Ejemplares de la revista The Atlantic
El sistema educativo actual español es un desastre por su poca exigencia. Ocupamos puestos de vergüenza en el ranking mundial de la formación y la preparación de los alumnos. Es como si los políticos, que son terriblemente incultos y mal formados, quisieran que la mayoría de los españoles estén a su misma altura para no tener que avergonzarse.
En una etapa de mi vida, después de la Expo 92 de Sevilla, siendo presidente y director de una empresa de comunicación, diseñé un cuidado y espléndido curso breve para enseñar a los políticos a tratar con los medios de prensa, para que mi empresa lo ofreciera a los políticos. Se les enseñaba a entender los intereses del periodista, a tratar con ellos, a construir titulares atractivos, a defender las tesis propias, etc., pero aquello fue un fracaso porque nadie se matriculaba. Investigué entonces y hable con algunos de ellos y siempre me dijeron lo mismo: "ofrécenos un curso para aprender a hablar en público y veras como nos apuntamos". Lo hice y fue un éxito, les coloqué delante a estrellas de la radio y la televisión, simulamos entrevistas y aprendieron a hablar (y a mentir) con solvencia y credibilidad.
En España se puede obtener hoy el título de acceso a la universidad sin haber leído nunca un libro completo, del mismo modo que se puede llegar con esa carencia hasta la jefatura del gobierno. Es un auténtico drama para cualquier país y para España está significando la decadencia y la destrucción de toda la grandeza heredada del pasado.
Esa misma tesis ha sido recogida por la revista estadounidense "The Atlantic" en un reportaje que ha provocado muchas discusiones y polémicas, titulado 'Los estudiantes universitarios de élite que no son capaces de leer', firmado por la periodista Rose Horowitch. No es solamente una cuestión de ese país, sino algo habitual en las mejores universidades del planeta.
El problema es tan terrible que el mundo está lleno de médicos, abogados, matemáticos, ingenieros, arquitectos y otros muchos profesionales que no han conseguido leer un sólo libro completo en sus vidas.
Esa brutal carencia de cultura y preparación es especialmente grave entre los políticos porque, por sus cargos, están llamados a tomar decisiones sabias y acertadas, algo que rara vez consiguen, precisamente porque son cenutrios torpes, incapaces de relacionarse con las ideas y las tesis y con las neuronas medio oxidadas.
La pésima gestión de la terrible DANA que ha causado daños terribles en Valencia y más de dos centenares de muertos demuestra que los políticos españoles no están preparados para adoptar medidas eficaces, ni para evaluar problemas.
A uno de los futbolistas más famosos del mundo le preguntaron no hace mucho qué libros había leído y uno de los más famosos del mundo respondió que sólo leía las etiquetas del bote del champú cuando se sentaba en el inodoro.
En un futbolista, al que sólo se le exige que sea hábil y eficaz con el balón, esa carencia es tolerable, pero no en un político, que tiene la responsabilidad de gobernar y construir el mundo para el bienestar de la especie humana.
De hecho, es más que probable que la calamidad de mundo que nos están construyendo los políticos sea consecuencia de la torpeza y escasez de cultura, preparación y neuronas activas. Sin haber leído un sólo libro completo en sus vidas, lo lógico es que construyan una pocilga como la que nos rodea, llena de delincuentes, corruptos, ladrones, sinvergüenzas y miserables que asesinan la democracia, odian la libertad, desprecian la brillantes, despilfarran, cobran impuestos confiscatorios, llenan la política de estiércol y anteponen mil veces sus propios intereses al bien común.
Francisco Rubiales
En una etapa de mi vida, después de la Expo 92 de Sevilla, siendo presidente y director de una empresa de comunicación, diseñé un cuidado y espléndido curso breve para enseñar a los políticos a tratar con los medios de prensa, para que mi empresa lo ofreciera a los políticos. Se les enseñaba a entender los intereses del periodista, a tratar con ellos, a construir titulares atractivos, a defender las tesis propias, etc., pero aquello fue un fracaso porque nadie se matriculaba. Investigué entonces y hable con algunos de ellos y siempre me dijeron lo mismo: "ofrécenos un curso para aprender a hablar en público y veras como nos apuntamos". Lo hice y fue un éxito, les coloqué delante a estrellas de la radio y la televisión, simulamos entrevistas y aprendieron a hablar (y a mentir) con solvencia y credibilidad.
En España se puede obtener hoy el título de acceso a la universidad sin haber leído nunca un libro completo, del mismo modo que se puede llegar con esa carencia hasta la jefatura del gobierno. Es un auténtico drama para cualquier país y para España está significando la decadencia y la destrucción de toda la grandeza heredada del pasado.
Esa misma tesis ha sido recogida por la revista estadounidense "The Atlantic" en un reportaje que ha provocado muchas discusiones y polémicas, titulado 'Los estudiantes universitarios de élite que no son capaces de leer', firmado por la periodista Rose Horowitch. No es solamente una cuestión de ese país, sino algo habitual en las mejores universidades del planeta.
El problema es tan terrible que el mundo está lleno de médicos, abogados, matemáticos, ingenieros, arquitectos y otros muchos profesionales que no han conseguido leer un sólo libro completo en sus vidas.
Esa brutal carencia de cultura y preparación es especialmente grave entre los políticos porque, por sus cargos, están llamados a tomar decisiones sabias y acertadas, algo que rara vez consiguen, precisamente porque son cenutrios torpes, incapaces de relacionarse con las ideas y las tesis y con las neuronas medio oxidadas.
La pésima gestión de la terrible DANA que ha causado daños terribles en Valencia y más de dos centenares de muertos demuestra que los políticos españoles no están preparados para adoptar medidas eficaces, ni para evaluar problemas.
A uno de los futbolistas más famosos del mundo le preguntaron no hace mucho qué libros había leído y uno de los más famosos del mundo respondió que sólo leía las etiquetas del bote del champú cuando se sentaba en el inodoro.
En un futbolista, al que sólo se le exige que sea hábil y eficaz con el balón, esa carencia es tolerable, pero no en un político, que tiene la responsabilidad de gobernar y construir el mundo para el bienestar de la especie humana.
De hecho, es más que probable que la calamidad de mundo que nos están construyendo los políticos sea consecuencia de la torpeza y escasez de cultura, preparación y neuronas activas. Sin haber leído un sólo libro completo en sus vidas, lo lógico es que construyan una pocilga como la que nos rodea, llena de delincuentes, corruptos, ladrones, sinvergüenzas y miserables que asesinan la democracia, odian la libertad, desprecian la brillantes, despilfarran, cobran impuestos confiscatorios, llenan la política de estiércol y anteponen mil veces sus propios intereses al bien común.
Francisco Rubiales