El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cree que no hay nada más injusto que la generalización, a propósito de los casos de corrupción política que se están conociendo en España. Rajoy se suma así al grito que repiten los políticos españoles y sus servidores, sobre todo los periodistas sometidos al servicio del sistema, que aseguran que generalizar y llamar corrupta a la clase política española es una peligrosa injusticia.
Muchos otros españoles creemos, por el contrario, que la corrupción no solo consiste en robar sino también en gobernar mal, de manera injusta y arbitraria. Esa corrupción del gobierno injusto es la peor porque corroe la sociedad, la pudre y crea las bases necesarias para que después florezcan el latrocinio, el abuso y el choriceo generalizado. Los demócratas españoles creemos que es justo y saludable señalaros (a los políticos) con el dedo acusador, calificar de "corrupta" a toda la clase política y afirmar y demostrar que existen razones muy sólidas y poderosas para generalizar.
La primera es que ustedes, los políticos españoles, dicen liderar una democracia cuando no es cierto. El "sistema" español, cuya Constitución fue redactada por una mezcla totalitaria que no creía en la democracia, compuesta por herederos del franquismo y miembros de una izquierda intervencionista y con raices leninistas, incumple todas y cada una de las reglas básicas de las democracias: no respeta la separación de poderes, margina a los ciudadanos, no establece controles que limiten el poder de los partidos políticos, no garantiza una ley igual para todos, asumida por el pueblo, no establece canales para la participación popular en la política, crea impunidad indecente para la casta política, no garantiza unas elecciones realmente libres, ya que son los partidos y no los ciudadanos los que eligen, gracias a esas deleznables listas cerradas y bloqueadas que usted defiende, y no respeta la independencia y libertad que necesitan la sociedad civil y los medios de comunicación, responsables en democracia de defender la verdad y de fiscalizar a los grandes poderes. Usted debe saber que violar las reglas de la democracia es corrupción y en esa "fechoría" participa usted y todos los que le acompañan en la partitocracia y el poder representativo. Así que la primera razón de peso para llamar a los políticos "corruptos", de manera generalizada, es porque habéis asesinado la democracia y la habéis sustituido por una sucia oligocracia de partidos, intentando siempre engañar a los ciudadanos llamando "democracia" a este bodrio sin grandeza ni decencia.
La segunda razón de peso, igualmente solvente, que nos habilita a los ciudadanos para llamaros "corruptos" es que en los estados de derecho, todos aquellos que conociendo el delito y la violación de la ley, guardan silencio y no denuncian, se convierten en cómplices. Los políticos, sobre todo aquellos que habéis alcanzado un alto nivel en la dirección de los partidos y en el gobierno, conocéis perfectamente cómo se financian ilegalmente los partidos, como se beneficia a los amigos y se perjudica al adversario a la hora de repartir el dinero público y las ventajas del poder, como se falsifican documentos, se conceden arbitrariamente subvenciones y concursos públicos y como se colocan, a sueldo del Estado, a los amigos y familiares del poder. Conocéis la corrupción que funciona en vuestro entorno, desde las comisiones que se cobran a las empresas por concursos públicos y subvenciones hasta losabusos urbanísticos y el cobro por recalificaciones, un vicio que han practicado todos los partidos políticos y que ha dominado el acontecer diario de la política española en las décadas de los 80, 90 y primeros años del presente siglo.
En el primer bloque de corrupción, el de los asesinos de la democracia y gestores de un sistema injusto y dañino, el nivel de corrupción es directamente proporcional al nivel de poder, lo que convierte a Rajoy, a Zapatero y al mismo Rey en los principales culpables del país. En el segundo bloque, el de haber robado o guardado un silencio cómplice y cobarde ente los desmanes y corrupciones que eran visibles y funcionaban en vuestro entorno, los principales culpables son aquellos que han robado y saqueado, seguidos de los cómplices que conocían el drama y guardaron silencio.
Son dos razones mas que suficientes para señalaros y acusaros de haber convivido y expandido la corrupción desde la cúspide a la base de la sociedad española, neutralizando los valores y envileciendo la sociedad. Por desgracia, nadie ha visto todavía en España a un político que denuncia a uno de los suyos por prácticas indecentes, a pesar de que todos conocen esas prácticas inmorales.
