Información y Opinión

¿Premiaremos con nuestro voto a los que nos envilecen?



¿Merecen nuestro voto aquellos que, con su comportamiento, nos inundan de vergüenza? ¿Vamos a votar a los que, por su mal ejemplo, ni siquiera merecen nuestro saludo?

Aunque existen algunas honrosas excepciones, la casta política española merece nuestro reproche en las urnas, el próximo 7 de junio, por pura dignidad ciudadana y democrática.
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Si Manuel Chaves es, como dice Griñán, el más honrado de los andaluces, ¿qué y cómo seremos los demás? Si Camps es el mejor de los valencianos, como ha dicho Mayor Oreja, ¿qué le pasa a la sociedad valenciana? ¿Por que debemos soportar tanta inmundicia política en nuestras vidas? ¿Estamos ya tan habituados a convivir con la desvergüenza y el hedor que hemos perdido las proporciones y la sensibilidad? ¿Donde están la dignidad y la rebeldía de los españoles? ¿Vamos a premiar con nuestro voto a los que nos arrojan sobre el rostro basura a diario?

Cada día los medios de comunicación bombardean al ciudadano español con una lluvia insoportable de excrementos políticos: los vuelos de Zapatero en aviones Falcon del Estado, los trajes de Camps, el dinero público que Manuel Chaves desvía hacia la empresa donde trabaja su hija, la "merienda de negros" de la Caja de Castilla la Mancha, las subidas de sueldos que se autoadjudican los políticos en tiempos de crisis, las mentiras reiteradas del poder, la trifulca entre partidos, policías corruptos que piden en Almería dinero a los inmigrantes y los presionan para que se marchen de España, directivos del ayuntamiento de Sevilla que exigen comisiones a las empresas, a cambio de concesiones... La porquería casi no nos deja respirar.

La campaña electoral previa a las elecciones europeas, que podría haber sido aprovechada para reforzar la pobre cultura europea de los españoles, se ha convertido en un ring donde boxeadores sonados y furiosos se golpean sin descanso por un escaño de poder, salpicando al público con saliva y sangre.

Las emisoras de radio reparten a diario raciones opíparas de basura y odio: que si el juez Garzón prevarica, que no hay justicia en España, que el PP es más corrupto que el PSOE, que el PSOE es imbatible en corrupción...

Cuando hace días dijeron que la vicepresidenta del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, viajó a Valencia en un avión del Ejercito para darse una comilona y que se empadronó en Beneixida el 27 de noviembre de 2007, fuera de plazo para votar en las últimas elecciones, ya que el límite fijado hasta entonces era el 31 de octubre, perpetrando así una trampa desde el poder, que, para que no dejara huella, la resolución que la permitió no se publicó en el BOE, muchos pensamos en la idea de emigrar de España para dejar atrás el estercolero.

El PP pugna por superar en corrupción y desvergüenza al PSOE y nadie sabe si ya lo ha logrado. Mientras que las tramas corruptas de la derecha española son investigadas por los jueces, quizás para compensar la dilatada corrupción histórica de los socialistas, la diputada popular Celia Villalobos gritaba desde su escaño en Las Cortes, dirigiéndose al socialista Miguel Ángel Heredia: "¡Ladrones, vosotros. Ladrón tú, en tu pueblo, donde gobiernas! Eres un diputado indigno".

La política baila desnuda la danza indecente de la desvergüenza en el garito nacional y corrompe al pueblo sin pudor. El primer premio en esa orgía chabacana se lo lleva el gobierno, que continua despilfarrando en tiempos de crisis, que endeuda hasta límites espeluznantes a las generaciones del futuro, que solo sabe combatir el paro creando más puestos de funcionarios, que, para seguir manejando dinero abundante, acribilla a impuestos a la cada día más empobrecida sociedad española y que se niega a dimitir en bloque a pesar de que la realidad demuestra que es incapaz de detener el rápido descenso de España hacia el pozo del desempleo, la pobreza y el fracaso.

Nuevas sinvergonzonerías (muchas de ellas delitos encubiertos o no tipificados que no conducen a la cárcel porque en España los políticos son casi impunes y disfrutan de los mismos privilegios que en el pasado absolutista tenían los nobles y el clero) se agregan a diario a la una lista desesperantemente larga de la corrupción política española, que a veces incluye una perversa connivencia de jueces y ministros sin licencia en cacerías para millonarios, patrimonios de políticos que no pueden justificarse con sus sueldos legales, despilfarros de los caciques políticos en las taifas de España, parlamentarios vagos y ausentes de las sesiones, subidas semiclandestinas constantes de los sueldos políticos, decenas de alcaldes encarcelados, cientos que son investigados por la Fiscalía Anticorrupción y otros miles de alcaldes y concejales españoles que, si fueran investigados sin consideración, tendrían que ingresar en prisión.

El bombardeo de porquería al que es sometido el sufrido y maltratado ciudadano español es tan intenso y nauseabundo que nadie se atreve a predecir cual será el siguiente producto corrupto que salga de esa enorme fábrica de chorizos en que se ha convertido España.

Los españoles están recibiendo una dosis tan intensa de "chacina" en su dieta que están ya empachados e indignados. El estómago decente no puede ya digerir tanta porquería política. Ante la satisfacción de las clases dirigentes, interesadas al parecer en que el pueblo se inmunice y soporte la indecencia sin arcadas, muchos españoles se acostumbran ya a su ración diaria de chabacanería, chulería e indecencia y se sienten tan atiborrados que no saben distinguir entre lo que es basura y alimento saludable..

Los coches de lujo blindados adquiridos con dinero público y los cientos de miles de asesores innecesarios que rodean a los jerifaltes de la política compiten en los telediarios con las mesas y las sillas de superlujo, adquiridas para despachos políticos de sátrapas incontrolados y con una interminable retahila de "fechorías" municipales, dineros regalados a los amigos, oficinas de enganche para parientes del poder, puestos para enchufados, subvenciones para amigos y familiares y mil tropelias más que convierten a España en el primer fabricante mundial de chacina política de primera calidad.

¿Quien va a limpiar el basurero español? En Italia fueron los jueces los que usaron la escoba y el bisturí contra la casta política contaminada, pero en España, por desgracia, la Justicia también forma parte del gran complejo nacional de embutidos.

¿Vamos a premiar con nuestro voto en las urnas, el próximo 7 de junio, a esa gente que nos avergüenza a diario?

¿No hay otra solución para España que aquella salida triste que tantas veces se dio en el pasado, cuando un "hombre fuerte" o un "vulgar dictador" se puso las botas y para limpiar el patio? ¿Por qué no cogemos la escoba los ciudadanos, antes de que nos invada y sojuzgue el salvapatrias de turno, justificando su presencia humillante con la necesidad de erradicar la inmundicia?

Aunque derrotados y sin esperanza, nos queda un arma digna que emplear: votar en blanco, introducir en la urna una papeleta con un reproche a la clase política o votar a partidos pequeños y emergentes que, por ahora, se mantienen en los confines de la decencia. Cualquier otra opción es un suicidio cívico.

   
Miércoles, 3 de Junio 2009
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