Pedro Sánchez parece un patriota en la actual campaña electoral, pero es un patriota con poca credibilidad. Es un tipo impredecible que funciona al margen de la lógica. Puede decir algo y lo contrario al mismo tiempo. En Andalucía ha hablado de la necesidad de luchar contra la corrupción del PP, cuando su partido, el PSOE, ha convertido Andalucía en el peor nido de víboras corruptas de toda Europa. Le da igual decir cosas absurdas. La dice y basta.
Parece un loco y quizás lo sea, pero también tiene rasgos de genio. Ha logrado hacerse con el poder absoluto dentro del PSOE y ha neutralizado y domesticado a todos, incluso a vacas sagradas como Felipe González y Alfonso Guerra, a los que ha despojado de poder e influencia. Fue defenestrado por su propio partido, pero apeló sabiamente a lo único que es sagrado en un partido de masas, a las bases, y éstas le devolvieron el poder. Su archienemiga, la andaluza Susana Díaz, es ahora un perrito faldero que menea la cola a su lado.
Aseguran que es el mejor discípulo de Zapatero, pero Sánchez supera en todo al peligroso contador de nubes.
Llegó al poder mediante una moción de censura triunfante contra Mariano Rajoy, que fue, probablemente, el más irresponsable e inútil presidente de gobierno desde la muerte de Franco. Se alió con lo peor de España para derrocar a Rajoy, con pro terroristas, independentistas y comunistas totalitarios. Parecía que pagaría ese pecado con la derrota, pero ganó las elecciones y el pueblo, hipnotizado por su guapa verborrea, creyó en él.
Jugó con todos durante meses y forzó unas nuevas elecciones, que también espera ganar. Decía que quería pactar, pero no hizo nada por dialogar. Es un grano en el culo de España, pero un grano que al parecer satisface a los suficientes masoquistas que existen por las calles y plazas para que le den nuevamente el triunfo electoral.
Ha demonizado a VOX y lo ha arrinconado en la extrema derecha, sin ser propiamente un partido de extrema derecha. Ha dinamitado a Podemos, ha asfixiado a Ciudadanos y ha alimentado el bipartidismo, resucitando a un PP que, tras el desastre de Rajoy, estaba contra las cuerdas, medio noqueado. Puede que sea inculto y tonto; incluso es un mentiroso que plagia su tesis doctoral y que publica libros que él no ha escrito, como algunos dicen, pero es un tonto audaz y sin frenos que transforma España.
En Europa carece de prestigio y en el concierto mundial no es valorado. Es un despilfarrador que no tiene escrúpulos en endeudar más a un país que ya está en la ruina y en engordar todavía más un Estado que ya es el mas grueso y desproporcionado de Europa, con más políticos a cargo del erario que Alemania, Francia e Inglaterra juntos.
Es un demonio con disfraz del que todos hablan, unos para defenderle con fanatismo y otros para decir que es poco menos que el anticristo. Sus enemigos le acusan de empujar a España hacia el precipicio y querer destruir el país, la monarquía y el mismo sistema, mientras sus defensores dicen de él que es el salvador que España necesita para salir del foso.
Son tantas sus contradicciones y sombras que nadie sabe qué es y donde están sus límites. Personalmente creo que no tiene límites y que lo que aspira es a ser "el dueño del cosmos". También creo que es un genio con psicopatías graves, peligroso, a veces brillante, a veces ridículo, jamás indiferente, capaz de ganarse amigos y enemigos eternos, todo un elemento digno de estudio en las universidades y en los centros médicos.
Francisco Rubiales
Parece un loco y quizás lo sea, pero también tiene rasgos de genio. Ha logrado hacerse con el poder absoluto dentro del PSOE y ha neutralizado y domesticado a todos, incluso a vacas sagradas como Felipe González y Alfonso Guerra, a los que ha despojado de poder e influencia. Fue defenestrado por su propio partido, pero apeló sabiamente a lo único que es sagrado en un partido de masas, a las bases, y éstas le devolvieron el poder. Su archienemiga, la andaluza Susana Díaz, es ahora un perrito faldero que menea la cola a su lado.
Aseguran que es el mejor discípulo de Zapatero, pero Sánchez supera en todo al peligroso contador de nubes.
Llegó al poder mediante una moción de censura triunfante contra Mariano Rajoy, que fue, probablemente, el más irresponsable e inútil presidente de gobierno desde la muerte de Franco. Se alió con lo peor de España para derrocar a Rajoy, con pro terroristas, independentistas y comunistas totalitarios. Parecía que pagaría ese pecado con la derrota, pero ganó las elecciones y el pueblo, hipnotizado por su guapa verborrea, creyó en él.
Jugó con todos durante meses y forzó unas nuevas elecciones, que también espera ganar. Decía que quería pactar, pero no hizo nada por dialogar. Es un grano en el culo de España, pero un grano que al parecer satisface a los suficientes masoquistas que existen por las calles y plazas para que le den nuevamente el triunfo electoral.
Ha demonizado a VOX y lo ha arrinconado en la extrema derecha, sin ser propiamente un partido de extrema derecha. Ha dinamitado a Podemos, ha asfixiado a Ciudadanos y ha alimentado el bipartidismo, resucitando a un PP que, tras el desastre de Rajoy, estaba contra las cuerdas, medio noqueado. Puede que sea inculto y tonto; incluso es un mentiroso que plagia su tesis doctoral y que publica libros que él no ha escrito, como algunos dicen, pero es un tonto audaz y sin frenos que transforma España.
En Europa carece de prestigio y en el concierto mundial no es valorado. Es un despilfarrador que no tiene escrúpulos en endeudar más a un país que ya está en la ruina y en engordar todavía más un Estado que ya es el mas grueso y desproporcionado de Europa, con más políticos a cargo del erario que Alemania, Francia e Inglaterra juntos.
Es un demonio con disfraz del que todos hablan, unos para defenderle con fanatismo y otros para decir que es poco menos que el anticristo. Sus enemigos le acusan de empujar a España hacia el precipicio y querer destruir el país, la monarquía y el mismo sistema, mientras sus defensores dicen de él que es el salvador que España necesita para salir del foso.
Son tantas sus contradicciones y sombras que nadie sabe qué es y donde están sus límites. Personalmente creo que no tiene límites y que lo que aspira es a ser "el dueño del cosmos". También creo que es un genio con psicopatías graves, peligroso, a veces brillante, a veces ridículo, jamás indiferente, capaz de ganarse amigos y enemigos eternos, todo un elemento digno de estudio en las universidades y en los centros médicos.
Francisco Rubiales