Pero hay más razones y motivos para llamaros corruptos de manera general y universal: jamás dimiten los políticos, a pesar de sus fallos, errores y desmanes; muchos de los vuestros han saqueado las cajas de ahorro y las arcas públicas y ni siquiera les habéis castigado, ni obligado a devolver lo robado; habéis vivido en una repugnante impunidad casi absoluta, con los órganos judiciales politizados, sin haber cambiado con urgencia esas leyes injustas y antidemocráticas; habéis marginado al pueblo y jamás habéis tenido en cuenta sus deseos y criterios, a pesar de que el pueblo es soberano en democracia; habéis, por último, convertido a España, con vuestro mal gobierno, en un país imposible de financiar, por culpa del Estado monstruoso que habéis creado, lleno de políticos colocados y cargados de privilegios, más políticos mantenidos que los que tienen Francia, Alemania y Gran Bretaña juntos. Además de eso, habéis conseguido con vuestra miserable e injusta forma de gobernar llenar el país de desempleados y pobres, cerrar cientos de miles de empresas agobiadas por vuestras deudas y por vuestros impuestos abusivos, y habéis hecho de la pobre España un país que ocupa los puestos de cabeza en los rankins mundiales de casi todas las miserias y suciedades: fracaso escolar, baja calidad de la enseñanza, trata de blancas, prostitución, blanqueo de dinero, inflación de coches oficiales, tráfico y consumo de drogas, separación y desprecio entre ciudadanos y políticos, acogida de bandas mafiosas en territorio español y un largo etcétera que convierte a la España que gobernáis, vosotros y vuestros colegas socialistas, en una de los países más envilecidos y problemáticos del mundo.
Y al final está el gran argumento, la pérdida de confianza en el liderazgo, suficiente para llamaros corruptos a todos y para que dimitáis en masa, ya que no puede existir democracia ni decencia sin confianza en los dirigentes: obedecer órdenes y someterse a leyes dictadas por personas en las que no se confia o tener que pagar impuestos abusivos e injustos sin que el ciudadano sepa si su dinero va a ser utilizado para el bien común o si el dinero que se entrega con tanto esfuerzo va a terminar en las cuentas suizas de un político español chorizo, son abusos claramente corruptos y deplorables..
Muchos otros españoles creemos, por el contrario, que la corrupción no solo consiste en robar sino también en gobernar mal, de manera injusta y arbitraria. Esa corrupción del gobierno injusto es la peor porque corroe la sociedad, la pudre y crea las bases necesarias para que después florezcan el latrocinio, el abuso y el choriceo generalizado. Los demócratas españoles creemos que es justo y saludable señalaros (a los políticos) con el dedo acusador, calificar de "corrupta" a toda la clase política y afirmar y demostrar que existen razones muy sólidas y poderosas para generalizar.
La primera es que ustedes, los políticos españoles, dicen liderar una democracia cuando no es cierto. El "sistema" español, cuya Constitución fue redactada por una mezcla totalitaria que no creía en la democracia, compuesta por herederos del franquismo y miembros de una izquierda intervencionista y con raices leninistas, incumple todas y cada una de las reglas básicas de las democracias: no respeta la separación de poderes, margina a los ciudadanos, no establece controles que limiten el poder de los partidos políticos, no garantiza una ley igual para todos, asumida por el pueblo, no establece canales para la participación popular en la política, crea impunidad indecente para la casta política, no garantiza unas elecciones realmente libres, ya que son los partidos y no los ciudadanos los que eligen, gracias a esas deleznables listas cerradas y bloqueadas que usted defiende, y no respeta la independencia y libertad que necesitan la sociedad civil y los medios de comunicación, responsables en democracia de defender la verdad y de fiscalizar a los grandes poderes. Usted debe saber que violar las reglas de la democracia es corrupción y en esa "fechoría" participa usted y todos los que le acompañan en la partitocracia y el poder representativo. Así que la primera razón de peso para llamar a los políticos "corruptos", de manera generalizada, es porque habéis asesinado la democracia y la habéis sustituido por una sucia oligocracia de partidos, intentando siempre engañar a los ciudadanos llamando "democracia" a este bodrio sin grandeza ni decencia.
