El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha reunido hoy con la canciller alemana, Ángela Merkel, para remediar los profundos errores cometidos por su gobierno en el tratamiento de la OPA de la empresa alemana Eon a ENDESA. Zapatero ha debido reconocer ante Merkel que su gobierno ha sido intervencionista, autoritario y nada respetuoso con las reglas del libre mercado. Pero lo que Zapatero no podrá reconocer, aunque sea la verdad descarnada, es que detrás del comportamiento política y económicamente heterodoxo de su gobierno existen compromisos y pactos inconfesables que le obligan a defender a las empresas catalanas hasta más allá de toda prudencia, acuerdos indignos e impropios de un gobierno demócrata.
En América Latina -y cada día más en la propia España- lo observadores están sorprendidos ante la intensidad de la respuesta política y diplomática del gobierno de España frenta a cualquier problema que afecte en Bolivia a Repsol YPF, una empresa de matriz catalana que, sin la menor duda, es la más mimada y protegida por el actual poder político español.
En Bolivia, donde las presiones de España son abrumadoras cada vez que Repsol YPF tiene un contencioso con la justicia, afirman que lo primero que alguien tendría que haberle comunicado al presidente del gobierno español es que Repsol-YPF es una empresa de capital mayoritariamente extranjero y que, por lo tanto, cuando envía sucesivamente a Bolivia a su ministro de Asuntos Exteriores, al secretario de Estado de dicho Ministerio o a la propia Vicepresidenta Primera lo hace en defensa de los intereses de unos accionistas que ni siquiera iban a poder votarle y que, en en su mayoría, tampoco pagan sus impuestos en España.
Alguién bien relacionado con el Ministerio español de Asuntos Exteriores nos dice que los diplomáticos también están sorprendidos ante el comprometido apoyo oficial a Repsol y que la única explicación de lo que está ocurriendo es que José Montilla, el ex Ministro de Industria, ha debido pactar con Zapatero un apoyo político e institucional especial para las empresas catalanas, un marco que permite también entender el extraño comportamiento del gobierno de Zapatero en el complejo asunto de la OPA a ENDESA, caracterizado también por el insólito apoyo a los intereses económicos catalanes, en detrimento de ENDESA, arriesgando, incluso, un enfrentamiento con la Unión Europea y el descrédito de España ante sus socios europeos.
Alberto Montero Soler, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga, en un artículo titulado "Ah, ¿pero Reprol-YPF es española?, afirma que "para que el gobierno español dejara de provocar vergüenza ajena a todos aquellos que no entendemos cómo pueden confundirse los intereses de una empresa transnacional con los intereses de España en el mundo (y advierto que no me estoy refiriendo con esto último a intereses económicos sino a aquellos que realmente promoverían una visión de nuestro país como un estado realmente comprometido con la solidaridad)", tendría que explicar los pactos ocultos que se esconden detrás de ese comportamiento.
A continuación, el experto sintetiza la composición del accionariado de la empresa y demuestra que sus accionistas son privados y, en su mayoría, extranjeros, aunque existe un control por parte de La Caixa y la empresa tiene su sede y paga impuestos en Cataluña.
En América Latina -y cada día más en la propia España- lo observadores están sorprendidos ante la intensidad de la respuesta política y diplomática del gobierno de España frenta a cualquier problema que afecte en Bolivia a Repsol YPF, una empresa de matriz catalana que, sin la menor duda, es la más mimada y protegida por el actual poder político español.
En Bolivia, donde las presiones de España son abrumadoras cada vez que Repsol YPF tiene un contencioso con la justicia, afirman que lo primero que alguien tendría que haberle comunicado al presidente del gobierno español es que Repsol-YPF es una empresa de capital mayoritariamente extranjero y que, por lo tanto, cuando envía sucesivamente a Bolivia a su ministro de Asuntos Exteriores, al secretario de Estado de dicho Ministerio o a la propia Vicepresidenta Primera lo hace en defensa de los intereses de unos accionistas que ni siquiera iban a poder votarle y que, en en su mayoría, tampoco pagan sus impuestos en España.
Alguién bien relacionado con el Ministerio español de Asuntos Exteriores nos dice que los diplomáticos también están sorprendidos ante el comprometido apoyo oficial a Repsol y que la única explicación de lo que está ocurriendo es que José Montilla, el ex Ministro de Industria, ha debido pactar con Zapatero un apoyo político e institucional especial para las empresas catalanas, un marco que permite también entender el extraño comportamiento del gobierno de Zapatero en el complejo asunto de la OPA a ENDESA, caracterizado también por el insólito apoyo a los intereses económicos catalanes, en detrimento de ENDESA, arriesgando, incluso, un enfrentamiento con la Unión Europea y el descrédito de España ante sus socios europeos.
Alberto Montero Soler, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga, en un artículo titulado "Ah, ¿pero Reprol-YPF es española?, afirma que "para que el gobierno español dejara de provocar vergüenza ajena a todos aquellos que no entendemos cómo pueden confundirse los intereses de una empresa transnacional con los intereses de España en el mundo (y advierto que no me estoy refiriendo con esto último a intereses económicos sino a aquellos que realmente promoverían una visión de nuestro país como un estado realmente comprometido con la solidaridad)", tendría que explicar los pactos ocultos que se esconden detrás de ese comportamiento.
A continuación, el experto sintetiza la composición del accionariado de la empresa y demuestra que sus accionistas son privados y, en su mayoría, extranjeros, aunque existe un control por parte de La Caixa y la empresa tiene su sede y paga impuestos en Cataluña.