¿Lágrimas de cocodrilo, de rabia o auténticas? Nadie conoce el profundo y oscuro interior del "doctor"
Nicolás Redondo y Joaquín Leguina han sido los primeros purgados por el PSOE de Pedro Sánchez tras el desastre del 4M en Madrid. Algunos pelotas del sanchismo ya hablan bajito de expulsar también a Felipe González. El mismo día 5, un día después del desastre electoral del PSOE en las muy recientes elecciones madrileñas, Moncloa filtró su deseo de acelerar las primarias de su partido en Andalucía para expulsar del poder a Susana Díaz. Pero la criba no acabará ahí. Pedro Sánchez prepara una limpia general en el PSOE que afectará a todas las regiones y agrupaciones socialistas.
Tipos como Emiliano García Page, presidente de Castilla la Mancha, y otros clásicos socialistas, algunos por ser críticos y otros por ser indiferentes, van a ser "ejecutados" por el tirano, que ya teme ser derrotado en las elecciones generales y quiere aterrizar, cuando eso ocurra, en un partido cien por cien leal y sometido.
Ante la derrota sufrida en Madrid, el sanchismo reacciona con rabia, ahondando en su crueldad innata, preparando la navaja para sajar carne. Millones de españoles creemos que es un error, pero, al parecer, los sanchistas mas entusiastas creen que el lenguaje de los cuchillos es el único eficaz.
Personalmente, creo que esa crueldad sólo conseguirá alimentar el rechazo a Sánchez y a su mundo cruel y torpe, el que está conduciendo a España hacia el fracaso y la ruina. Ese hombre no para de maltratar a los ciudadanos, de meterles el miedo en el cuerpo, de amenazarlo con subidas de impuestos, peajes en las carreteras, reducciones de velocidad, pensiones en peligro, fascistas que no existen y un largo etcétera, como si sólo supiera gobernar bajo el terror.
Con ese estilo, Sánchez sólo va a conseguir que las elecciones generales se conviertan en una cruzada contra el mal, representado por él mismo.
Hay axiomas y sentencias que encierran verdades inalterables, como el que dice que "el poder absoluto corrompe absolutamente" o el que afirma que "El mal engendra más mal". Son aplicables al sanchismo, que ha puesto siempre más énfasis en el poder que en el servicio, en la mentira que en la verdad, en el odio que en el amor, y que entiende la política y el liderazgo como una mezcla siniestra de divisiones, mentiras, odios, rencores y abusos. Bajo el sanchismo, los buenos son maltratados y los malos son premiados. Ahí están para demostrarlo los bolcheviques de Podemos, los amigos del terrorismo reunidos en BILDU, los independentistas y golpistas catalanes y los egoístas del PNV, todos ellos premiados y agasajados por acompañar a Sánchez en la dirección de la pobre España.
La única receta que se ha mostrado eficaz contra el sanchismo es la que ha aplicado Isabel Díaz Ayuso en Madrid. Ella se dio cuenta de que el punto débil del sanchismo es el propio Sánchez, un tipo tan cruel e inhumano que despierta rechazo masivo en España, salvo en los sectores que se reparten entre ellos el botín de España y se alegran de su destrucción.
A la actual presidenta de Madrid le bastó convertir las elecciones en un plebiscito contra el sanchismo para arrasar.
Francisco Rubiales
Tipos como Emiliano García Page, presidente de Castilla la Mancha, y otros clásicos socialistas, algunos por ser críticos y otros por ser indiferentes, van a ser "ejecutados" por el tirano, que ya teme ser derrotado en las elecciones generales y quiere aterrizar, cuando eso ocurra, en un partido cien por cien leal y sometido.
Ante la derrota sufrida en Madrid, el sanchismo reacciona con rabia, ahondando en su crueldad innata, preparando la navaja para sajar carne. Millones de españoles creemos que es un error, pero, al parecer, los sanchistas mas entusiastas creen que el lenguaje de los cuchillos es el único eficaz.
Personalmente, creo que esa crueldad sólo conseguirá alimentar el rechazo a Sánchez y a su mundo cruel y torpe, el que está conduciendo a España hacia el fracaso y la ruina. Ese hombre no para de maltratar a los ciudadanos, de meterles el miedo en el cuerpo, de amenazarlo con subidas de impuestos, peajes en las carreteras, reducciones de velocidad, pensiones en peligro, fascistas que no existen y un largo etcétera, como si sólo supiera gobernar bajo el terror.
Con ese estilo, Sánchez sólo va a conseguir que las elecciones generales se conviertan en una cruzada contra el mal, representado por él mismo.
Hay axiomas y sentencias que encierran verdades inalterables, como el que dice que "el poder absoluto corrompe absolutamente" o el que afirma que "El mal engendra más mal". Son aplicables al sanchismo, que ha puesto siempre más énfasis en el poder que en el servicio, en la mentira que en la verdad, en el odio que en el amor, y que entiende la política y el liderazgo como una mezcla siniestra de divisiones, mentiras, odios, rencores y abusos. Bajo el sanchismo, los buenos son maltratados y los malos son premiados. Ahí están para demostrarlo los bolcheviques de Podemos, los amigos del terrorismo reunidos en BILDU, los independentistas y golpistas catalanes y los egoístas del PNV, todos ellos premiados y agasajados por acompañar a Sánchez en la dirección de la pobre España.
La única receta que se ha mostrado eficaz contra el sanchismo es la que ha aplicado Isabel Díaz Ayuso en Madrid. Ella se dio cuenta de que el punto débil del sanchismo es el propio Sánchez, un tipo tan cruel e inhumano que despierta rechazo masivo en España, salvo en los sectores que se reparten entre ellos el botín de España y se alegran de su destrucción.
A la actual presidenta de Madrid le bastó convertir las elecciones en un plebiscito contra el sanchismo para arrasar.
Francisco Rubiales