La segunda razón de peso, igualmente solvente, que nos habilita a los ciudadanos para llamaros "corruptos" es que en los estados de derecho, todos aquellos que conociendo el delito y la violación de la ley, guardan silencio y no denuncian, se convierten en cómplices. Los políticos, sobre todo aquellos que habéis alcanzado un alto nivel en la dirección de los partidos y en el gobierno, conocéis perfectamente cómo se financian ilegalmente los partidos, como se beneficia a los amigos y se perjudica al adversario a la hora de repartir el dinero público y las ventajas del poder, como se falsifican documentos, se conceden arbitrariamente subvenciones y concursos públicos y como se colocan, a sueldo del Estado, a los amigos y familiares del poder. Conocéis la corrupción que funciona en vuestro entorno, desde las comisiones que se cobran a las empresas por concursos públicos y subvenciones hasta losabusos urbanísticos y el cobro por recalificaciones, un vicio que han practicado todos los partidos políticos y que ha dominado el acontecer diario de la política española en las décadas de los 80, 90 y primeros años del presente siglo.
En el primer bloque de corrupción, el de los asesinos de la democracia y gestores de un sistema injusto y dañino, el nivel de corrupción es directamente proporcional al nivel de poder, lo que convierte a Rajoy, a Zapatero y al mismo Rey en los principales culpables del país. En el segundo bloque, el de haber robado o guardado un silencio cómplice y cobarde ente los desmanes y corrupciones que eran visibles y funcionaban en vuestro entorno, los principales culpables son aquellos que han robado y saqueado, seguidos de los cómplices que conocían el drama y guardaron silencio.
Son dos razones mas que suficientes para señalaros y acusaros de haber convivido y expandido la corrupción desde la cúspide a la base de la sociedad española, neutralizando los valores y envileciendo la sociedad. Por desgracia, nadie ha visto todavía en España a un político que denuncia a uno de los suyos por prácticas indecentes, a pesar de que todos conocen esas prácticas inmorales.
Pero hay más razones y motivos para llamaros corruptos de manera general y universal: jamás dimiten los políticos, a pesar de sus fallos, errores y desmanes; muchos de los vuestros han saqueado las cajas de ahorro y las arcas públicas y ni siquiera les habéis castigado, ni obligado a devolver lo robado; habéis vivido en una repugnante impunidad casi absoluta, con los órganos judiciales politizados, sin haber cambiado con urgencia esas leyes injustas y antidemocráticas; habéis marginado al pueblo y jamás habéis tenido en cuenta sus deseos y criterios, a pesar de que el pueblo es soberano en democracia; habéis, por último, convertido a España, con vuestro mal gobierno, en un país imposible de financiar, por culpa del Estado monstruoso que habéis creado, lleno de políticos colocados y cargados de privilegios, más políticos mantenidos que los que tienen Francia, Alemania y Gran Bretaña juntos. Además de eso, habéis conseguido con vuestra miserable e injusta forma de gobernar llenar el país de desempleados y pobres, cerrar cientos de miles de empresas agobiadas por vuestras deudas y por vuestros impuestos abusivos, y habéis hecho de la pobre España un país que ocupa los puestos de cabeza en los rankins mundiales de casi todas las miserias y suciedades: fracaso escolar, baja calidad de la enseñanza, trata de blancas, prostitución, blanqueo de dinero, inflación de coches oficiales, tráfico y consumo de drogas, separación y desprecio entre ciudadanos y políticos, acogida de bandas mafiosas en territorio español y un largo etcétera que convierte a la España que gobernáis, vosotros y vuestros colegas socialistas, en una de los países más envilecidos y problemáticos del mundo.
Y al final está el gran argumento, la pérdida de confianza en el liderazgo, suficiente para llamaros corruptos a todos y para que dimitáis en masa, ya que no puede existir democracia ni decencia sin confianza en los dirigentes: obedecer órdenes y someterse a leyes dictadas por personas en las que no se confia o tener que pagar impuestos abusivos e injustos sin que el ciudadano sepa si su dinero va a ser utilizado para el bien común o si el dinero que se entrega con tanto esfuerzo va a terminar en las cuentas suizas de un político español chorizo, son abusos claramente corruptos y deplorables..