La entrevista que hizo Federico Jiménez Losantos a la nueva portavoz parlamentaria del Partido Popular, Soraya Saénz de Santamaría, en la mañana del martes 1 de abril, en la COPE, es un modelo de periodismo deleznable, tan degradado y antidemocrático como el que practicó Iñaki Gabilondo al entrevistar a Mariano Rajoy en la Cuatro de TV, en vísperas de las pasadas elecciones generales.
En ambas casos, los periodistas se dejaron dominar por su rechazo personal al entrevistado, al que acosaron con preguntas improcedentes que no buscaban tanto revelar la verdad como poner en ridículo al entrevistado. Esa pérdida de la independencia y ese partidismo descarado degradan el periodismo y lo elejan de la democracia, poniéndose al servicio de intereses que no son los de la sociedad.
Los casos de Jiménez Losantos y de Gabilondo tienen idénticos rasgos: entrevistas hostiles y parciales al adversario que contrastan con entrevistas sumisas y hasta lamiosas al amigo, que en el caso de Losantos fue, por ejemplo, Manuel Pizarro, y en el caso de Gabilondo fue Zapatero.
Desde este blog hemos defendido muchas veces a Fedelico Jiménez Losantos frente al acoso de sus adversarios y hemos afirmado que hasta daríamos la vida por defender el derecho de ese periodista a expresarse en las ondas, pero también decimos que con el comportamiento de ayer degrada la profesión y realiza un flaco favor a la democracia, a la que también degrada al practicar un periodismo que se aleja de la verdad, de la independencia y de la limpieza.
En ambas casos, los periodistas se dejaron dominar por su rechazo personal al entrevistado, al que acosaron con preguntas improcedentes que no buscaban tanto revelar la verdad como poner en ridículo al entrevistado. Esa pérdida de la independencia y ese partidismo descarado degradan el periodismo y lo elejan de la democracia, poniéndose al servicio de intereses que no son los de la sociedad.
Los casos de Jiménez Losantos y de Gabilondo tienen idénticos rasgos: entrevistas hostiles y parciales al adversario que contrastan con entrevistas sumisas y hasta lamiosas al amigo, que en el caso de Losantos fue, por ejemplo, Manuel Pizarro, y en el caso de Gabilondo fue Zapatero.
Desde este blog hemos defendido muchas veces a Fedelico Jiménez Losantos frente al acoso de sus adversarios y hemos afirmado que hasta daríamos la vida por defender el derecho de ese periodista a expresarse en las ondas, pero también decimos que con el comportamiento de ayer degrada la profesión y realiza un flaco favor a la democracia, a la que también degrada al practicar un periodismo que se aleja de la verdad, de la independencia y de la limpieza.