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Primarias socialistas en Andalucía: si el sanchismo pierde, el gobierno cae



El PSOE se juega en Andalucía su futuro. Los expertos vaticinan que si Pedro Sánchez pierde la batalla de Andalucía, su declive será imparable y hasta tendría que dejar el gobierno. Una vez más Susana Díaz tiene el futuro de Sánchez y de España en sus manos. Si Sánchez pierde y sus perros de presa son derrotados en las primarias de Andalucía, será el fin del sanchismo y del propio Sánchez, cuya muerte será bochornosa y sin gloria alguna.

Ponto se celebrarán las primarias para decidir quien controla el socialismo andaluz y será el candidato socialista a presidir la Junta. El socialismo andaluz es el mas nutrido de militantes y fuerte de España. Se enfrentan la ex presidenta de la Junta Susana Díaz, que representa el viejo socialismo socialdemócrata, y Juan Espadas, alcalde socialista y candidato del "sanchismo", que se presenta en horas bajas, muy tocado y cuestionado después de haber sufrido una inmensa derrota en Madrid. Socialistas contra sanchistas, el viejo PSOE contra el nuevo socialismo depredador que lidera Pedro Sánchez, con ribetes comunistas y odiado cada día más por millones de españoles. Susana sabe que ella está quemada y que su pasado juega en su contra, pero sabe también que el sanchismo está casi en ruinas y ella ha decidido luchar. Si gana pasará a la Historia como la que devolvió al socialismo su identidad perdida, frente a la invasión de los orcos marxistas, aliados con los totalitarios de Podemos, los amigos del terrorismo etarra y los independentistas y golpistas catalanes y vascos. Susana, que estaba rendida hace unas semanas, ve ahora la luz porque el sanchismo está tocado y en retirada, toda una señal para que sus enemigos resuciten y le planten cara. Quiere jugar la baza de ser la que defenestre al sanchismo y recupere las esencias del viejo socialismo, que, aunque marcado por la corrupción y el abuso de poder, se presenta con la cabeza alta frente a un sanchismo que se ha convertido en un desastre por sus fracasos y porque ha sobrepasado todas las líneas de prudencia y decencia, torturando y maltratando a los españoles con una pésima gestión de la pandemia, la ruina de la economía, muertos ocultados, miles de empresas cerradas, desempleo masivo, mentiras, engaños, una subida drástica de impuestos que Europa desaconseja pero que Sánchez y sus orcos están empeñados a realizar, y un largo etcétera de abusos, arbitrariedades y decisiones oscuras que le han creado millones de enemigos deseosos de derrotarlo en las urnas.

Al final Susana, que tenía rostro y ánimo de perdedora, se siente ahora capaz de derrotar a los sanchistas de Andalucía, donde miles de militantes teme que si Sánchez se apodera del PSOE andaluz, será un auténtico desastre.

Algunos analistas afirman que Sánchez parece haber perdido la cordura al desgastarse en batallas internas, cuando lo que de verdad necesita su partido es recuperar el favor del pueblo, del que cada día está más distanciado.
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Los 45.000 militantes andaluces del PSOE decidirán el 13 de junio la suerte del partido en Andalucía, donde se enfrentan socialistas contra sanchistas, dos conceptos del socialismo cada día más diferentes. El socialismo andaluz es el más numeroso e influyente en toda España. Ganar en Andalucía significa controlar los resortes del partido.

Conozco a un socialista que tuvo responsabilidades en el gobierno andaluz, que me dice: "Pedro Sánchez tiene que ser derrotado en las primarias andaluzas, donde por vez primera es más importante quien pierda que quien gane. Si el sanchismo no pierde, el socialismo dejará de existir porque el sanchismo es una especie invasora que nada tiene que ver con la socialdemocracia".

Por vez primera en la historia reciente del PSOE, el socialismo español llega a unas primarias seriamente dividido en dos bloques que ya son irreconciliables: el de los depredadores sanchistas, infectados de comunismo, arrogancia, sadismo y soberbia, y el que respeta las ideas de la vieja guardia socialista, que, a pesar de su pasado corrupto y abusivo, añora los tiempos de la socialdemocracia. Numerosos militantes y ex cuadros socialistas, entre ellos Joaquín Leguina y Nicolás Redondo Terreros, reconocen que sanchismo no es lo mismo que el socialismo.

En el seno del partido luchan malos contra peores, ciegos contra tullidos. Susana contra Sánchez. En estos momentos Sánchez no tiene ningún aval ético, ni político, en todo el territorio español, que se dice pronto. Sánchez, después de su abultada derrota en Madrid, de su rastrero intento de culpar al candidato Gabilondo y tras amenazar con la expulsión a dos prestigiosos miembros de la vieja guardia socialista, Joaquín Leguina y Nicolás Redondo Terreros, está a punto de consumar el divorcio total de la vieja guardia socialista, lo que representa para el PSOE la pérdida de 20.000 militantes y un millón de votos.

La experiencia de Sánchez demuestra que un pueblo no puede ser gobernado a latigazos, ni siquiera cuando el verdugo ha sido elegido en las urnas. La voluntad popular no puede ser pisoteada y haber sido elegido en democracia no significa un cheque en blanco, sino sólo un encargo vigilado. Pedro Sánchez ha ignorado todo eso y ha gobernado como un tirano golfo, incumpliendo sus promesas, gobernando con quienes dijo que nunca pactaría, beneficiando a sus amigos y castigando a sus adversarios, ignorando los deseos ciudadanos, actuando como dictador en una democracia, generando rabia y odio en la sociedad, dividiendo, enfrentando, gestionando tan mal la pandemia que ha llenado el país de muertos y de nuevos desempleados y pobres. Según el pervertido "sanchismo", todo eso es legal y lícito porque Pedro Sánchez ha surgido de las urnas, pero según la verdadera democracia eso es un intolerable abuso de poder y una traición a la democracia que merece el castigo de la expulsión. Todas las teorías jurídicas sobre la necesidad de combatir la tiranía son aplicables en la España de Sánchez.

Juan Espadas prevé un «fuerte viento de cambio» en el PSOE de Andalucía, en las primarias, pero no ha dicho si a favor o en contra del sanchismo. El rechazo al sanchismo es por lo menos tan fuerte como el que padece Susana Díaz. A favor de Sánchez juega que es quien tiene el poder y eso es muy importante en un partido que vive de repartirse el botín del Estado. En contra tiene que huele a cadáver, sobre todo después de la seria derrota en Madrid, donde el pueblo, hastiado y asqueado de ser maltratado, ha ejercido su venganza.

Francisco Rubiales

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Lunes, 10 de Mayo 2021
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