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Putin, criminal como Stalin y Hitler, vence en Ucrania y Occidente demuestra ser un nido de políticos hipócritas y cobardes



Rusia ha ganado en Ucrania y lo ha hecho porque Occidente está desmoralizado y en manos de políticos sin honor ni vergüenza, a los que únicamente interesa el dinero y seguir recibiendo petróleo y gas de Rusia. Abandonada y vencida, Ucrania tendrá que aprender a odiar a los occidentales y tal vez prefiera, en adelante, aliarse con los rusos, que al menos son valientes y fuertes.

El mundo que se autodenomina "libre" y que se vanagloria de su "democracia" ha perdido, lastimosa y cobardemente, una nación de 43 millones de habitantes, que creía en las libertades y derechos democráticos.

Las sanciones que Occidente adopta contra Rusia no valen nada y Rusia ya sabe como contrarrestarlas. Los países occidentales, divididos y con miedo, no se atreven a aprobar sanciones contundentes. Nos dicen que Putin va a pagar un alto precio, pero el alto precio sólo lo pagaremos nosotros, con las bolsas hundidas, los combustibles encarecidos y las economías paralizadas. Estamos en manos de un lamentable manojo de políticos occidentales ineptos, cobardes y mentirosos, incapaces de adoptar medida alguna que ponga en peligro los inmerecidos y repugnantes privilegios que ellos disfrutan.

Las sanciones que harían daño en realidad a Putin y a su camarilla de locos no se adoptan. Hay que prohibir los partidos comunistas del mundo occidental, donde actúan como aliados y quintacolumnistas de Putin, heredero de la Unión Soviética. En algunos países punteros en insensatez y cobardía, como España, los comunistas amigos de Putin están instalados nada menos que en el gobierno. Hay que estrangular la economía de países aliados de Rusia como Venezuela, Cuba, Nicaragua, Irán y otros. Hay que atraerse a China para que no se alíe con Rusia, lo cual no es muy difícil. Hay que expulsar a los deportistas rusos de las competiciones internacionales y a los representantes rusos de todos los eventos internacionales, al mismo tiempo que se prohíbe el turismo a Rusia y cualquier tipo de intercambio comercial.

Muchos creemos que Occidente ya se ha rendido, aunque todavía no lo sepa. Europa, incapaz de auto dotarse de un sistema eficaz de defensa y de reformar su estructura energética para no depender de la energía rusa, está arrodillada ante Putin y lo que desea es que el drama de Ucrania se cierre pronto para que siga fluyendo el gas ruso y baje el precio del petróleo.

Europa es un bluf indecente, desunido y débil, que ha entregado Ucrania a la bestia del Kremlin y que no dejará de retroceder ante la ambición y osadía de Moscú y el totalitarismo. La educación y la cultura en nuestro mundo está infiltrada de comunismo y sucio totalitarismo. El Pacifico y África están en manos de China, que ya tiene puesta a Taiwán en el punto de mira, Latinoamérica, desde Venezuela hasta la Patagonia, cada día más en manos del narco-comunismo. Y EE.UU está en retirada.
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El criminal y el acobardado
Las sanciones necesarias para doblegar a Rusia tienen que ser contundentes y reales, no las sanciones de bajo perfil simuladas que los cobardes y perdedores políticos de Occidente nos venden como "contundentes" y capaces de poner a Rusia de rodillas.

Los equipos rusos, los deportistas rusos, los estadios rusos, los diplomáticos rusos, los mafiosos rusos, los empresarios rusos y los turistas rusos deben ser tratados como cómplices de Putin, culpables de sostener a un criminal como jefe de su Estado y de soportar sus crímenes internacionales.

Las sanciones tienen que ser duras y auténticas para que hagan efecto. Cuando Rusia retroceda, deberán levantarse para restablecer la cooperación y la paz, pero nunca antes. los asesinos tienen que saber que el criminal nunca gana y que robar países y asesinar a ciudadanos tiene un alto precio.

Se echa de manos en el corrompido y debilitado Occidente la existencia de un Winston Churchill y de un verdadero aprecio por la libertad y la democracia. Hay muchos aprendices de Putin en el poder occidental, atrincherados como sátrapas y totalitarios agazapados al frente de muchos países occidentales, del mismo modo que hay muchos comunistas disfrazados de demócratas, instalados en los altos cargos de los gobiernos, cuya misión es socavar y demoler los conceptos humanistas y libertarios de la cultura occidental.

Esa chusma comunista es aliada de Putin y actúa como quinta columna infiltrada en nuestro mundo de libertades y derechos. En España, el comunismo que adora a Putin se sienta en el Consejo de Ministros, toda una vergüenza para Occidente. El comunismo y sus secuaces deben ser identificados, expulsados del poder y prohibidos, como lo son los nazis.

Amar a Ucrania no es sólo levantar sus banderas y manifestarse ante la embajada rusa, sino hacer sentir a cada ciudadano ruso que tienen que expulsar a su tirano asesino Putin del poder, si quieren ser admitidos en el mundo decente, donde las violaciones a las leyes internacionales y las invasiones bélicas de países soberanos estén rigurosamente prohibidas.

Los criminales no pueden tener respeto ni sitio en el mundo de los seres justos y decentes. Ya está bien de suciedades y simulaciones cobardes en el corrupto y acobardado mundo occidental.

Francisco Rubiales

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Sábado, 26 de Febrero 2022
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