En España todos los políticos son intervencionistas, incluyendo a una derecha que está infectada de autoritarismo y que parece socialdemócrata. Los políticos, como si fueran un ejercito de ocupación, han tomado la sociedad civil y prácticamente todos los espacios de la sociedad que, en democracia, deben ser independientes y actuar como contrapesos del poder político. Los políticos se han adueñado de las universidades, de los sindicatos, de las cajas de ahorros, de la mayoría de los medios de comunicación, de buena parte del sector sin ánimo de lucro y de muchos colegios profesionales, cofradías, asociaciones y cooperativas. Los espacios y sectores que no dominan directamente, son controlados con dinero público, a través de concesiones, subvenciones y aportaciones, o atribulados con impuestos, reglamentos, normas y una burocracia aplastante. Los políticos, impúdicamente, se sientan en demasiados consejos de administración y hasta pretenden controlar las grandes empresas del mercado a través de convenios, subvenciones, concesiones, tarifas y leyes. Muchas de las empresas que mantienen estrechas relaciones con la política suelen perder músculo y terminan cerrando, sobre todo aquellas que han recibido cuantiosas ayudas públicas. En España, el contacto con los políticos mata.
Si centramos la atención sobre el funcionamiento de la sociedad civil, no existe en todo Occidente un sistema mas intervencionista y antidemocrático que el español. En España no queda ni una gota de liberalismo, ideología que inventó la democracia en el mundo. Sin exagerar un ápice, puede afirmarse que el nivel de dominio que han logrado los partidos políticos en España es similar al que tenía el PCUS es la URSS, en tiempos de Breznez y Andropov.
Dentro del caos vergonzoso provocado por la "ocupación" política de la sociedad civil, apenas se salvan algunos sectores. El más libre de interferencias políticas y, lógicamente, el que mejor funciona, es el del deporte. A pesar de que las federaciones se nutren de dinero público, los políticos todavía no se han atrevido a manipularlas y dominarlas abiertamente. Los clubes de fútbol, salvo unas pocas excepciones, permanecen libres de contaminación política y los deportistas desarrollan su actividad en una pura y libre competencia, enfrentándose unos a otros.
El hecho de que España sólo destaque mundialmente en deportes, siendo un país postrado y desprestigiado en el resto de los ámbitos, se debe justamente a que los políticos, ausentes, no han podido contaminar y aniquilar las actividades deportivas, como han hecho con la prensa libre, las cajas de ahorros, las universidades, los sindicatos y el resto de los pilares que deberían sostener una sociedad civil independiente, sin la cual no es posible la verdadera democracia. El intervencionismo político ha dejado a España como una tundra yerma y estéril. Cientos de miles de pequeñas y medianas empresas han tenido que cerrar, víctimas de los impuestos, de la burocracia asfixiante y de las deudas de las administraciones, que en lugar de ser ejemplares son las peoras pagadoras y las mas corruptas del país.
España nunca podrá salir de la crisis sin haber asumido antes que los grandes culpables son los políticos, enfermos de intervencionismo, infectados de corrupción, poco preparados e incapaces de dejar a la sociedad que se desarrolle libremente, sin reprimir o controlar sus habilidades, creatividades y empujes.
Esta maldita gente, que se presenta ante los medios destinando fondos "a crear empleo", ignorando que nunca jamás en la vida un político ha creado un solo empleo productivo, es la losa de plomo que aplasta a España y que le castra sus energías, después de haber infectado el país de corrupción y abuso de poder.
El deporte español, por el momento, es una de las escasas actividades que se mantienen libres de contaminación política. Ahí reside su fuerza.
Si centramos la atención sobre el funcionamiento de la sociedad civil, no existe en todo Occidente un sistema mas intervencionista y antidemocrático que el español. En España no queda ni una gota de liberalismo, ideología que inventó la democracia en el mundo. Sin exagerar un ápice, puede afirmarse que el nivel de dominio que han logrado los partidos políticos en España es similar al que tenía el PCUS es la URSS, en tiempos de Breznez y Andropov.
Dentro del caos vergonzoso provocado por la "ocupación" política de la sociedad civil, apenas se salvan algunos sectores. El más libre de interferencias políticas y, lógicamente, el que mejor funciona, es el del deporte. A pesar de que las federaciones se nutren de dinero público, los políticos todavía no se han atrevido a manipularlas y dominarlas abiertamente. Los clubes de fútbol, salvo unas pocas excepciones, permanecen libres de contaminación política y los deportistas desarrollan su actividad en una pura y libre competencia, enfrentándose unos a otros.
El hecho de que España sólo destaque mundialmente en deportes, siendo un país postrado y desprestigiado en el resto de los ámbitos, se debe justamente a que los políticos, ausentes, no han podido contaminar y aniquilar las actividades deportivas, como han hecho con la prensa libre, las cajas de ahorros, las universidades, los sindicatos y el resto de los pilares que deberían sostener una sociedad civil independiente, sin la cual no es posible la verdadera democracia. El intervencionismo político ha dejado a España como una tundra yerma y estéril. Cientos de miles de pequeñas y medianas empresas han tenido que cerrar, víctimas de los impuestos, de la burocracia asfixiante y de las deudas de las administraciones, que en lugar de ser ejemplares son las peoras pagadoras y las mas corruptas del país.
España nunca podrá salir de la crisis sin haber asumido antes que los grandes culpables son los políticos, enfermos de intervencionismo, infectados de corrupción, poco preparados e incapaces de dejar a la sociedad que se desarrolle libremente, sin reprimir o controlar sus habilidades, creatividades y empujes.
Esta maldita gente, que se presenta ante los medios destinando fondos "a crear empleo", ignorando que nunca jamás en la vida un político ha creado un solo empleo productivo, es la losa de plomo que aplasta a España y que le castra sus energías, después de haber infectado el país de corrupción y abuso de poder.
El deporte español, por el momento, es una de las escasas actividades que se mantienen libres de contaminación política. Ahí reside su fuerza.