Los tres protagonistas de la batalla por el socialismo andaluz
Una de las primeras medidas que Sánchez tomará si gana las elecciones será la ejecución política de Susana Díaz, que será sustituida, con toda probabilidad, por María Jesús Montero, la última ministra de Hacienda del gobierno de Sánchez, antigua "amiga" de Susana, pero hoy convertida al "sanchismo", del que es uno de sus arietes.
No hace mucho, un amigo socialista me dijo que los susanistas preparan su venganza contra Pedro Sánchez con un silencioso boicot el 28 de abril, un día en el que los cientos de miles de socialistas andaluces que temen que el sanchismo se haga con el control del partido se quedarán en sus casas, absteniéndose, para evitar así que Sánchez arrase en las elecciones, gobierne y culmine no sólo la defenestración de Susana sino también el fin de la independencia y hegemonía del socialismo andaluz, que quedará sometido.
Una de las claves del 28 de abril se juega en Andalucía, donde se encuentra el principal caladero de votos del socialismo español. Todos saben que si gran parte de los partidarios de Susana no acuden a votar, la victoria de Sánchez será imposible. Esa lucha intestina es la que explica que Pedro Sánchez abriera anoche la campaña electoral en la localidad sevillana de Dos hermanas, donde el alcalde, Francisco Toscano, es una de las piezas fundamentales del sanchismo andaluz. Toscano le dijo a María Jesús Montero, la ya designada bajo cuerda como sucesora de Susana: "Hoy eres ministra, pero mañana podrás ser lo que quieras", refiriéndose, sin duda, a que le espera, a la vuelta de la esquina, el liderazgo del PSOE de Andalucía.
Los socialistas andaluces se encuentran frente a un gran dilema, que se refleja en cada agrupación, donde se vive intensa y cercanamente la pugna interna entre los partidarios de Susana y los de Sánchez, una batalla en la que no sólo se juega el liderazgo sino también el modelo de socialismo que debe imperar en el PSOE y la hasta ahora sólida hegemonía y parcial independencia del socialismo andaluz en el conjunto de las federaciones socialistas de España.
Los partidarios de Susana abominan de las alianzas de Sánchez con los indeseables de BILDU y el independentismo catalán, sus socios en el anterior gobierno y a los que se unirá de nuevo si quiere gobernar. Los antisanchistas quieren un socialismo que anteponga el bien de España a cualquier otro valor y creen que el gobierno ideal debe ser el que surja de una alianza con Ciudadanos, un matrimonio que ya se experimentó en Andalucía con éxito en la anterior legislatura.
A la pugna existente se une la resistencia a que María Jesús Montero sea designada, como está previsto, para que sustituya a Susana al frente del PSOE de Andalucía, donde una parte importante de la militancia y de la red clientelar parece dispuesta a impedirlo.
Los apoyos de Susana no son pocos, pero nadie sabe si serán suficientes para evitar la ejecución que prepara Sánchez. Cuenta con una parte todavía importante del socialismo andaluz, aunque en proceso de declive, con la mayoría de la red clientelar y con el apoyo de los partidos que integran la nueva Junta, que también prefieren tener enfrente a Susana antes que a Sanchez y a sus peones, de los que no se fían y a los que acusan de una ambición desmedida y suicida, capaz de sacrificarlo todo, incluso la dignidad y el futuro de España, con tal de gobernar.
Al bloque "susanista" se unen muchos empresarios y profesionales, alcaldes y piezas importantes de la sociedad civil, incluyendo universidades, instituciones financieras, el tercer sector sin único de lucro y la mayoría de los medios de comunicación, todo un mundo que está agradecido por las subvenciones, facilidades y negocios que les aportó el susanismo en los últimos años.
Francisco Rubiales
No hace mucho, un amigo socialista me dijo que los susanistas preparan su venganza contra Pedro Sánchez con un silencioso boicot el 28 de abril, un día en el que los cientos de miles de socialistas andaluces que temen que el sanchismo se haga con el control del partido se quedarán en sus casas, absteniéndose, para evitar así que Sánchez arrase en las elecciones, gobierne y culmine no sólo la defenestración de Susana sino también el fin de la independencia y hegemonía del socialismo andaluz, que quedará sometido.
Una de las claves del 28 de abril se juega en Andalucía, donde se encuentra el principal caladero de votos del socialismo español. Todos saben que si gran parte de los partidarios de Susana no acuden a votar, la victoria de Sánchez será imposible. Esa lucha intestina es la que explica que Pedro Sánchez abriera anoche la campaña electoral en la localidad sevillana de Dos hermanas, donde el alcalde, Francisco Toscano, es una de las piezas fundamentales del sanchismo andaluz. Toscano le dijo a María Jesús Montero, la ya designada bajo cuerda como sucesora de Susana: "Hoy eres ministra, pero mañana podrás ser lo que quieras", refiriéndose, sin duda, a que le espera, a la vuelta de la esquina, el liderazgo del PSOE de Andalucía.
Los socialistas andaluces se encuentran frente a un gran dilema, que se refleja en cada agrupación, donde se vive intensa y cercanamente la pugna interna entre los partidarios de Susana y los de Sánchez, una batalla en la que no sólo se juega el liderazgo sino también el modelo de socialismo que debe imperar en el PSOE y la hasta ahora sólida hegemonía y parcial independencia del socialismo andaluz en el conjunto de las federaciones socialistas de España.
Los partidarios de Susana abominan de las alianzas de Sánchez con los indeseables de BILDU y el independentismo catalán, sus socios en el anterior gobierno y a los que se unirá de nuevo si quiere gobernar. Los antisanchistas quieren un socialismo que anteponga el bien de España a cualquier otro valor y creen que el gobierno ideal debe ser el que surja de una alianza con Ciudadanos, un matrimonio que ya se experimentó en Andalucía con éxito en la anterior legislatura.
A la pugna existente se une la resistencia a que María Jesús Montero sea designada, como está previsto, para que sustituya a Susana al frente del PSOE de Andalucía, donde una parte importante de la militancia y de la red clientelar parece dispuesta a impedirlo.
Los apoyos de Susana no son pocos, pero nadie sabe si serán suficientes para evitar la ejecución que prepara Sánchez. Cuenta con una parte todavía importante del socialismo andaluz, aunque en proceso de declive, con la mayoría de la red clientelar y con el apoyo de los partidos que integran la nueva Junta, que también prefieren tener enfrente a Susana antes que a Sanchez y a sus peones, de los que no se fían y a los que acusan de una ambición desmedida y suicida, capaz de sacrificarlo todo, incluso la dignidad y el futuro de España, con tal de gobernar.
Al bloque "susanista" se unen muchos empresarios y profesionales, alcaldes y piezas importantes de la sociedad civil, incluyendo universidades, instituciones financieras, el tercer sector sin único de lucro y la mayoría de los medios de comunicación, todo un mundo que está agradecido por las subvenciones, facilidades y negocios que les aportó el susanismo en los últimos años.
Francisco Rubiales