Culpar en exclusiva a Sánchez del actual desastre socialista es una cobardía. Culpables son muchos, empezando por Zapatero, inventor del cordón sanitario y de cientos de estupideces que estuvieron a punto de reventar a España. Son también culpables Chaves, Griñan, los protagonistas de los EREs y de los cursos de formación, los que entregaron decenas de millones al ex consejero andaluz Ojeda y a otros altos miembros del partido, y los miles de socialistas que protagonizaron corrupciones y abusos de poder, incluyendo a los que elaboraron listas negras de los que nunca debían recibir subvenciones. También son culpables los que pervirtieron los contratos públicos, los intermediarios, los recaudadores del partido y los miles que se enriquecieron con la política y hoy no pueden justificar sus patrimonios. Tampoco son inocentes los miles de militantes cobardes que se negaron a ver el desastre, cuando despuntaba, hace ya más de una década, y arremetían como sectarios energúmenos contra todo el que se atrevía a criticar al socialismo.
Todos son culpables, aunque culpar al pobre Pedro es lo más cómodo y quizás también lo más miserable y arbitrario. La culpa es del partido en pleno y de cada uno de los socialistas.
¿De quién es la culpa del desastre? ¿Es, como dicen los barones críticos, de Pedro Sánchez? No es verdad porque más culpable que Pedro Sánchez es Zapatero, el más inepto de los mediocres, y también los responsables de los abusos y corrupciones que han enfangado al partido con los EREs, las cursos de formación y los miles de delitos, faltas, abusos y enriquecimientos ilícitos en la política socialista que no tienen explicación.
Hay muchas culpas y culpables. Mencionemos algunos:
Zapatero, que hizo todo tipo de barbaridades, desde unirse al PP contra los trabajadores a interpretar mal la crisis y hundir a España económica y socialmente.
Rubalcaba perdió 4 millones de votos y 59 diputados en las elecciones de 2011.
Los EREs de Andalucía, uno de los mayores escándalos de corrupción de la democracia, hundieron la moral y la credibilidad del PSOE.
Chaves y Griñan, presidentes de la Junta de Andalucía, presidentes del PSOE y ministros de gobiernos socialistas están procesados.
El partido se ha negado sistemáticamente a regenerarse y hasta a renovarse.
El PSOE ha renunciado a la ideología y no profesa otra religión que el culto al poder y al reparto.
Los resentidos del partido, de manera irresponsable, han saboteado la vida interna y externa del socialismo. Dos ejemplos: Madina y Carme Chacón.
La corrupción no ha sido atajada y se ha convertido en parte del ADN del partido.
El PSOE está acorralado y no tiene otra salida que la regeneración. Pero una regeneración de verdad, no cosmética, un cambio profundo que expulse del poder a todo el que tenga antecedentes, responsabilidad o haya sido cómplice del desastre y de la deriva corrupta.
No se atreverán. Me apuesto un potosí.
Francisco Rubiales
Todos son culpables, aunque culpar al pobre Pedro es lo más cómodo y quizás también lo más miserable y arbitrario. La culpa es del partido en pleno y de cada uno de los socialistas.
¿De quién es la culpa del desastre? ¿Es, como dicen los barones críticos, de Pedro Sánchez? No es verdad porque más culpable que Pedro Sánchez es Zapatero, el más inepto de los mediocres, y también los responsables de los abusos y corrupciones que han enfangado al partido con los EREs, las cursos de formación y los miles de delitos, faltas, abusos y enriquecimientos ilícitos en la política socialista que no tienen explicación.
Hay muchas culpas y culpables. Mencionemos algunos:
Zapatero, que hizo todo tipo de barbaridades, desde unirse al PP contra los trabajadores a interpretar mal la crisis y hundir a España económica y socialmente.
Rubalcaba perdió 4 millones de votos y 59 diputados en las elecciones de 2011.
Los EREs de Andalucía, uno de los mayores escándalos de corrupción de la democracia, hundieron la moral y la credibilidad del PSOE.
Chaves y Griñan, presidentes de la Junta de Andalucía, presidentes del PSOE y ministros de gobiernos socialistas están procesados.
El partido se ha negado sistemáticamente a regenerarse y hasta a renovarse.
El PSOE ha renunciado a la ideología y no profesa otra religión que el culto al poder y al reparto.
Los resentidos del partido, de manera irresponsable, han saboteado la vida interna y externa del socialismo. Dos ejemplos: Madina y Carme Chacón.
La corrupción no ha sido atajada y se ha convertido en parte del ADN del partido.
El PSOE está acorralado y no tiene otra salida que la regeneración. Pero una regeneración de verdad, no cosmética, un cambio profundo que expulse del poder a todo el que tenga antecedentes, responsabilidad o haya sido cómplice del desastre y de la deriva corrupta.
No se atreverán. Me apuesto un potosí.
Francisco Rubiales
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