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¿Por qué es grande el fútbol español?





En la edición de ABC del martes 13 de marzo había un artículo de José María García Hoz que defendía la tesis de que España destaca en el fútbol mundial, en el que es una de las grandes potencias, porque el gran deporte está al margen del gobierno y hasta tiene un sistema de justicia propio.

Tras reflexionar veo que es cierto, que el fútbol es de los pocos sectores españoles que han conseguido mantenerse al margen de los políticos. Llevando más lejos la reflexión, uno se sorprende cuando descubre que los sectores más apartados del poder político son los más prósperos, los que mejor funcionan, mientras que los más próximos al poder hacen agua y viven sólo gracias a inyecciones sucesivas de dinero público. Es tan cierta la reflexión que hasta es posible establecer una regla o ley matemática: dónde hay política hay decadencia o, dicho de otro modo: a más presencia gubernamental, más fracaso y menos prosperidad; a menos presencia del gobierno, más prosperidad y éxito.

España despunta en fútbol porque los políticos no han conseguido controlarlo y contaminarlo. El otro gran ámbito español donde el Estado apenas interviene es el de las empresas. Las grandes empresas, liberalizadas y sometidas únicamente a las leyes del mercado, van bien desde que el gobierno está al margen, aunque últimamente Zapatero está intentado, como en tiempos de Franco, volver a intervenir en el mercado, como está demostrando en el triste culebrón de ENDESA. Las empresas que dependen de las administraciones van peor y las que cometen el error de solicitar subvenciones, suelen perecer pronto, víctimas del virus de la contaminación política.

Por la misma razón, la gran banca española, todavía bastante al margen del poder político, va bien, mientras que las cajas de ahorros, sobre todo las pequeñas, infectadas de política, pronto empezarán a mostrar síntomas del virus. En el campo de las fundaciones, asociaciones ciudadanas y ONGs, otro sector que debería permanecer al margen del poder político, van bien aquelas que viven lejos del gobierno, como Cáritas y Manos Unidas, mientras que muchas cercanas a la Administración son auténticos cadáveres ambulantes que dejarían de existir tan sólo una hora después de que les cierren el grifo de las subvenciones.

Los pocos sindicatos libres van muy bien, pero los grandes sindicatos, subvencionados y vendidos al poder, están en agonía real, mantenidos sólo gracias al "suero" del dinero público. Lo mismo ocurre con las universidades, donde las pocas privadas que existen suben como la espuma, mientras que las públicas, infiltradas de política y subvencionadas hasta el tuétano, son un desastre cultural.

El "boom" de la construcción se ha desarrollado en los ámbitos privados, al margen del gobierno, y quizás por eso ha actuado durante más de una década como motor de la economía española. El cine americano, pegado al mercado y alejado de las subvenciones, funciona y es un imperio; el español, subvencionado y politizado hasta el asco, es un desastre cultural y económico, mantenido vivo en la UVI del poder político. Hasta podría afirmarse con sarcasmo que el terrorismo de ETA era una "potencia" cuando estaba alejado del gobierno, pero ahora, cuando negocia con Zapatero y pide favores al poder político, ya huele a cadaver (afortunadamente).

Podrían citarse mil ejemplo que demuestran que, desgraciadamente, el principio funciona como un reloj: "lo que se aleja del poder político, crece; lo que se acerca, enferma".

Si no lo cree, busque un sector próspero y ejemplar en España y mire si el poder político está cerca o lejos. Comprobará que la ley es impecable e implacable.


   
Viernes, 16 de Marzo 2007
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