Una de las miles de imágenes que plasman la maldad de Pedro Sánchez, creada por españoles en rebeldía.
Luchar contra un personaje como Pedro Sánchez es un deber democrático y una apuesta por el bien común, la libertad y la Justicia. Dejar libre a un bandolero sádico constituye un peligro para toda la comunidad. Si ese bandolero, además, tiene poder, como es el caso de Sánchez, dejarle actuar representa un peligro para la nación entera, la cultura y los valores.
Cualquier arma eficaz es buena para la lucha contra ese sanchismo que nos empeora y nos degrada a todos, desde las pitadas callejeras hasta las manifestaciones, el boicot, la rebeldía fiscal, la huelga general y otras que frenen la destrucción de España, de sus valores y de su futuro como nación.
Hay que presionar a los grandes damnificados del sanchismo para que se alcen contra él y desplieguen una lucha democrática y pacífica que no cese hasta que sea expulsado y juzgado `por los estragos causados a España y a los españoles. Ël es un forajido de la política que ha llegado al extremo de asesinar el Estado de Derecho y la Justicia sólo para permanecer en el poder.
Exceptuando los odios mortales desatados en la II República y la Guerra Civil, donde se asesinaba al adversario y al inocente por igual, se quemaban iglesias, se violaba a las monjas y se practicaban todo tipo de venganzas rastreras, no ha existido en España un político tan entusiasta promotor del odio como Pedro Sánchez, comparable sólo con aquella España decadente y desgraciada que tuvo que padecer al valido Godoy y al rey felón Fernando VII.
Sánchez pasará a la Historia, sin duda alguna, como un miserable que destrozó la convivencia y degeneró la política española hasta límites inimaginables.
Sus estragos ya han causado el fin de muchos valores y sentimientos nobles y provocará muchos más en el futuro, quizás la destrucción de España y, con seguridad, el hundimiento del socialismo, la institucionalización de la mentira, el engaño, el rencor y la envidia, la más profunda división en la patria y daños difícilmente reparables en la democracia, la Justicia, las libertades, los derechos y el respeto al Estado, envilecido por su política de baja estofa.
Sánchez es un enemigo de la civilización cuyos daños trascienden las fronteras de España. El amor y los grandes valores humanos, como el respeto al derecho ajeno, la libertad y el carácter sagrado e intocable de la convivencia son rasgos de la cultura universal nacidos en Grecia y Roma y enriquecidos por el humanismo cristiano que Pedro Sánchez está destrozando en España, contaminando con su ejemplo al resto de la Humanidad, como también lo han hecho los hermanos Castro, Stalin, Hitler, Ceaucescu, Daniel Ortega, Hugo Chaves y muchos otros tiranos desalmados. Entre todos ello han apuñalado los grandes logros de la civilización humana, con el respeto mutuo y el amor.
La lucha contra el mal se llama hoy en España "rebelión contra el sanchismo" y es un deber ineludible para toda persona de bien.
Francisco Rubiales
Cualquier arma eficaz es buena para la lucha contra ese sanchismo que nos empeora y nos degrada a todos, desde las pitadas callejeras hasta las manifestaciones, el boicot, la rebeldía fiscal, la huelga general y otras que frenen la destrucción de España, de sus valores y de su futuro como nación.
Hay que presionar a los grandes damnificados del sanchismo para que se alcen contra él y desplieguen una lucha democrática y pacífica que no cese hasta que sea expulsado y juzgado `por los estragos causados a España y a los españoles. Ël es un forajido de la política que ha llegado al extremo de asesinar el Estado de Derecho y la Justicia sólo para permanecer en el poder.
Exceptuando los odios mortales desatados en la II República y la Guerra Civil, donde se asesinaba al adversario y al inocente por igual, se quemaban iglesias, se violaba a las monjas y se practicaban todo tipo de venganzas rastreras, no ha existido en España un político tan entusiasta promotor del odio como Pedro Sánchez, comparable sólo con aquella España decadente y desgraciada que tuvo que padecer al valido Godoy y al rey felón Fernando VII.
Sánchez pasará a la Historia, sin duda alguna, como un miserable que destrozó la convivencia y degeneró la política española hasta límites inimaginables.
Sus estragos ya han causado el fin de muchos valores y sentimientos nobles y provocará muchos más en el futuro, quizás la destrucción de España y, con seguridad, el hundimiento del socialismo, la institucionalización de la mentira, el engaño, el rencor y la envidia, la más profunda división en la patria y daños difícilmente reparables en la democracia, la Justicia, las libertades, los derechos y el respeto al Estado, envilecido por su política de baja estofa.
Sánchez es un enemigo de la civilización cuyos daños trascienden las fronteras de España. El amor y los grandes valores humanos, como el respeto al derecho ajeno, la libertad y el carácter sagrado e intocable de la convivencia son rasgos de la cultura universal nacidos en Grecia y Roma y enriquecidos por el humanismo cristiano que Pedro Sánchez está destrozando en España, contaminando con su ejemplo al resto de la Humanidad, como también lo han hecho los hermanos Castro, Stalin, Hitler, Ceaucescu, Daniel Ortega, Hugo Chaves y muchos otros tiranos desalmados. Entre todos ello han apuñalado los grandes logros de la civilización humana, con el respeto mutuo y el amor.
La lucha contra el mal se llama hoy en España "rebelión contra el sanchismo" y es un deber ineludible para toda persona de bien.
Francisco Rubiales