Tras observar con horror el lamentable comportamiento y el reiterado fracaso de nuestros políticos a la hora de conducir la nave de España, sin dudarlo, votaría por Rafael Nadal como presidente de un futuro gobierno español que nos libre de la opresión de los partidos políticos, de la torpeza reinante, de la ineptitud dominante y de la corrupción generalizada. Sin la menor duda, Rafa Nadal es mejor que Rajoy, Zapatero, LLamazares y demás peones conocidos de la indecente partitocracia española.
Nadal es un modelo que encarna los valores que España ha perdido y que necesita recuperar con urgencia: limpieza, franqueza, esfuerzo, honradez y éxito. Si se compara la imagen del número uno del tenis mundial y campeón olímpico con la imagen de cualquiera de nuestros políticos, Nadal gana por cien a cero.
Estoy seguro que, tras ser elegido, Nadal nombraría un gobierno sin políticos, encargando a El Corte Inglés la cartera de Economía, y a Iberdrola o Endesa la de Industria y Energía. La cartera de Justicia sería para un juez anónimo y limpio, al que habría que buscar con lupa por los pueblos de España. Es más que probable que Nadal eligiera a sus colaboradores tras analizar sus valores, su preparación, su carga ética, sin tener en cuenta su posicionamiento en el partido, su amistad con el lider o los méritos acumulados en el pasado como mamporreros o recaudadores ilegales.
También es seguro que Nadal aceptaría la existencia de la crisis económica, que nos uniría en lugar de dividirnos y que apelaría a lo mejor de nosotros para sacar el país adelante, aportando ejemplo, esfuerzo, sacrificio, entrega y servicio. No me cabe duda de que Nadal licenciaría a los decenas de miles de enchufados, dedocrizados, embuchados, asesores inútiles, beneficiados y demás fauna superflua introducida por los partidos en las administraciones, todos ellos cobrando sueldos capaces de arruinar no sólo a España sino también a economías como la de Estados Unidos, que es la mas fuerte del planeta. Si, además, pusiera a dieta de adelgazamiento a gobiernos regionales, parlamentos y diputaciones y redujera 10 veces el número de concejales y 17 veces el de diputados, la nueva España sería todavía más justa, hermosa, viable y feliz.
Mientras que nuestros políticos, obsesionados por el poder y los privilegios, han olvidado que el poder tiene que ser ejemplarizante, Nadal es un refrescante y estimulante modelo para nuestros jóvenes, justo el lado opuesto de lo que representan hoy los políticos y la antítesis de los modelos que nos proponen hoy las telvisiones, públicas y privadas, plagadas de macarras, chivatos, mercenarios del sexo, estafadores y ladrones.
¡Nadal for president!
Nadal es un modelo que encarna los valores que España ha perdido y que necesita recuperar con urgencia: limpieza, franqueza, esfuerzo, honradez y éxito. Si se compara la imagen del número uno del tenis mundial y campeón olímpico con la imagen de cualquiera de nuestros políticos, Nadal gana por cien a cero.
Estoy seguro que, tras ser elegido, Nadal nombraría un gobierno sin políticos, encargando a El Corte Inglés la cartera de Economía, y a Iberdrola o Endesa la de Industria y Energía. La cartera de Justicia sería para un juez anónimo y limpio, al que habría que buscar con lupa por los pueblos de España. Es más que probable que Nadal eligiera a sus colaboradores tras analizar sus valores, su preparación, su carga ética, sin tener en cuenta su posicionamiento en el partido, su amistad con el lider o los méritos acumulados en el pasado como mamporreros o recaudadores ilegales.
También es seguro que Nadal aceptaría la existencia de la crisis económica, que nos uniría en lugar de dividirnos y que apelaría a lo mejor de nosotros para sacar el país adelante, aportando ejemplo, esfuerzo, sacrificio, entrega y servicio. No me cabe duda de que Nadal licenciaría a los decenas de miles de enchufados, dedocrizados, embuchados, asesores inútiles, beneficiados y demás fauna superflua introducida por los partidos en las administraciones, todos ellos cobrando sueldos capaces de arruinar no sólo a España sino también a economías como la de Estados Unidos, que es la mas fuerte del planeta. Si, además, pusiera a dieta de adelgazamiento a gobiernos regionales, parlamentos y diputaciones y redujera 10 veces el número de concejales y 17 veces el de diputados, la nueva España sería todavía más justa, hermosa, viable y feliz.
Mientras que nuestros políticos, obsesionados por el poder y los privilegios, han olvidado que el poder tiene que ser ejemplarizante, Nadal es un refrescante y estimulante modelo para nuestros jóvenes, justo el lado opuesto de lo que representan hoy los políticos y la antítesis de los modelos que nos proponen hoy las telvisiones, públicas y privadas, plagadas de macarras, chivatos, mercenarios del sexo, estafadores y ladrones.
¡Nadal for president!