Hasta ahora era intocable, pero hoy empieza a ser duramente cuestionado, dentro del mismo PP, como futuro candidato a presidir el gobierno de España. Rajoy está quemado y con su prestigio por los suelos, seriamente deteriorado por la catarata que casos de corrupción y abuso de poder que afectan al Partido Popular. En las encuestas, sorprendentemente, aparece que los ciudadanos prefieren a Pedro Sánchez, del PSOE y todavía mas a Pablo Iglesias, de Podemos, como futuro presidente del gobierno.
Nadie se atreve a decirlo abiertamente porque la democracia interna, dentro del PP, es inexistente y criticar al líder significa suicidarse políticamente, pero ya se habla de ello, en voz baja, hasta en los corrillos del Congreso y el Senado, lo que indica que la corriente de crítica a Rajoy es muy fuerte en su propio partido.
Los medios de comunicación le han perdido el respeto y ya le critican abiertamente hasta los mas fieles peones de la derecha, incluyendo a La Razón y ABC, sin olvidar las feroces críticas de gente tan influyente como Carlos Herrera, Federico Jimenez Losantos, David Gistau y Herman Terch, entre otros muchos.
Todos le critican como lider y algunos le consideran ya peor presidente que Zapatero, pero el que se lleva la palma es Losantos, que pronostica que España sufrirá dos dramas terribles si Rajoy sigue mandando: la proclamación de la independencia catalana y el triunfo de una república bolivariana, tras las próximas elecciones.
En contra de Rajoy juegan muchas fuerzas y sentimientos cada día mas fuertes en la sociedad española, que lo identifica como cabeza visible de la mentira, del incumplimiento de las promesas electorales, de la incapacidad política, de la corrupción en su partido, del cobro de impuestos abusivos y de la propagación de la gran mentira de que se ha iniciado la recuperación económica, cuando cada día son mas numerosas las familias que nadan en la pobreza, las empresas que cierran y la invasión de la tristeza y la desesperación.
Ademas de mentiras y traiciones a gran escala, se le achacan fracasos notables, como el del avance de la pobreza, la masacre de empresas, que cierran atribuladas por los impuestos y la crisis, el endeudamiento feroz, el despilfarro y la falta de austeridad en su gobierno, errores estratégicos que han alimentado la desintegración, incapacidad para solucionar el soberanismo catalán y, sobre todo, un apego siniestro y terrible a la corrupción, que durante su mandato parece haberse disparado y convertido a España en un lodazal inmundo.
La figura de Zapatero, al que prometió falsamente combatir en campaña electoral, hasta el punto de que los españoles le eligieron para que borrara las huellas del zapaterismo, le persigue como una maldición. Su trayectoria de deterioro político y moral es similar a la de Zapatero, que se convirtió en una ruina para su propio partido, que todavía está pagando en las urnas el desprecio ciudadano a su líder. Rajoy amenaza con convertirse en otro estigma para el PP, al que puede empujar hasta la derrota y el rechazo masivo de sus votantes. Millones de españoles que estaban convencidos de que Zapatero había sido el peor presidente de la España moderna, creen ahora que Rajoy lo está superando.
Para muchos de sus correligionarios, librarse pronto de Rajoy es ya cuestión de vida o muerte.
Nadie se atreve a decirlo abiertamente porque la democracia interna, dentro del PP, es inexistente y criticar al líder significa suicidarse políticamente, pero ya se habla de ello, en voz baja, hasta en los corrillos del Congreso y el Senado, lo que indica que la corriente de crítica a Rajoy es muy fuerte en su propio partido.
Los medios de comunicación le han perdido el respeto y ya le critican abiertamente hasta los mas fieles peones de la derecha, incluyendo a La Razón y ABC, sin olvidar las feroces críticas de gente tan influyente como Carlos Herrera, Federico Jimenez Losantos, David Gistau y Herman Terch, entre otros muchos.
Todos le critican como lider y algunos le consideran ya peor presidente que Zapatero, pero el que se lleva la palma es Losantos, que pronostica que España sufrirá dos dramas terribles si Rajoy sigue mandando: la proclamación de la independencia catalana y el triunfo de una república bolivariana, tras las próximas elecciones.
En contra de Rajoy juegan muchas fuerzas y sentimientos cada día mas fuertes en la sociedad española, que lo identifica como cabeza visible de la mentira, del incumplimiento de las promesas electorales, de la incapacidad política, de la corrupción en su partido, del cobro de impuestos abusivos y de la propagación de la gran mentira de que se ha iniciado la recuperación económica, cuando cada día son mas numerosas las familias que nadan en la pobreza, las empresas que cierran y la invasión de la tristeza y la desesperación.
Ademas de mentiras y traiciones a gran escala, se le achacan fracasos notables, como el del avance de la pobreza, la masacre de empresas, que cierran atribuladas por los impuestos y la crisis, el endeudamiento feroz, el despilfarro y la falta de austeridad en su gobierno, errores estratégicos que han alimentado la desintegración, incapacidad para solucionar el soberanismo catalán y, sobre todo, un apego siniestro y terrible a la corrupción, que durante su mandato parece haberse disparado y convertido a España en un lodazal inmundo.
La figura de Zapatero, al que prometió falsamente combatir en campaña electoral, hasta el punto de que los españoles le eligieron para que borrara las huellas del zapaterismo, le persigue como una maldición. Su trayectoria de deterioro político y moral es similar a la de Zapatero, que se convirtió en una ruina para su propio partido, que todavía está pagando en las urnas el desprecio ciudadano a su líder. Rajoy amenaza con convertirse en otro estigma para el PP, al que puede empujar hasta la derrota y el rechazo masivo de sus votantes. Millones de españoles que estaban convencidos de que Zapatero había sido el peor presidente de la España moderna, creen ahora que Rajoy lo está superando.
Para muchos de sus correligionarios, librarse pronto de Rajoy es ya cuestión de vida o muerte.