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Que Dios nos perdone por ser tan cobardes



Lo que ocurrió ayer en Cataluña fue tan violento y sucio que mereció la reacción digna y airada de un gobierno que, inexplicablemente, permaneció en silencio y pasivo mientras los salvajes independentistas cortaban carreteras y vías férreas, acosaban y agredían a las fuerzas del orden e intentaban asaltar el Parlamento y el cuartel central de la policía, sucesos prebélicos que deberían ser intolerables para cualquier gobierno que fuera decente y democrático.

A los españoles nos llaman cobardes en todo el mundo porque aguantamos abusos, opresiones y escarnios que ningún pueblo libre y civilizado podría soportar. El español es un pueblo tan maltratado que nadie entiende por que no sale a las calles y se rebela contra sus maltratadores, que son los políticos. En el pasado sus soldados eran temidos por su dureza, agresividad y desprecio a la muerte, pero ahora esos rasgos so se ven por ninguna parte ¿Quien ha borrado el brío, el valor y el honor de nuestro ADN? Ahora aguantamos impuestos injustos, políticos corruptos e indignos al frente del Estado, partidos políticos que parecen bandas de maleantes, injusticias a diestro y siniestro, delincuentes en las autonomías dedicados al robo, independentistas llenos de odio y deseos de destrucción, empeñados en romper la nación, ladrones en cascada que salen en la televisión como si fueran héroes y un país donde el mal se enseñorea y los valores huyen en desbandada.
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Quiero reproducir párrafos de un comentario publicado en Voto en Blanco por Ramón, que refleja claramente el drama de la cobardía española, esa cobardía culpable y vergonzosa que ha permitido que los sinvergüenzas y los canallas se nos suban encima y se hayan apoderado de nuestro Estado.

Afirma Ramón que "Quien haya estudiado la Historia, así con mayúscula, la verdadera, no la que intentan reescribir, debe intuir ya que está el ambiente casi peor que antes del 36. Los demócratas estamos teniendo aguante; los demócratas, no los políticos vendidos a los separatistas. Aguantamos los insultos de los independentistas a nuestra nación y sus símbolos; aguantamos a los sinvergüenzas que se han alzado en el poder a base de mentiras y no salimos a la calle a exigir lo que nos corresponde: ELECCIONES; aguantamos la corrupción de tantos políticos y cargos públicos que lo hacen y no pagan ni devuelven nada; aguantamos que en nuestro sistema judicial haya jueces vendidos y arrastrados a los partidos políticos; aguantamos que nuestro Ejército y Guardia Civil tengan que estar atados por el poder político; aguantamos que nos gobiernen a basa de decretos-ley, o sea, por cojones; aguantamos que vengan unos mindundis a cargarse la recuperación económica del país, a bombardearnos con más impuestos, a ponerse chulos y vivir a costa de todos".

¿DÓNDE ESTÁ LA DIGNIDAD DE LOS CIUDADANOS ESPAÑOLES? ¿POR QUÉ TANTA PASIVIDAD ANTE SEMEJANTES TROPELÍAS?, se pregunta Ramón cargado de razón.

La verdad es dolorosa, pero los únicos '' españoles '' que están luchando por sus ideas son los independentistas y las izquierdas radicales. Los restantes, sentados en sus sofás, tal vez protestando en Internet, y cocinándose en su cobardía.

Miramos hacia atrás y nos aterrorizan las imágenes de la Guerra Civil, pero os aseguro que había más dignidad y decencia en nuestros abuelos, cuando se alzaron contra los crímenes y abusos de su tiempo, que en nuestra pobre cobardía actual, indigna y propia de esclavos. Allí hablaron los fusiles, pero aquí no habla nadie y continúa avanzando, siempre avanzando, la sumisión y la jauría de canallas que tiene secuestrado el Estado.

El espectáculo de Cataluña conmemorando con violencia y arrogancia infinita aquel referendum ilegal y tramposo es inoportable y todavía es más indignante y nauseabundo contemplar al miserable presidente de la Generalitst, máximo representante en Cataluña de nuestro Estado, animando a los violentos y anticonstitucionales Comites de Defensa de la Repúbloca (CDR). Pero lo que más indigna y hace que nuestra pasividad sea peor que un vómito es quedarnos quietos y callados ante la cobardía del gobierno que preside Pedro Sánchez, sostenido por las fuerzas más desleales y antiespañolas y que sólo se esfuerza en subir impuestos, mentir, negar elecciones, aprobar estupideces, en engañar a los ciudadanos con mentiras, exhumaciones de cadáveres, demoliciones de monumentos y estatuas y cambiando el nombre de las calles dedicadas a vencedores por nombres de derrotados, muchas veces asesinos.

Que Dios nos perdone por ser tan cobardes.

Francisco Rubiales

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Martes, 2 de Octubre 2018
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