El criminal y el acobardado
Las sanciones necesarias para doblegar a Rusia tienen que ser contundentes y reales, no las sanciones de bajo perfil simuladas que los cobardes y perdedores políticos de Occidente nos venden como "contundentes" y capaces de poner a Rusia de rodillas.
Los equipos rusos, los deportistas rusos, los estadios rusos, los diplomáticos rusos, los mafiosos rusos, los empresarios rusos y los turistas rusos deben ser tratados como cómplices de Putin, culpables de sostener a un criminal como jefe de su Estado y de soportar sus crímenes internacionales.
Las sanciones tienen que ser duras y auténticas para que hagan efecto. Cuando Rusia retroceda, deberán levantarse para restablecer la cooperación y la paz, pero nunca antes. los asesinos tienen que saber que el criminal nunca gana y que robar países y asesinar a ciudadanos tiene un alto precio.
Se echa de manos en el corrompido y debilitado Occidente la existencia de un Winston Churchill y de un verdadero aprecio por la libertad y la democracia. Hay muchos aprendices de Putin en el poder occidental, atrincherados como sátrapas y totalitarios agazapados al frente de muchos países occidentales, del mismo modo que hay muchos comunistas disfrazados de demócratas, instalados en los altos cargos de los gobiernos, cuya misión es socavar y demoler los conceptos humanistas y libertarios de la cultura occidental.
Esa chusma comunista es aliada de Putin y actúa como quinta columna infiltrada en nuestro mundo de libertades y derechos. En España, el comunismo que adora a Putin se sienta en el Consejo de Ministros, toda una vergüenza para Occidente. El comunismo y sus secuaces deben ser identificados, expulsados del poder y prohibidos, como lo son los nazis.
Amar a Ucrania no es sólo levantar sus banderas y manifestarse ante la embajada rusa, sino hacer sentir a cada ciudadano ruso que tienen que expulsar a su tirano asesino Putin del poder, si quieren ser admitidos en el mundo decente, donde las violaciones a las leyes internacionales y las invasiones bélicas de países soberanos estén rigurosamente prohibidas.
Los criminales no pueden tener respeto ni sitio en el mundo de los seres justos y decentes. Ya está bien de suciedades y simulaciones cobardes en el corrupto y acobardado mundo occidental.
Francisco Rubiales
Los equipos rusos, los deportistas rusos, los estadios rusos, los diplomáticos rusos, los mafiosos rusos, los empresarios rusos y los turistas rusos deben ser tratados como cómplices de Putin, culpables de sostener a un criminal como jefe de su Estado y de soportar sus crímenes internacionales.
Las sanciones tienen que ser duras y auténticas para que hagan efecto. Cuando Rusia retroceda, deberán levantarse para restablecer la cooperación y la paz, pero nunca antes. los asesinos tienen que saber que el criminal nunca gana y que robar países y asesinar a ciudadanos tiene un alto precio.
Se echa de manos en el corrompido y debilitado Occidente la existencia de un Winston Churchill y de un verdadero aprecio por la libertad y la democracia. Hay muchos aprendices de Putin en el poder occidental, atrincherados como sátrapas y totalitarios agazapados al frente de muchos países occidentales, del mismo modo que hay muchos comunistas disfrazados de demócratas, instalados en los altos cargos de los gobiernos, cuya misión es socavar y demoler los conceptos humanistas y libertarios de la cultura occidental.
Esa chusma comunista es aliada de Putin y actúa como quinta columna infiltrada en nuestro mundo de libertades y derechos. En España, el comunismo que adora a Putin se sienta en el Consejo de Ministros, toda una vergüenza para Occidente. El comunismo y sus secuaces deben ser identificados, expulsados del poder y prohibidos, como lo son los nazis.
Amar a Ucrania no es sólo levantar sus banderas y manifestarse ante la embajada rusa, sino hacer sentir a cada ciudadano ruso que tienen que expulsar a su tirano asesino Putin del poder, si quieren ser admitidos en el mundo decente, donde las violaciones a las leyes internacionales y las invasiones bélicas de países soberanos estén rigurosamente prohibidas.
Los criminales no pueden tener respeto ni sitio en el mundo de los seres justos y decentes. Ya está bien de suciedades y simulaciones cobardes en el corrupto y acobardado mundo occidental.
Francisco Rubiales