La verdad es que él se ha comprometido ante los grandes bancos a no hacerles la competencia desde los bancos nacionalizados. Por eso el gobierno habla ahora de que las cajas deben regresar a su político original. El Santander, el BBVA y otros bancos que no han recibido fondos públicos poseen, en la practica, un injusto monopolio de los créditos a empresas. Para concederlos, exigen garantías que muchas empresas no pueden ofrecer y cobran márgenes que convierten en caro e inaccesible el dinero bancario.
El mejor ejemplo de esa política indecente fue el de los créditos ICO. En lugar de darlos directamente a los empresarios con un interés de poco mas del uno por ciento, haciéndolos accesibles y eficaces, el gobierno decidió que fueran otorgados por los grandes bancos, que hacían de intermediarios y que encarecieron esos créditos con márgenes superiores a los dos puntos básicos, que eran el beneficio del intermediario.
Bastaría una orden de Rajoy para que Bankia y otros bancos controlados por el Estado otorgaran a las empresas los créditos que hipócritamente reclama el presidente del gobierno español. Ese dinero podría proceder de la barra libre europea y podría llegar al empresario a un interés bajísimo, si de verdad los políticos en el poder legislaran y gobernaran para el interés de España y de su iniciativa privada, cuando lo que hacen en realidad es legislar y gobernar para el interés exclusivo de los partidos políticos y de la España política e institucional, como ha denunciado con tino José María Aznar en su reciente conferencia en el Club Siglo XXI..
Los dineros baratos que concede Europa, como el de la barra libre del BCE y el del rescate bancario de 100.000 millones concedido a España, de los que se ha utilizado apenas 40.000, con un interés menor del uno por ciento, podrían ser utilizados para otorgar créditos baratos a los empresarios, pero el gobierno prefiere que lo utilicen los bancos para recapitalizarse y para otorgar créditos duros, que rara vez le cuestan al empresario menos de un 8 o un 10 por ciento, lo que cubre el objetivo de enriquecer a la banca, pero no el de reactivar la vida empresarial, que sigue agonizante por expreso deseo de la nefasta e injusta clase política española.
El mejor ejemplo de esa política indecente fue el de los créditos ICO. En lugar de darlos directamente a los empresarios con un interés de poco mas del uno por ciento, haciéndolos accesibles y eficaces, el gobierno decidió que fueran otorgados por los grandes bancos, que hacían de intermediarios y que encarecieron esos créditos con márgenes superiores a los dos puntos básicos, que eran el beneficio del intermediario.
Bastaría una orden de Rajoy para que Bankia y otros bancos controlados por el Estado otorgaran a las empresas los créditos que hipócritamente reclama el presidente del gobierno español. Ese dinero podría proceder de la barra libre europea y podría llegar al empresario a un interés bajísimo, si de verdad los políticos en el poder legislaran y gobernaran para el interés de España y de su iniciativa privada, cuando lo que hacen en realidad es legislar y gobernar para el interés exclusivo de los partidos políticos y de la España política e institucional, como ha denunciado con tino José María Aznar en su reciente conferencia en el Club Siglo XXI..
Los dineros baratos que concede Europa, como el de la barra libre del BCE y el del rescate bancario de 100.000 millones concedido a España, de los que se ha utilizado apenas 40.000, con un interés menor del uno por ciento, podrían ser utilizados para otorgar créditos baratos a los empresarios, pero el gobierno prefiere que lo utilicen los bancos para recapitalizarse y para otorgar créditos duros, que rara vez le cuestan al empresario menos de un 8 o un 10 por ciento, lo que cubre el objetivo de enriquecer a la banca, pero no el de reactivar la vida empresarial, que sigue agonizante por expreso deseo de la nefasta e injusta clase política española.