Lo de Parot cabrea más que lo del Estatut
Nadie duda en los ámbitos políticos que la precampaña para las municipales de 2007 ha comenzado. No hay gobernante que desaproveche cualquier actividad para rentabilizar electoralmente lo realizado hasta ahora. Lógico, las próximas municipales en España serán el primer test de las generales de 2008 y en el PSOE saben que las bases y gran parte del electorado tienen el alma en vilo a cuenta de los pactos con los nacionalismos más radicales. Sobre todo cuando se acortan distancias en las encuestas con el PP y se tiene la impresión de que el presidente Rodriguez Zapatero está jugando una partida peligrosa, confiado en la debilidad del contrario, pero arriesgando su propia imagen y la de su partido. Las decisiones de la Fiscalía General de Estado en el asunto Henry Parot ha sido una de las señales de alarma más sólidas, que parecen confirmar la gestación de un intercambio de prisioneros a cambio del fin de ETA. Fe ciega es lo que ZP ha pedido a sus compañeros de partido que, por disciplina y algo más, la están poniendo a raudales. No es así en el votante socialista y mucho menos en esa masa de votantes indecisos o abstencionistas que solo acuden a las urnas cuando están muy cabreados. Léase el 14-M de 2004, cuando medio millón de inesperados votantes se enfadaron con Aznar, Acebes y Zaplana por la pésima gestión del 11-M y le dieron un vuelco a las elecciones generales. El PP está logrando despertar (y cabrear) a esos ciudadanos inquietos por tener un presidente jugando con el Estado a la ruleta rusa. Muchos de los 250 autocares que hoy ha llevado el PP-A a Málaga, estaban repletos de ciudadanos, no militantes, cabreados con la posible excarcelación de Parot en pocos años más. Algo que nadie está dispuesto a aceptar. Eso les cabrea mucho más que lo del Estatut. Ya verán, ya.