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Rajoy y Pablo Iglesias: triunfan dos "adversarios-socios" que se necesitan



Pablo Iglesias sería un "don nadie" sin Rajoy y Rajoy no gobernaría España sin Pablo Iglesias. Son dos adversarios que se necesitan porque se aportan millones de votos mutuamente. Podemos produce el miedo que necesita el PP y éste produce la indignación que necesita Podemos. Este fin de semana, cuando conocieron sus respectivos triunfos en los congresos del PP y de Podemos, debieron sentirse eufóricos.
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Pablo Iglesias fabrica el miedo que necesita Rajoy para que millones de españoles le voten, a pesar de sus déficits democráticos y errores como dirigente, mientras que Mariano Rajoy fabrica la indignación y el hastío que Pablo Iglesias necesita para que Podemos siga creciendo y recogiendo el voto de los millones de españoles indignados con la corrupción y la injusticia reinantes.

La continuidad de Rajoy como líder de la falsa derecha del PP ha sido aplaudida por un Pablo Iglesias al que Rajoy proporciona chorros de votos. Por su parte, Rajoy está eufórico ante el triunfo de Pablo Iglesias, cuyo liderazgo en Podemos le asegura el miedo suficiente para que millones de españoles le voten, aunque sea asqueados y con la nariz tapada.

Parece una paradoja surrealista, pero es también una verdad incuestionable. Iglesias le aporta a Rajoy el miedo que necesita y Rajoy le garantiza a Podemos la dosis de indignación y descontento que necesita para ser el partido de la indignación y la revancha.

El triunfo de Íñigo Errejón habría sido un desastre para Rajoy porque habría restado aristas y radicalismo a Podemos, deslizándolo hacia la normalidad, lo que habría eliminado en Podemos capacidad de aterrorizar a los españoles, algo que quitaría votos y fuerza al PP.

En política, los enemigos son todavía más importantes que los aliados. Al igual que Hitler creció gracias al odio popular hacia los judíos en Alemania, el PP, a pesar de sus profundos errores y déficits, crece gracias al miedo de los españoles al potencial totalitarismo bolivariano de Podemos. Del mismo modo, el partido morado se nutre de la decepción y frustración que genera el liderazgo de un Rajoy que proyecta una terrible imagen de indolencia, falsedad y fácil convivencia con la corrupción.

Se trata de una simbiosis casi perfecta: el lobo feroz es el mejor fabricante de votos para el PP y la corrupción y el incumplimiento de las promesas electorales de la derecha genera ríos de apoyos y de votos para Podemos.

En sus páginas de opinión, un diario tan conservador y proclive a la derecha como ABC, a través de la pluma lúcida de Juan Manuel de Prada, argumentaba que el temor a Podemos se parece al temor que había al comunismo a principios del siglo XX. Había gran temor a que el comunismo hiciera... lo que, en realidad, ya había hecho el capitalismo. Cuando pregunto a la gente qué es concretamente lo que temen que haga Podemos, me contestan que temen que haga... lo que en realidad ya han hecho PPSOE: acabar con la independencia del poder judicial, destruir la familia, destrozar el sistema educativo, promover el aborto,... Además, poner en primer plano la amenaza podemita es poner tronos a las causas y cadalsos a las consecuencias. Igual que el comunismo fue la consecuencia lógica del capitalismo, Podemos es la consecuencia lógica del desgobierno de PPSOE.

Los congresos del PP y de Podemos han retroalimentado al "duo" neurálgico de la actual política española, que se nutre más del miedo que de las ideas y los objetivos. La derecha más incapaz y torpe de Europa gobierna porque existe un Podemos que mete miedo a media España con sus algaradas, falta de educación y enfoques totalitarios. Eso lo sabía Íñigo Errejón y por eso quiso cambiar esa siniestra simbiosis, cometiendo un grave error al ignorar que los enemigos, en política, son más necesarios y valiosos que los aliados. Y por eso fue derrotado.

Francisco Rubiales

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Lunes, 13 de Febrero 2017
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