El PP tiene que entrar en reflexión y acometer su regeneración por nuevos caminos. No haberle ganado a este ZP, rompedor, maniobrero y escorado a la extrema izquierda, exige una autocrítica a fondo; precisa un discurso creíble innovador y moderno que destruya hábilmente del sambenito de extrema derecha y desprenderse del pasado, con caras y formas nuevas, llamativas y convincentes.
Se comprende que es difícil y arriesgado enfrentarse con el poder. No obstante, resuenan voces en el PP, que se atreven a pedir, en público, un cambio de rumbo. La diputada del PP, Montserrat Negrera, ha comparado al ex presidente del Gobierno J. M. Aznar con un "jarrón chino" dentro del partido, por lo que la renovación debe comportar el silencio y la retirada total del ex Presidente, aunque, en España, "desgraciadamente", no existe la consideración política y social que tienen otros países hacia sus ex dirigentes. Tras haber perdido las elecciones generales, si bien la continuidad de Mariano Rajoy al frente del partido es la "más acertada" de las opciones, para mantener la cohesión interna del PP, ha tildado de "imprescindible" el afrontar una renovación "profunda". "Si emotivamente determinadas caras se vinculan con determinadas situaciones, se ha de hacer el ejercicio de responsabilidad, para conseguir que el partido se vea como una formación plural". En su autocrítica, ha indicado, que el partido, en Cataluña, ha de ser visto por los ciudadanos como una formación que trabaja para los catalanes. "La culpa es nuestra", la gente considera al PP un partido "anticatalán".
E. Zaplana, declaró, que el PP, en esta nueva etapa, debe combinar "renovación y estabilidad" y apunta que "las catarsis en política no son buenas".
Jorge Moragas cree que, ahora, están obligados a hacer un "esfuerzo para adaptar el partido a una nueva sociedad"; no se trata "tanto en un cambio de nombres, como de registro en el discurso y en la forma de presentar nuestra actuación"; se ha de "entender que la imagen y la actitud son un vehículo para multiplicar el mensaje", sin necesidad de sacrificar "los principios ni los valores"."hemos de salir al encuentro de la gente, que nos guste o no, ha preferido votar a Zapatero. "Hay que mirar con humildad la realidad para abordar con mentalidad ganadora el futuro", "mejorar, corregir y volver con fuerza para ganar".
Mariano Rajoy, lastrado por su designación anómala a dedo de un engreído Jefe y por un equipo no propio, quemado y en descrédito, no ha sabido zafarse airosamente de los momios, crispación y mentiras que le colgaban ni asumir abiertamente sus errores y desprenderse de los improperios; ha dejado en baldío el barbecho electoral en Vasconia y en Cataluña, donde, a falta de riego, se le agostó la cosecha
El PP ha de rejuvenecer su rostro y realzar su imagen; su mejor encomienda estriba en revestir y encarnar la atractiva herencia del Centro Democrático, capaz de entusiasmar a los dos millones de jóvenes votantes que, sumados al voto fiel, lo llevarán a la mayoría. Cierto que la cuestión la tiene difícil, por un lado, conservar lo obtenido y, por otro, granjearse los nuevos votantes, además de destruir con habilidad y credibilidad todos las injurias y maledicencias que le achacan.
Una figura femenina, una mujer es lo que reclama su retardante éxodo. Una mujer, “of President”, con carisma, empuje y arrastre, que sepa destruir las patrañas y sofismas y atraerse el voto a diestra y siniestra. Allí donde exista la dirección y el ordenamiento de la mujer, la sociedad encontrará solución a muchos problemas, en aras del bien común y la justicia.
Camilo Valverde
Se comprende que es difícil y arriesgado enfrentarse con el poder. No obstante, resuenan voces en el PP, que se atreven a pedir, en público, un cambio de rumbo. La diputada del PP, Montserrat Negrera, ha comparado al ex presidente del Gobierno J. M. Aznar con un "jarrón chino" dentro del partido, por lo que la renovación debe comportar el silencio y la retirada total del ex Presidente, aunque, en España, "desgraciadamente", no existe la consideración política y social que tienen otros países hacia sus ex dirigentes. Tras haber perdido las elecciones generales, si bien la continuidad de Mariano Rajoy al frente del partido es la "más acertada" de las opciones, para mantener la cohesión interna del PP, ha tildado de "imprescindible" el afrontar una renovación "profunda". "Si emotivamente determinadas caras se vinculan con determinadas situaciones, se ha de hacer el ejercicio de responsabilidad, para conseguir que el partido se vea como una formación plural". En su autocrítica, ha indicado, que el partido, en Cataluña, ha de ser visto por los ciudadanos como una formación que trabaja para los catalanes. "La culpa es nuestra", la gente considera al PP un partido "anticatalán".
E. Zaplana, declaró, que el PP, en esta nueva etapa, debe combinar "renovación y estabilidad" y apunta que "las catarsis en política no son buenas".
Jorge Moragas cree que, ahora, están obligados a hacer un "esfuerzo para adaptar el partido a una nueva sociedad"; no se trata "tanto en un cambio de nombres, como de registro en el discurso y en la forma de presentar nuestra actuación"; se ha de "entender que la imagen y la actitud son un vehículo para multiplicar el mensaje", sin necesidad de sacrificar "los principios ni los valores"."hemos de salir al encuentro de la gente, que nos guste o no, ha preferido votar a Zapatero. "Hay que mirar con humildad la realidad para abordar con mentalidad ganadora el futuro", "mejorar, corregir y volver con fuerza para ganar".
Mariano Rajoy, lastrado por su designación anómala a dedo de un engreído Jefe y por un equipo no propio, quemado y en descrédito, no ha sabido zafarse airosamente de los momios, crispación y mentiras que le colgaban ni asumir abiertamente sus errores y desprenderse de los improperios; ha dejado en baldío el barbecho electoral en Vasconia y en Cataluña, donde, a falta de riego, se le agostó la cosecha
El PP ha de rejuvenecer su rostro y realzar su imagen; su mejor encomienda estriba en revestir y encarnar la atractiva herencia del Centro Democrático, capaz de entusiasmar a los dos millones de jóvenes votantes que, sumados al voto fiel, lo llevarán a la mayoría. Cierto que la cuestión la tiene difícil, por un lado, conservar lo obtenido y, por otro, granjearse los nuevos votantes, además de destruir con habilidad y credibilidad todos las injurias y maledicencias que le achacan.
Una figura femenina, una mujer es lo que reclama su retardante éxodo. Una mujer, “of President”, con carisma, empuje y arrastre, que sepa destruir las patrañas y sofismas y atraerse el voto a diestra y siniestra. Allí donde exista la dirección y el ordenamiento de la mujer, la sociedad encontrará solución a muchos problemas, en aras del bien común y la justicia.
Camilo Valverde