Lo hemos probado todo y España continúa su caída en la ruina económica, la ruptura de su unidad y el desencanto político. Han fracaso la derecha, la izquierda y los pequeños partidos cómplices y satélites, en especial los nacionalismos catalán y vasco. Sólo nos queda probar con VOX en el poder y apoyar la revisión profunda que plantea como regeneración. Esa apuesta por VOX representaría abrir las puertas de par en par al cambio auténtico y sería el fin de una época marcada por la corrupción, el abuso de poder, el deterioro de la democracia y las continuas violaciones de la Constitución.
VOX es capaz de plantear asuntos que los demás no pueden y de cuestionar cosas que los demás tienen que defender porque ellos las han creado. El Estado de las autonomías es un ejemplo, Las leyes de género, discriminatorias y humillantes para el varón, es otro ejemplo. Pero hay muchos más: las leyes que favorecen a los okupas, el descontrol de la inmigración, la discriminación de los españoles pobres frente a los inmigrantes, la inseguridad ciudadana, provocada en gran parte por los delincuentes extranjeros, la escasa represión de la corrupción, los impuestos abusivos, la generosa financiación de los partidos con dinero público, los excesivos privilegios de la clase política, la falta de controles democráticos, las injustas y desequilibradas leyes y normas electorales, la falta de transparencia, la institucionalización de la mentira y muchas mas.
VOX es hijo del fracaso de los viejos partidos y de la indignación ciudadana. El futuro de VOX parece brillante porque es el único partido que ofrece nuevos enfoques a viejos problemas enconados y sin solución aparente, mientras los viejos partidos sigan gobernando. ¿Cómo van a solucionar el problema de los okupas el PSOE y Podemos, si ellos los apoyan para contar con sus votos? ¿Cómo van a regular racionalmente la inmigración si esos partidos esperan los votos de la chusma? ¿Cómo van a castigar la corrupción cuando sus partidos viven y se financian del robo legalizado?
VOX, para conquistar el poder, sólo tiene que esperar a que los demás se estrellen, pero manteniéndose limpio y con capacidad de ilusionar. Los otros partidos, con sus fracasos, miserias y traiciones, se encargarán de auparlo hasta el poder.
A VOX se le acusa, desde los aparatos de propaganda del resto de los partidos, de ser una peligrosa opción extremista de ultraderecha. pero basta con analizar su historia reciente y sus propuestas para convencerse que es un partido pacífico, que no se dedica a montar algarabías de destrucción en las calles y plazas, como otros, ni que rechaza el sistema vigente, ni viola la Constitución. Sus propuestas, analizadas sin pasión ni odio, son regeneradoras y fácilmente asumibles por los demócratas y la gente de bien. Su mayor ventaja y su mejor argumento para gobernar es que está limpio y no tiene culpa alguna en la construcción de la actual España, injusta, inmoral, corrompida, insegura y a punto de arruinarse y romperse.
Fracasó Zapatero, defraudó Rajoy y Sánchez y su turba de partidos enemigos de España están decepcionando mas que ninguna otra experiencia política del pasado. Un país como el que esos partidos han creado no tiene más salida que sucumbir y despeñarse o dar a su rumbo político un giro de casi 180 grados, que es precisamente lo que VOX plantea.
No sabemos si VOX también será una decepción, pero eso sólo podremos comprobarlo observando su gestión del poder y de España.
Francisco Rubiales
VOX es capaz de plantear asuntos que los demás no pueden y de cuestionar cosas que los demás tienen que defender porque ellos las han creado. El Estado de las autonomías es un ejemplo, Las leyes de género, discriminatorias y humillantes para el varón, es otro ejemplo. Pero hay muchos más: las leyes que favorecen a los okupas, el descontrol de la inmigración, la discriminación de los españoles pobres frente a los inmigrantes, la inseguridad ciudadana, provocada en gran parte por los delincuentes extranjeros, la escasa represión de la corrupción, los impuestos abusivos, la generosa financiación de los partidos con dinero público, los excesivos privilegios de la clase política, la falta de controles democráticos, las injustas y desequilibradas leyes y normas electorales, la falta de transparencia, la institucionalización de la mentira y muchas mas.
VOX es hijo del fracaso de los viejos partidos y de la indignación ciudadana. El futuro de VOX parece brillante porque es el único partido que ofrece nuevos enfoques a viejos problemas enconados y sin solución aparente, mientras los viejos partidos sigan gobernando. ¿Cómo van a solucionar el problema de los okupas el PSOE y Podemos, si ellos los apoyan para contar con sus votos? ¿Cómo van a regular racionalmente la inmigración si esos partidos esperan los votos de la chusma? ¿Cómo van a castigar la corrupción cuando sus partidos viven y se financian del robo legalizado?
VOX, para conquistar el poder, sólo tiene que esperar a que los demás se estrellen, pero manteniéndose limpio y con capacidad de ilusionar. Los otros partidos, con sus fracasos, miserias y traiciones, se encargarán de auparlo hasta el poder.
A VOX se le acusa, desde los aparatos de propaganda del resto de los partidos, de ser una peligrosa opción extremista de ultraderecha. pero basta con analizar su historia reciente y sus propuestas para convencerse que es un partido pacífico, que no se dedica a montar algarabías de destrucción en las calles y plazas, como otros, ni que rechaza el sistema vigente, ni viola la Constitución. Sus propuestas, analizadas sin pasión ni odio, son regeneradoras y fácilmente asumibles por los demócratas y la gente de bien. Su mayor ventaja y su mejor argumento para gobernar es que está limpio y no tiene culpa alguna en la construcción de la actual España, injusta, inmoral, corrompida, insegura y a punto de arruinarse y romperse.
Fracasó Zapatero, defraudó Rajoy y Sánchez y su turba de partidos enemigos de España están decepcionando mas que ninguna otra experiencia política del pasado. Un país como el que esos partidos han creado no tiene más salida que sucumbir y despeñarse o dar a su rumbo político un giro de casi 180 grados, que es precisamente lo que VOX plantea.
No sabemos si VOX también será una decepción, pero eso sólo podremos comprobarlo observando su gestión del poder y de España.
Francisco Rubiales