La respuesta es evidente: El PSOE necesita mantener viva a ETA hasta el final de la actual legislatura para firmar entonces la paz con la banda y, empujado por el prestigio de haber terminado con el terrorismo etarra, ganar las próximas elecciones generales, neutralizando así todo el desgaste que le habrá producido el mal gobierno de España y la pésima gestión de la crisis económica.
Zapatero y los suyos estaban en un aprieto ante la propuesta del PP de expulsar a los proetarras de ANV de los 42 ayuntamientos que controlan. Era una propuesta que contaba con el apoyo mayoritario de la opinión pública, pero han encontrado una infantil y poco creible excusa para rechazarla, alegando que el PP tenía que haber consultado antes su propuesta con los socialistas. Al afirmar que hay que acabar con ANV, pero cumpliendo la ley y sin hacer nada de los que después los demócratas tengan que arrepentirse, también han exhibido unos escrúpulos legales que no tuvieron cuando negociaban a escondidas con la banda o cuando apadrinaron la presencia de ANV en esos mismos ayuntamientos, en las pasadas elecciones municipales.
Las excusas son malas y tramposas, pero sirven en España, un país sin apenas ciudadanos libres, poblado por manadas de borregos anestesiados y dominados.
El veto del PSOE en la Junta de Portavoces del Congreso ha obligado a aplazar hasta el próximo periodo de sesiones, en febrero de 2009, el debate abierto por el PP para disolver los 42 consistorios vascos y navarros en los que gobierna ANV-ETA. La clave de la "jugada" está en que, con este retraso, los proetarras podrán cobrar las ayudas que el Ejecutivo socialista va a dar a todos los consistorios de España, lo que supondrá una inyección importante de dinero para los terroristas y sus entornos.
En su propuesta, además de la disolución de esas corporaciones locales, el PP pedía que los alcaldes de ANV, brazo político de ETA, no pudieran gestionar la parte del fondo de 8.000 millones de euros aprobado por el Gobierno ZP, que correspondería a esos municipios.
Pero el PSOE tiene su estrategia bien pensada y trazada: alimentar la división interna de ETA para mantenerla débil; acoso policial a la parte rebelde y radical de ETA y mano blanda con la parte de ETA partidaria de la negociación y del fin de la lucha armada; acercamiento de presos al País Vasco, pero sólo de aquellos que hayan renunciado a la lucha armada; y mantenimiento de la estructura política de ETA y en especial de los ayuntamientos de ANV, ya que el gobierno lo que pretende es convertir a los terroristas en políticos con éxito electoral en el País Vasco.
Con esa estrategia, unida a una negociación permanente, que por ahora se mantiene en un bajo perfil, pero que, al finalizar la legislatura, entrará en la definitiva etapa activa y final, el gobierno de Zapatero pretende afrontar las próximas elecciones generales de 2012 no bajo los efectos letales de la crisis y del mal gobierno, sino bajo la euforia del fin del terrorismo, lo que le permitirá alcanzar su objetivo prioritario, que no es otro que la permanencia en el poder.
Es así de simple, de malevalo y de sucio.
Zapatero y los suyos estaban en un aprieto ante la propuesta del PP de expulsar a los proetarras de ANV de los 42 ayuntamientos que controlan. Era una propuesta que contaba con el apoyo mayoritario de la opinión pública, pero han encontrado una infantil y poco creible excusa para rechazarla, alegando que el PP tenía que haber consultado antes su propuesta con los socialistas. Al afirmar que hay que acabar con ANV, pero cumpliendo la ley y sin hacer nada de los que después los demócratas tengan que arrepentirse, también han exhibido unos escrúpulos legales que no tuvieron cuando negociaban a escondidas con la banda o cuando apadrinaron la presencia de ANV en esos mismos ayuntamientos, en las pasadas elecciones municipales.
Las excusas son malas y tramposas, pero sirven en España, un país sin apenas ciudadanos libres, poblado por manadas de borregos anestesiados y dominados.
El veto del PSOE en la Junta de Portavoces del Congreso ha obligado a aplazar hasta el próximo periodo de sesiones, en febrero de 2009, el debate abierto por el PP para disolver los 42 consistorios vascos y navarros en los que gobierna ANV-ETA. La clave de la "jugada" está en que, con este retraso, los proetarras podrán cobrar las ayudas que el Ejecutivo socialista va a dar a todos los consistorios de España, lo que supondrá una inyección importante de dinero para los terroristas y sus entornos.
En su propuesta, además de la disolución de esas corporaciones locales, el PP pedía que los alcaldes de ANV, brazo político de ETA, no pudieran gestionar la parte del fondo de 8.000 millones de euros aprobado por el Gobierno ZP, que correspondería a esos municipios.
Pero el PSOE tiene su estrategia bien pensada y trazada: alimentar la división interna de ETA para mantenerla débil; acoso policial a la parte rebelde y radical de ETA y mano blanda con la parte de ETA partidaria de la negociación y del fin de la lucha armada; acercamiento de presos al País Vasco, pero sólo de aquellos que hayan renunciado a la lucha armada; y mantenimiento de la estructura política de ETA y en especial de los ayuntamientos de ANV, ya que el gobierno lo que pretende es convertir a los terroristas en políticos con éxito electoral en el País Vasco.
Con esa estrategia, unida a una negociación permanente, que por ahora se mantiene en un bajo perfil, pero que, al finalizar la legislatura, entrará en la definitiva etapa activa y final, el gobierno de Zapatero pretende afrontar las próximas elecciones generales de 2012 no bajo los efectos letales de la crisis y del mal gobierno, sino bajo la euforia del fin del terrorismo, lo que le permitirá alcanzar su objetivo prioritario, que no es otro que la permanencia en el poder.
Es así de simple, de malevalo y de sucio.
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