Pervirtiendo, degradando y demoliendo España

La actual presidencia de Pedro Sánchez es el final de un programa minuciosamente planeado desde hace años, consistente en degradar y desarmar las estructuras del poder en España, para que sus instituciones no funcionen y sea posible instaurar, sin obstáculos ni resistencias, una dictadura socialista-comunista.

El PSOE, bajo la batuta de Pedro Sánchez y su equipo de secuaces, ha desarbolado y desarmado a España, convirtiéndola en una nación indefensa, con todos sus espacios de poder en manos de socialistas, con los corruptos ejerciendo el poder, con sus instituciones defensivas desactivadas, con su Constitución irrespetada, con su separación de poderes hecha trizas y con un pueblo debilitado y confundido por la manipulación, la cobardía y el miedo.

Sánchez ha ido colocando a gente suya al frente de la policía, en los tribunales, en las fuerzas armadas, en la sanidad, en el sistema educativo, en las empresas públicas y en otros muchos espacios de poder para, en la hora de la verdad, poder controlar y dominar el país.

Los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire están desarbolados, con su espíritu de defensa de la Constitución desarmado, gracias a que los socialistas han ido colocando en los altos puestos y en el generalato a gente corrupta u obediente a las izquierdas, cuya misión era, desde un principio, trabajar a favor de la tiranía marxista.

Lo mismo que Sánchez ha hecho en la Fiscalía, en el Tribunal Constitucional y en el Congreso, lo ha hecho en muchos otros ámbitos del poder, incluyendo las nutridas capas del funcionariado, logrando que el país desprecie la libertad, deje de amar la democracia y no pueda defenderse de una tiranía como la suya.

La operación de degradar y pervertir el país, preparándolo para la dictadura, lleva muchos años funcionando, desde los tiempos de Zapatero, y está demostrando que el asalto funciona. Ni siquiera la Monarquía tiene hoy capacidad para frenar la tiranía sanchista.

Ni los partidos políticos han podido librarse de la infiltración programada. El sanchismo ha penetrado en las entrañas del PP y de VOX, colocando allí a gente infiltrada para corroerlos desde dentro.

Mientras que la policía nacional y las Fuerzas Armadas han sido penetradas hasta el tuétano por los agentes sanchistas, la Guardia Civil, por haberse resistido al asalto, hoy está vigilada, dotada con escasos medios y bajo sospecha, hasta el punto de que según algunos socialistas que conocen los planes, podría ser desmantelada en el año 2025.

Dentro del sistema de partidos, el único que resiste y planta cara al sanchismo es VOX, contra el que disparan al unísono la artillería del PSOE y del PP.

La cooperación del sanchismo con los partidos antiespañoles de Cataluña, Galicia y el País Vasco ha ido cultivándose durante los últimos años, asegurando a los golpistas y nacionalistas que odian a España que el socialismo colaborará en sus procesos de emancipación.

Además de la Guardia Civil, lo único que ha resistido el anticonstitucional y antidemocrático asalto sanchista ha sido parte de la Justicia, en especial el Consejo General del Poder Judicial, gracias a que el PP se ha cerrado en banda y se ha negado a renovarlo, cerrándole así el paso a la conquista que Sánchez tenía planificada.

La operación de control del poder realizada por el sanchismo es tan intensa y profunda que algunos expertos dudan que el Rey tenga capacidad de frenar el poder sanchista, ni siquiera convocando a los altos mandos de las Fuerzas Armadas, de la que teóricamente es el comandante supremo. Podría ocurrir que no fuera obedecido.

El último sueño del PSOE en su asalto a España es la complicidad del nacionalismo gallego en la operación de demoler la unidad y la solvencia de nuestra nación. En las elecciones gallegas de mañana, Sánchez pretende expulsar al PP del poder, entregar la presidencia de Galicia al BNG e incorporar a ese partido nacionalista a la jauría antiespañola que ya está nutrida de partidos catalanes y vascos llenos de odio antiespañol, todos ellos capitaneados por el sanchismo.
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