Aferrado al poder y a sus privilegios y sin capacidad para reconocer que su liderazgo está llevando al Partido Popular hacia la ruina, Mariano Rajoy asiste impasible al desmembramiento de lo que fue hasta hace pocas semanas uno de los partidos políticos más fuertes de la derecha en Europa.
Tiene razón Esperanza Aguirre cuando, tras conocerse la noticia del abandono de la Presidencia del PP del País Vasco por parte de María San Gil, y la deserción del ex funcionario de prisiones secuestrado por ETA, José Antonio Ortega Lara, afirmó que esas "dos malas noticias" significan que "algo se está haciendo muy mal en la Dirección Nacional del PP".
¿Que espera Rajoy para dimitir? ¿Qué esperan las bases para rebelarse contra el liderazgo inconsistente y demencial de Mariano Rajoy, que está provocando la desbandada y el hundimiento?
La realidad ha demostrado hasta la saciedad que, bajo el liderazgo de Rajoy, el Partido Popular es incapaz de cambiar de rumbo, no en la dirección que quiere imponer Rajoy, sino abrazando la democracia y apostando por la regeneración de sus estructuras verticales y corruptas.
Sin embargo, a pesar de la terrible decadencia que padece el partido, algunas dosis de esperanza y dignidad parecen despuntar por el horizonte cuando hoy se ha corrido como la pólvora un mensaje sms que llama a una concentración de militantes y simpatizantes del PP, en protesta por lo que está ocurriendo: "Concentración en apoyo de María San Gil. Viernes a las doce en la sede del PP, Génova 13. Pásalo".
La salida de María San Gil y la de Ortega Lara no son dos más que se suman a las críticas de los Aznar, Rato, Aguirre, Mayor Oreja, Zaplana, Arístegui y otros muchos,, sino la salida de dos símbolos queridos que representan la dignidad de ese partido y la lucha frente al abuso y la degeneración de España. Ellos son, probablemente, representación de los mejores sentimientos de la derecha democrática española, gente más valiosa que aquellos que, atrincherados en el poder, se resisten a dejar paso al verdadero debate, a la renovación y a la decencia.
"El viernes, a las doce, en Génova 13. Pásalo".
Tiene razón Esperanza Aguirre cuando, tras conocerse la noticia del abandono de la Presidencia del PP del País Vasco por parte de María San Gil, y la deserción del ex funcionario de prisiones secuestrado por ETA, José Antonio Ortega Lara, afirmó que esas "dos malas noticias" significan que "algo se está haciendo muy mal en la Dirección Nacional del PP".
¿Que espera Rajoy para dimitir? ¿Qué esperan las bases para rebelarse contra el liderazgo inconsistente y demencial de Mariano Rajoy, que está provocando la desbandada y el hundimiento?
La realidad ha demostrado hasta la saciedad que, bajo el liderazgo de Rajoy, el Partido Popular es incapaz de cambiar de rumbo, no en la dirección que quiere imponer Rajoy, sino abrazando la democracia y apostando por la regeneración de sus estructuras verticales y corruptas.
Sin embargo, a pesar de la terrible decadencia que padece el partido, algunas dosis de esperanza y dignidad parecen despuntar por el horizonte cuando hoy se ha corrido como la pólvora un mensaje sms que llama a una concentración de militantes y simpatizantes del PP, en protesta por lo que está ocurriendo: "Concentración en apoyo de María San Gil. Viernes a las doce en la sede del PP, Génova 13. Pásalo".
La salida de María San Gil y la de Ortega Lara no son dos más que se suman a las críticas de los Aznar, Rato, Aguirre, Mayor Oreja, Zaplana, Arístegui y otros muchos,, sino la salida de dos símbolos queridos que representan la dignidad de ese partido y la lucha frente al abuso y la degeneración de España. Ellos son, probablemente, representación de los mejores sentimientos de la derecha democrática española, gente más valiosa que aquellos que, atrincherados en el poder, se resisten a dejar paso al verdadero debate, a la renovación y a la decencia.
"El viernes, a las doce, en Génova 13. Pásalo".