Si el gobierno español no tiene la dignidad suficiente para impedir el debate de hoy sobre ETA en el Parlamento Europeo, que al menos lo impida Francia, país que acaba de sufrir en su suelo un acto terrorista de ETA, que, en pleno "proceso de paz", ha robado 350 revólveres y pistolas para rearmarse.
Robar armas la víspera de que el Parlamento Europeo debata sobre el presundo y poco creíble "proceso de paz" español representa un escupitajo etarra sobre el rostro de la democracia europea, sobre la dignidad del gobierno y del pueblo de España y sobre la credibilidad de esa misma paz en la que José Luis Rodríguez Zapatero está empeñado en creer "a toda costa".
El gobierno español, patrocinador de esa "puesta de largo" en Europa de Batasuna, una organización todavía inscrita en la lista del terrorismo europeo, reaccionó como un boxeador sonado en la tarde del martes, al conocer el robo de las armas en Francia, sin emitir condena alguna, sin comentarios, estupefacto e incrédulo ante el salivazo propinado por ETA a su genuflecta sumisión y a su babosa debilidad ante los asesinos.
Si el gobierno de Zapatero quiere seguir, como dice, la ruta marcada por Gran Bretaña en su paz con el IRA, que aplique la receta y admita que allí no se dió paso definitivo alguno hasta que una comisión internacional verificó el "desarme" de los terroristas irlandeses. Aqui, en España, lo único que podría verificarse es el "rearme" del terrorismo vasco, una gente que, además de haber matado sin arrepentimiento a casi a mil personas, no sólo se niega a dejar las armas, sino también a condenar la violencia con las tres miserables palabras que le mendiga el gobierno de España.
Esa es la gente a la que el gobierno de España, ante el estupor de una ciudadanía que no puede creer lo que está sucediendo, lleva de la mano para presentarla solemnemente en el más sagrado templo de la democracia europea: el Parlamento de Estrasburgo.
Ya que España no es capaz, ojalá Francia tuviera la dignidad suficiente para impedir hoy ese inmerecido e indeseable "festival" etarra en el corazón de Europa.
Robar armas la víspera de que el Parlamento Europeo debata sobre el presundo y poco creíble "proceso de paz" español representa un escupitajo etarra sobre el rostro de la democracia europea, sobre la dignidad del gobierno y del pueblo de España y sobre la credibilidad de esa misma paz en la que José Luis Rodríguez Zapatero está empeñado en creer "a toda costa".
El gobierno español, patrocinador de esa "puesta de largo" en Europa de Batasuna, una organización todavía inscrita en la lista del terrorismo europeo, reaccionó como un boxeador sonado en la tarde del martes, al conocer el robo de las armas en Francia, sin emitir condena alguna, sin comentarios, estupefacto e incrédulo ante el salivazo propinado por ETA a su genuflecta sumisión y a su babosa debilidad ante los asesinos.
Si el gobierno de Zapatero quiere seguir, como dice, la ruta marcada por Gran Bretaña en su paz con el IRA, que aplique la receta y admita que allí no se dió paso definitivo alguno hasta que una comisión internacional verificó el "desarme" de los terroristas irlandeses. Aqui, en España, lo único que podría verificarse es el "rearme" del terrorismo vasco, una gente que, además de haber matado sin arrepentimiento a casi a mil personas, no sólo se niega a dejar las armas, sino también a condenar la violencia con las tres miserables palabras que le mendiga el gobierno de España.
Esa es la gente a la que el gobierno de España, ante el estupor de una ciudadanía que no puede creer lo que está sucediendo, lleva de la mano para presentarla solemnemente en el más sagrado templo de la democracia europea: el Parlamento de Estrasburgo.
Ya que España no es capaz, ojalá Francia tuviera la dignidad suficiente para impedir hoy ese inmerecido e indeseable "festival" etarra en el corazón de Europa.