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¿Qué es peor en la España actual, ser "antisistema" o ser "prosistema"



En esta España mal gobernada, injusta, desigual y corrupta, muchos nos preguntamos: ¿Que es peor, ser antisistema o prosistema?
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Miles de ciudadanos pretendían "rodear" el Congreso de los Diputados, un recinto que debería ser el templo de la libertad, de la representación ciudadana, de la palabra veraz y de la expresión libre, pero que lo han convertido en el reducto donde opera la peor partitocracia de Occidente, la que ha construido la España pobre, triste y hambrienta que acaba de retratar el New York Times en una docena de fotografías espeluznantes. Un contingente policial de casi mil quinientos agentes "defiendía" a los diputados de sus representados, muchos de los cuales exhibían pancartas en las que se pedía "democracia", todo un esperpento incomprensible y surrealista, una aberración que demuestra la decadencia y la miseria política de una España oficial que es tan democrática como un tanque chino aplastando disidentes en Tien An Men.

Los diputados y el sistema se blindan ante la "amenaza" de los ciudadanos, que en teoría son los "soberanos" del sistema democrático, a los que el poder trata como "enemigos", reflejando así la gran verdad de que la democracia ha sido asesinada y sustituida por una oligocracia donde mandan los poderosos y el pueblo es marginado y sojuzgado. Cargas policiales contra los manifestantes y decenas de heridos y detenidos. Oponerse al sistema sale caro y suele ser muy doloroso.

¿Que es peor en España, ser "pro-sistema" o "anti-sistema"? Si estamos de acuerdo en que el sistema está corrompido y adulterado, entonces hay que ser antisistema. El problema es que tambien los antisistemas han sido infiltrados y corrompidos por los "prosistemas". Entre los que se manifestaban en los alrededores del Congreso estaban también los del SAT, las huestes de Sánchez Gordillo, un diputado comunista miembro de la "aristocracia" del sistema, saciado de subvenciones, privilegios y ventajas.

Muchos ciudadanos decentes y reflexivos de España están empezando a darse cuenta del gran engaño. Víctimas del abuso y de la arrogancia del poder político, aprenden cada día un poco más y descubren que ser honrado y demócrata en España significa estar en contra de un sistema que es injusto, está corrompido, ha repudiado al ciudadano y está controlado por las peores oligarquías de la nación y de toda Europa, sobre todo por políticos insensibles al sufrimiento ajeno, atiborrados de privilegios, y por sus aliados financieros, que se aprovechan del poder para esquilmar a los ciudadanos, saquear las finanzas y enriquecerse desordenada e ilícitamente.

En lugar de blindarse rodeados de policías y de estigmatizar a los "ciudadanos" que rodeaban el Congreso,, acusándolos de ser antisistemas como si oponerse al oprobio fuese un delito, los diputados deberían haber salido a la calle para escuchar y dialogar con aquellos que pagan sus sueldos y son sus jefes en democracia. Pero el problema es que España se parece más a una pocilga que a una verdadera democracia de hombres y mujeres libres. Los ciudadanos nunca pueden ser considerados "enemigos" por sus representantes. Cuando eso ocurre, es porque no existe la representación, ni la democracia, ni la decencia, ni la legitimidad, ni la dignidad del poder.

Ser "antisistema" en España, aunque la propaganda diga lo contrario, es un honor para cualquier demócrata porque lo que no puede hacer un ciudadano honrado es aliarse con este sistema corrompido e injusto, el mismo que ha saqueado con impunidad las cajas de ahorro, el que ha protagonizado los fraudulentos EREs de Andalucía, el que tiene al pueblo esquilmado con los impuestos más insoportables e injustos de toda Europa, el de los partidos que incumplen sus promesas electorales y siempre anteponen sus propios intereses al bien común.

Alzarse contra un sistema español que fuera democrático y limpio sería un error imperdonable y una actitud digna de repudio, pero hacerlo frente a un sistema inmerso en un océano de corrupción y abuso de poder es todo un acto heroico, del mismo modo que ser antisistema y disidente perseguido y encerrado en Siberia significaba ser el verdadero "héroe" de aquella URSS de Stalin y Breznev, dominada por el totalitarismo comunista.

Lo que verdaderamente es despreciable y nocivo es ser "prosistema" en un país donde el sistema no es democrático, está hecho trizas y despojado de moralidad, eficacia, justicia y decencia.


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Miércoles, 26 de Septiembre 2012
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