sobre la democracia, los valores que sostienen la nación y la convivencia. La España que nos dejarán en herencia Zapatero y Rajoy es una pocilga con buen clima, paisajes preciosos, un gran patrimonio histórico y estupenda gastronomía, pero vaciada de valores y sembrada de gente desmoralizada y sin esperanza. Serán recordados por sus abusos, desmanes y estragos, no por sus méritos, escasos y diluidos en el mar de errores y tropelías con el que han inundado España. El país, después del paso de esos dos "tornados" de miseria, está en descomposición y en proceso de ruptura, sin gente que sienta orgullo por pertenecer a una nación que está indefensa frente al saqueo y la injusticia.


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Martes, 23 de Junio 2015
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